Capitulo 10

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Habían pasado unos veinticinco días desde que me uní a Luffy y compañía. Hacía muy buen día, el sol brillaba y el mar estaba en calma.

Justo habíamos terminado de comer y yo subí al cuarto que compartía con Zoro después de ayudar a quitar la mesa y lavar los trastes.

Cogí un libro y me senté en un sillón al lado de la ventana. Con la brisa que entraba y el sol de la tarde no me di cuenta y me quedé dormida.

Me desperté que ya empezaba a oscurecer y el aire era más frío. Vi que la luz del cuarto de baño estaba encendida. Parece que Zoro estaba en la ducha. Oí la puerta del baño y no quería hablar con él después de haber discutido otra vez esta mañana así que me hice la dormida. Tenía el libro encima de las piernas y, con mi mala suerte, se resbaló cayendo al suelo. "Mierda, se va a dar cuenta que no estoy dormida!" pensé para mi misma.

El viento me movió el pelo haciendo que cayera en mi cara, cosa que me provocó cosquillas. Yo luchaba por no moverme cuando escuché que sus pasos se acercaban a mi. Oí como cogía el libro del suelo y lo dejaba encima de la cama. Después sentí el olor de su champú y me puse nerviosa. Notaba su calor corporal cerca y su mirada sobre mi y pensaba que había descubierto que estaba fingiendo estar dormida. Pero en vez de eso, hizo algo que me puso la piel de gallina y un escalofrío recorrió mi columna. Con mucho cuidado, pasó sus dedos suavemente por mi rostro, recogiéndome el pelo detrás de la oreja. Esa suave caricia me sorprendió e hizo que casi se me cortara la respiración. Nunca habría imaginado que esas manos grandes y fuertes pudieran ser tan delicadas a la vez.

Oí que se alejaba y abría el armario para buscar ropa. Respiré un poco más tranquila, no me había descubierto. Esperé a que se vistiera para fingir que me despertaba.

- Hola. Ya es de noche? Qué hora es? - pregunté haciéndome la despistada.

- Son casi las nueve - contestó seco. Dónde había ido a parar esa delicadeza de hacía unos minutos? Ya volvía a ser el Zoro borde.

- Bueno, habrá que ir a cenar - dije ignorando sus malas formas.

- Si - contestó.

Salimos del cuarto y nos dirigimos al comedor. Los demás ya estaban ahí así que nos sentamos en los dos últimos lugares libres, separados en cada punta, y nos pusimos a comer con los demás.

Mientras comía, noté varias veces la mirada de Zoro en mi. Era extraño, se comportaba borde conmigo pero después tenía algún detalle como el de antes. Saqué esos pensamientos de mi cabeza y terminé de cenar.

Antes de irnos a dormir, Sanji nos ofreció un te a todos. Zoro lo rechazó y se fue al cuarto. Yo me quedé con Sanji y Usopp charlando un rato sobre el pasado, así me ponían al día de sus historias. Hacia las 12 de la noche subí al cuarto intentando hacer poco ruido. Entré y vi que Zoro estaba mirando al techo, así que no estaba dormido. Cogí el libro de antes, me metí en la cama y abrí una pequeña luz para leer un poco más.

- Cierra esa luz - dijo de repente Zoro.

- Perdona, termino el capitulo y la apago - le contesté.

No contestó pero oí como se levantaba y apagó mi luz.

- Oye! Te he dicho que ahora la apago! - le recriminé encendiendo de nuevo la luz.

- No puedo dormir con la luz encendida - dijo serio y mirándome a los ojos, de pie al lado de mi cama.

- Vale! Solo me falta media página, no te cuesta nada esperarte 30 segundos! - le dije disgustada. Me senté al borde de la cama mirándole - Igualmente no estabas durmiendo!

- Eso qué más da, te he dicho que la apagues - contestó.

- Este también es mi cuarto, tienes que respetarme igual que yo te respeto a ti - le dije.

- No haces más que molestarme. Cierra la luz y déjame dormir en paz - espetó y se giró de vuelta a su cama.

Me levanté y le cogí de la muñeca para que me mirara.

- Oye si tanto te molesto por qué me invitaste a unirme?! No tenías por qué hacerlo! - le dije más alto y disgustada.

- Te traje porqué no tenías adonde ir - dijo acercándose poco a poco a mi. Él era un poco más alto que yo, así que tenía que mirar un poco hacia arriba pero no me intimidaba para nada.

- Acaso ha sido por caridad? Por pena? Por lástima? - pregunté ofendida.

- No! No digas estupideces!- dijo él.

- Entonces por qué? - pregunté.

- Porqué sí - dijo seco.

Volví a sentarme en la cama, alejando la mirada de él.

- No tenías que salvarme cuando salté. Debiste dejarme ahí - volví a hablar esta vez casi susurrando.

- Qué has dicho? - preguntó serio.

- Nada, da igual. Buenas noches - dije. Apagué la luz y me tumbé de espaldas a él.

Él esperó unos segundos, resopló y oí que se metía en su cama.

El resto de noche la pasé en vela. Él tardó más de una hora pero finalmente oí que su respiración se hacía más profunda así que se había dormido.

La mañana siguiente me levanté temprano, justo empezaba a salir el sol. No había dormido nada. Cogí papel y lápiz y escribí:

"Gracias por estos días con vosotros. Nunca os agradeceré suficiente cómo me habéis acogido como si fuera una más de vosotros. Sois una gran familia, os queréis y os tenéis cariño y respeto entre vosotros.

Espero no haber sido mucha molestia para todos, aunque sé que a alguno de vosotros sí que le he incomodado y por eso pido disculpas.

Deseo que lleguéis a alcanzar todos vuestros objetivos y que sigáis unidos.

Besos, ___"

Dejé la nota encima de la mesita de noche, un poco debajo de la pequeña lámpara para que no volara y salí con cuidado de no hacer ruido. Subí al bote atado al final del barco y empecé a remar hasta una isla que se veía a lo lejos.

Mi viaje con la tripulación del Sombrero de Paja había sido breve pero intenso. Después de remar unas cuantas horas, llegué a la isla. Dejé el bote en un lugar un poco apartado de la playa y me adentré en el bosque.

Piratas (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora