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La de cabellos castaños se dirigía hacia la orden de las aguilas plateadas.
La joven se dedicaba de la limpieza del lugar, era dedicada y bastante buena en su trabajo.
Normalmente siempre iba muy temprano, para que los caballeros no la vieran limpiando, no quería molestar.
Pero hoy, Emy no se sentia muy bien, así que se quedó un par de horas mas descansando en su casa, y aunque no fue el suficiente tiempo para que se recuperase, al menos tenía la suficiente fuerza como para moverse.
Ya allí, se dedicó primero a limpiar los cristales, de vez en cuando la cabeza le daba algunas punzadas, cada vez mas intensas, prefirió no darle importancia y siguió con su trabajo.
Desafortunadamente, los caballeros de la orden ya comenzaban a vagabundear por ahí, mucho, por no decir todos, miraban con repugnancia a la muchacha.
Esto no le importaba, solo debía hacer su trabajo e irse, no le importaba lo que opinaran sobre ella.
— ¡Ahh, joder! ¡¿Quién mierda se ha puesto a fregar el suelo?!
La pequeña muchacha se sobresaltó al escuchar aquél grito, ya se había metido en problemas.
— lo siento señor, no se ha secado aún y no he podido poner el cartel de... — un golpe en su rostro no tardó en llegar
La fuerza con la que la había golpeado la tiró al suelo, haciéndose daño en su muñeca y tobillo.
— ¿quién te crees para dirigirme la palabra? Solo eres una cualquiera, una sucia plebeya
Y justo cuando iba a golpear de nuevo, esta vez dirigiendole una patada, una voz entre grave y suave se hizo en la sala.
— ¿que ocurre aquí?
Un hombre de gran atractivo se acercó a Emy, esta se encontraba embobada con el hombre frente a él.
"¿un angel? " - pensó Emy
La feroz mirada de aquél joven de cabellera plateada fue suficiente para que aquél abusador se fuera corriendo despavorido.
Los ojos del hombre plateado se dirigieron a la chica, en sus ojos podía verse aquél sentimiento de superioridad y gran ego que Emy ya conocía a la perfección.
— ¿que haces aún tirada en el suelo? Termina tu trabajo y lárgate
A pesar de que sus ojos irradiaran odio y asco, no se había movido de su lugar seguía estando ahí.
Con bastante esfuerzo, Emy pudo levantarse, mas no pudo dar ningún paso, realmente le dolía el tobillo.
