Capitulo 6

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Solté todo lo que tenía en las manos y corrí.

- Apártense! Fuera de mi camino! - grité mientras empujaba a la gente - Joder, fuera!

Por fin llegué delante de mi querido Rose Blue. Empecé a tirar agua para apagar las llamas.

- Ayudadme! Mierda, traed agua o algo! - seguí gritando - Mi barco se quema, coño!

Nadie hacía nada. No movían ni un puto dedo. Cada vez estaba más furiosa.

- Joder! Es que nadie va a hacer nada?!? - grité.

- Porqué tendríamos que ayudar a una asesina? - gritó alguien entre la multitud que se había reunido alrededor.

- Eso! No te vamos a ayudar! - chilló otra persona.

Empezaron a abuchearme y a hacer ruido.

- Vete de aquí! Fuera! - chilló un hombre.

- Sí! Fuera de aquí asesina! - gritó una mujer.

- Acaso no se merecian morir esos hombres?!? - contesté yo, también chillando desesperada - Habían violado a más de una mujer y casi lo hacen conmigo! No me arrepiento de haberles matado!

Se hizo silencio durante unos segundos. Pensé que tal vez cambiarían de opinión, pero no fue así. Empezaron a gritar de nuevo. Las velas de mi Rose Blue se habían consumido por completo y el mástil y la cubierta empezaban a quemarse. No tenía nada que hacer. Se empezaba a hundir y no había vuelta atrás. Bajé del Rose Blue por última vez y miré desde la orilla del puerto, con la mano tocando la madera de la proa, hasta que las llamas empezaron a quemarme las palmas de las manos. Entonces, me eché para atrás y me entraron ganas de llorar pero reprimí mis lágrimas, no quería llorar delante de todos esos imbéciles.

En 15 minutos el Rose Blue se hundió definitivamente y yo me fui sin una dirección fija, solamente caminaba. Había perdido mi casa, mi medio de trabajo, mis ahorros invertidos... Todo. Así que ahora no tenía nada. Ni siquiera podía volver a mi antigua casa porqué estaba en otra isla.

Fui atravesando la ciudad hasta llegar al límite de esta, donde empezaba el bosque. Tenía algo de hambre y se estaba haciendo de noche así que me di prisa y pude recoger algún fruto y cenar. Después me dirigí a la playa. Quería dormir en la arena, que no sería tan dura como el tronco de un árbol o el suelo.

Cuando llegué ya era pasada la medianoche. Con mi querida katana corté unas hojas grandes para taparme un poco de la brisa marina, que por la noche refrescaba, y me eché en la arena. Aun estaba un poco caliente por el sol, que le había dado durante todo el día. Miré durante un rato las estrellas, preguntándome qué haría a partir de ese momento. Entonces, sin darme cuenta, me dormí.

Desperté de repente por una pesadilla. El sol empezaba a salir por el horizonte. Era una mañana hermosa, la verdad, pero para mi ya no tenía sentido despertarse cada mañana. Mi vida había sido destruida. Ya no tenía nada. Pero nada de nada. Casa, dinero, comida, amigos, familia... Absolutamente nada. Me cuestioné bastante porqué debería seguir con vida mientras veía el sol salir. La verdad es que no encontré ningún porqué. Nadie me echaría de menos. En mi pueblo todos sabían que me había ido para, probablemente, no volver en muchos años. En este pueblo de mierda me querían muerta y no me esperaba nadie en ninguna parte. Las lágrimas empezaron a caer de mis ojos sin que me diera cuenta. Pasé un buen rato ahí, sin hacer nada más que llorar y mirar cómo el sol se alzaba. Escuché que alguien se acercaba por detrás. Se quedó quieto, seguramente pensaba que no le había oído. Se acercó un poco más.

- Si vienes a matarme puedes hacerlo, no voy a poner resistencia - dije.

No dijo nada y se acercó un poco más. Sus pies estaban a centímetros de donde yo estaba sentada. Cerré los ojos y esperé su golpe, puñalada o lo que quisiera hacer para matarme. Pero nunca llegó. Solamente note que se sentaba a mi lado con las piernas cruzadas. Entonces abrí los ojos y miré al desconocido.

- Otra vez tu? - pregunté. Era el acosador peliverde.

- Sí, otra vez yo - contestó - Estas llorando por lo de tu barco?

- Rose Blue - dije.

- Qué?

- Que se llamaba Rose Blue - le conté.

- Ah. Entonces, lloras por el Rose Blue? - volvió a preguntar.

- Claro. Todo se ha hundido. Ya no me queda nada. Absolutamente nada - dije.

- No tienes nadie a quien puedas pedir dinero? - preguntó el peliverde.

- No - dije y miré hacia el otro lado.

- Por qué pensabas que iba a matarte?

- Oye, esto es un interrogatorio o qué? No tengo porqué contestarte a todas estas preguntas - dije.

- Si quieres morir deberías matarte tu misma, no esperar a que alguien haga el trabajo sucio por ti - soltó de repente.

Le miré a los ojos sorprendida pero luego aparté la mirada y miré el mar.

- Tienes razón - dije -. Supongo que sí que tendría que hacerlo yo misma. La verdad es que no sé porqué no lo he hecho antes.

- Puede que esperes a alguien que te dé una razón para vivir - dijo mirándome fijamente con sus ojos oscuros y penetrantes - Pero... Debes saber que esa persona no existe. Eres tu misma la que tiene que encontrar una razón para seguir adelante.

- Puede que no encuentre ninguna y por eso espero mi muerte - dije yo, esta vez sin apartar la mirada -. Gracias por hablar conmigo, tengo que irme.

- Adonde? - preguntó.

- A hacer algo importante - le dije con una sonrisa triste - Espero que te vaya bien.

Me levanté y empecé a alejarme.

- Espera... - oí que decía antes de empezar a correr.

Corrí hacia el acantilado que había visto desde el Rose Blue. Escuchaba que el peliverde me gritaba y me seguía pero no me importaba para nada. Podía ver el borde del acantilado. Los árboles empezaban a desaparecer a medida que me acercaba a las rocas del borde. Oí como el acosador peliverde aceleraba el paso, si no me daba prisa me cogería. Faltaban unos 50 metros para el abismo hacia el agua helada. Sólo un poco más. El terreno era llano con algunas piedras. Escuché que estaba a pocos metros de mi. Faltaban 30 metros... 20... 10... Ya podía oler el mar y escuchar las olas romper contra las rocas, a lo lejos, al fondo del acantilado. Corrí, corrí, corrí, llegué al borde y...


Piratas (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora