- Wow que barco! - dije.
- ¿Te gusta? - dijo el viejo pescador - Si quieres te lo vendo. Yo ya no puedo pescar y no quiero que se quede aquí pudriéndose.
- Genial! A cuanto me lo dejas? - pregunté.
- Mmm... Que te parecen 2000 berries?
- Me parece bien. - respondí sonriendo.
Le di el dinero al hombre y me ayudó a volver a poner el barco al agua. Me explicó un par de particularidades que tenía el barco y, por fin, me fui a buscar nuevos lugares que visitar.
"Dónde podría ir primero?" pensé. Como no se me ocurría ningún lugar, dejé el barco a merced de la corriente pero yendo hacia el oeste.
- Qué nombre puedo ponerle al barco? - dije para mi misma. Tenía las velas de color turquesa y la madera era de un tono más bien claro.
- Ya sé! Se llamará Rose Blue. - dije. Rose era una amiga que tuve hace tiempo. Era una señora mayor que siempre me trataba bien y me invitaba a sus fiestas de tomar el té, que llevaba organizando desde antes que yo naciera. Pero un día murió y la verdad es que la echaba de menos. Y Blue era por el color de las velas.
Decidido esto y sin rumbo, me senté en la proa del barco y me eché a dormir un rato.
Al despertar sentí mi estómago rugir. "Vaya... Me muero de hambre", pensé. Saqué un par de frutas que traía en la mochila y me las comí. Después miré al horizonte y vi una isla grande, muy boscosa. Pude divisar que había una ciudad con una alta torre. Cogí el timón del Rose Blue y en una hora estaba amarrando el barco en el puerto de esa ciudad. Ya había oscurecido así que me dirigí al centro paseando por sus calles iluminadas con lucecitas. Parecía que se celebraba algo. Entré en un restaurante y pedí un plato para cenar. Cuando terminé me fijé en un chico sentado en la otra punta de donde yo estaba. Me recordaba mucho a alguien pero, como le veía de espaldas, no sabía quien era. Pagué y salí del restaurante. Buscaba la manera de llegar a la alta torre así que me metí por un callejón largo y estrecho. Era tarde y no había nadie por la calle. Fui caminando hasta que, inútil como solo yo puedo ser, me perdí. Vi un bar y entré a preguntar. La verdad es que no tenía una pinta muy agradable y no conseguí llegar a la barra sin que varios hombres se giraran y me dijeran groserías. Le pregunté al camarero cómo llegar a la torre y me dio instrucciones claras. Le di las gracias y me dirigí afuera. Pero cuando estaba llegando a la puerta un hombre alto y grande me agarró de la muñeca y me obligó a mirarle.
- Ya te vas, chica? Vamos, quédate un rato más con nosotros - dijo acercándose más a mi.
- Ni se te ocurra volver a tocarme - dije zafándome de su agarre.
- Así que la niñita es mala? Tendremos que castigarla - dijo y de inmediato tres hombres me agarraron y me rompieron la camisa. Intenté deshacerme de esos estúpidos pero no podía así que empecé a lanzar patadas. Le di a uno en las costillas, se dio contra una mesa al caer y se quedó desmayado. El que me había hablado antes enfureció y me dio un golpe en la cara que ni noté debido a la adrenalina del momento. Otro hombre me agarró una pierna y entre los que quedaban sujetándome de los brazos me tiraron al suelo. En ese momento empecé a temer por lo que pudieran hacerme.
- Ayuda! - comencé a gritar pero nadie hacía nada - Es que nadie va a hacer nada?!? Por favor ayuda!!
Esos hijos de puta me sacaron del bar y me llevaron a un callejón estrecho. Comenzaron a sacarme lo que quedaba de camisa.
- No! No me toquéis!
"Si tan solo pudiese liberar una de mis manos podría alcanzar la katana...", pensé. Comenzaron a romperme los pantalones. "Hasta aquí he llegado". Hice un movimiento brusco con mi mano derecha y conseguí liberarme. "Bien!" Busqué el mango de la katana a ciegas hasta que conseguí agarrarla. Sonreí.
- Por qué sonríes, puta? - dijo el asqueroso alto y grande sorprendido.
-Porqué vais a morir.
Desenvainé la katana y le corte la mano al que me sujetaba el brazo izquierdo. Empezó a chillar mientras le salía sangre a chorro. Le di un puñetazo al asqueroso y cayó hacia atrás, dándole al que me agarraba el pie. Me levanté y atravesé en el corazón al que me había estado sujetando el brazo derecho. Seguido me dirigí hacia el que me había agarrado el pie y le rajé el cuello. Finalmente llegué donde estaba el más asqueroso de todos. Comenzó a rogar por su vida. Iba lleno de sangre y tenía el pantalón desabrochado con su cosa fuera, listo para violar a la primera que pasara.
- Tranquilo, no te mataré. Túmbate boca arriba. - dije con voz neutral pero autoritaria.
- Que? Que quieres de mi? - estaba temblando.
- TÚMBATE AHORA!
Se asustó y se tumbó inmediatamente.
- Sujeta tu "cosita" - dije.
- No, por favor! No me hagas nada!
- Acaso tu has parado cuando yo te lo pedía a gritos? Haz lo que te he dicho. Hazlo ya.
El hombre lloraba y temblaba más que un flan pero lo hizo. Sin más esperas agarré fuerte la katana y corté lo que seguramente había hecho daño a muchas mujeres. El hombre empezó a chillar como un cerdo al que iban a matar. "Qué ironía", pensé.
- Dios mío! Como duele! Asesina! Mutiladora!- ese cerdo no paraba de chillar y me molestaba.
- Cállate o lo siguiente que te cortaré será la lengua.
Se calló al momento. Le di un golpe fuerte en la cabeza y se desmayó. Mojé mis dedos en el gran charco de sangre que había y escribí en una de las paredes del callejón "VIOLADORES". Después de eso me fui siguiendo las instrucciones del camarero hacia la torre alta. Mi camisa se había quedado allí pero aun tenía mis pantalones así que iba semi-desnuda. Era muy tarde y hacía frío. Me abracé a mi misma y me senté al lado de unos cubos de basura. Dormiría aquí y por la mañana ya iría a la torre. Antes de cerrar los ojos tuve una sensación extraña, como si alguien me observara, pero pensé que el hecho de haber estado a punto de ser forzada estaba influyendo en mis sentidos así que me obligué a dejar la mente en blanco y dormir.
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Piratas (One Piece)
Fanfiction___, una chica abandonada por su padre y huérfana de madre vive sola en un pequeño pueblo de una isla. La vida dura que ha llevado desde pequeña la ha hecho fuerte y autosuficiente pero tambien desconfiada y fría ante los sentimientos que ella pueda...