Estabas nerviosa de como actuaría, justo hace poco habían tenido una pequeña pelea y aquello te tenía insegura.
¿Y si no quería tener un bebé contigo?
Le dijiste a Yami que tenias que hablar con él de algo importante, así que quedaron en hablar en su habitación en la noche.
— dime, que ocurre
Aún seguías peleados así que se podía notar la tensión en el ambiente.
El hombre se encontraba nervioso aunque no lo aparentara.
Últimamente habíais tenido algunas discusiones, no eran por motivos muy serios, como por ejemplo, dejar un yogurt en la nevera que era tuyo y que luego Yami siempre se lo comía, cosas por el estilo.
A Yami se le pasó la idea de que era posible que quisieras cortar con él, y eso lo puso más nervioso, no sabría como enfrentar esa situación.
— Yami, esto... Emm... — te costaba decirselo pero no podías ocultarlo por más tiempo, antes de que sea demasiado tarde — estoy embarazada
Al no escuchar respuesta, las lagrimas no tardaron en aparecer, y con tristeza te frotaste el vientre sin saber que hacer.
¿Que harias ahora? ¿Que ocurriría con el bebé?
— Oe... — la mano grande y gruesa de Yami se posó en tu rostro — ¿porque lloras? Acaso... ¿Creías que iba a abandonarte o algo así?
Asentiste sin dejar de llorar y él, al ver tu respuesta frunció el ceño un poco molesto.
Jamás se le había pasado por la mente el romper contigo.
— Creí que sabías que amaba todo lo que se tratara y viniera de ti... — acarició tu cabeza con suavidad y luego se agacho para tocar tu vientre con cariño — que hayamos discutido no quiere decir que no te quiera, y menos que no quiera a nuestro hijo
Yami no solía mostrar mucho sus sentimientos, pero si se trataba de ti todo parecía cambiar en él, además no le gustaba verte llorar así que no le importó demostrarte lo que sentía sin con ello podía hacerte sentir mejor.
Él te abrazó con delicadeza y se quedaron así un buen rato hasta que Yami decidió hablar.
— creí que me dejarías...
— ¿uhmm? ¿A que te refieres? — preguntaste mientras te separabas un poco para verle
— nada, no es importante
Yami te agarró del brazo para volver a abrazarte, esta vez con algo más de fuerza que antes.
