Capitulo 9

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La calidez del sol que entraba por la ventana me despertó y una sensación de tranquilidad y calma me inundó. Abrí los ojos lentamente porqué el sol me cegaba. Estaba sola en la habitación y la cama de Zoro estaba bien hecha. Vi que Nami me había dejado un pantalón y una camiseta en una silla y se lo agradecí mucho porqué mi ropa estaba sucia. Me duché en el baño de la habitación, me cambié y salí para ir a desayunar.

Entré al comedor y Sanji se acercó a mi rápidamente y me cogió la mano.

- Qué haces?! - le pregunté alarmada. No me gustaba que me tocaran sin permiso.

- Oh! Querida ___-chan! Qué ganas tenía de verte en esta maravillosa mañana! - parecía que le salían corazones de los ojos - Qué quieres desayunar? Zumo? Café? Unas tostadas? - preguntó.

Yo estaba alucinando. Me deshice de su agarre y me senté a la mesa.

- Emmm... Supongo que un zumo y una tostada estaría bien - le dije.

- Enseguida querida ___-chan! - contestó.

En unos pocos minutos ya lo tenía listo. Me lo sirvió y me fijé que había dibujado un corazón en las tostadas.

- Muchas gracias. Tiene muy buena pinta - le dije.

- De nada ___-chan, estoy a tu servicio - dijo haciendo una reverencia.

Comí el desayuno y la verdad es que estaba delicioso. Antes de salir le agradecí a Sanji una vez más y me dirigí a cubierta. Vi que había unos árboles de mandarinas y me acerqué. Qué hacían estos árboles aquí?

- Son un recuerdo de mi pueblo - me sobresalté un poco. Era Nami - Yo vivía en Cocoyasi con mi hermana y mi madre adoptiva...

Me contó su historia y como Luffy, Zoro, Sanji y Usopp la ayudaron a liberar su pueblo. La verdad es que más que compañeros parecían todos una familia. Cuando terminó su historia, me dio a probar una de las mandarinas.

- Mmm! Está buenísima. Muchas gracias Nami - le dije.

- No es nada jajaja, cuando quieras un poco de vitaminas sube y coge alguna - me dijo con una sonrisa.

Después de eso escuchamos un estruendo y Nami se fue a regañar a Luffy. Yo me quedé un rato más al lado de los árboles viendo el mar y sintiendo el viento en mi rostro.

Me fijé que había una zona que parecía un gimnasio y me acerqué a ver como era. Abrí la puerta y vi que Zoro estaba entrenando.

- Perdona, no quería molestar - dije. Noté que hacía un poco de calor - Quieres que abra una ventana? Hace bastante calor.

Él me ignoró y siguió con sus ejercicios.

- No me has oído? - le miré fijamente - Digo si quieres que abra una ventana, que hace calor y apesta aquí dentro.

Seguía ignorándome. Puse los ojos en blanco y abrí una ventana. Me puse a hacer estiramientos al otro lado de donde él estaba.

Llevaba unos 20 minutos haciendo ejercicio cuando se acercó en silencio y cerró la ventana.

- Oye! Por qué cierras? Tengo calor! - le recriminé.

Otra vez no contestó y se fue a seguir con sus ejercicios.

- Maldito estúpido... - murmuré para mi misma.

- Qué has dicho? - dijo él desde el otro lado de la sala.

- Oh, ahora si me hablas? Qué demonios te pasa? - le dije.

- No me pasa nada - dijo dejando las pesas a un lado y acercándose poco a poco - La cosa es qué te pasa a ti. Estoy yo tan tranquilo entrenando y vienes a molestar.

- Te he preguntado dos veces lo de la ventana y me has ignorado completamente - dije - Ya te he dicho que no quería molestar, solo he abierto porqué hace calor y huele a sudor.

Se acercó más, lo tenía como a un metro. Podía ver su rostro sudado y como tenía la camiseta también un poco mojada por el sudor. Se le pegaba a su trabajado cuerpo.

- No quiero la ventana abierta y punto - dijo serio.

- Pero... - intenté hablar.

- Pero nada. Me molesta mucho escuchar a los demás gritando. Cuando entreno tengo que estar concentrado y con la ventana abierta no puedo - explicó.

- Si me hubieses dicho eso desde el principio no habría tenido problema en dejarla cerrada - le dije - Sin embargo me has ignorado completamente. Como tenía que saber yo esto? No soy adivina!

No contestó. Volvió donde estaba antes, cogió las pesas y siguió entrenando. Supongo que con eso se zanjaba la discusión.

No me apetecía seguir entrenando con él aquí así que salí de ahí y fui a comer. Sanji había preparado una ensalada de pasta y un poco de carne de segundo. Cuando terminé, fui a mi cuarto. Cogí mi ropa y me quité la que llevaba puesta y la lavé toda. La tendí y abrí la ventana del cuarto para que se secara mientras me daba una ducha rápida para limpiarme el sudor de antes. Me puse la ropa ya seca y la otra la guardé en un cajón.

Después estuve charlando con Sanji, Luffy y Usopp toda la tarde.

Pasaron los días y seguí entablando una relación con todos. Bueno, con casi todos. No sé por qué pero Zoro pero me evitaba todo lo que podía y solo me hablaba cuando estaba obligado y de malas maneras. Estaba muy distante.

- No te preocupes ____ - dijo Nami - A Zoro le cuesta mucho confiar en las personas.

- Pero fue él el que me trajo con vosotros. No significa eso que confía en mi? - pregunté yo disimulando mi sorpresa. "Acaso sabe leer la mente?" pensé.

- Seguramente - dijo ella - Lo que pasa es que Zoro ve más allá de la superficie de las personas. Si te trajo es porqué cree firmemente que eres de fiar y una buena persona.

- Con eso me quedo más tranquila pero no entiendo su actitud hacia mi - dije yo.

- Siempre ha sido distante con la mayoría - comentó Nami - Nos tiene cariño pero no lo muestra.

- Espero que por lo menos podamos ser amigos... - dije yo.

Piratas (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora