Capitulo 4

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Londres Inglaterra mansión Diggory.

>>DAVINA.

Doy vueltas por la sala mordiéndome las uñas sin dejar de ver la puerta principal con angustia, desesperación e impotencia, deseosa de que en cualquier momento Bonnie entre por esa puerta.

—Mama siéntate ¡Por Salazar! Me estas mareando y eso ya es decir mucho.

Volteo hacia mi hijo que está en la sala de estar sentado con Harry a su lado en lo que imagino debe ser un incómodo abrazo para cualquier mundano, Harry entierra más su rostro sobre el cuello de Cedric apretando su cuerpo con sus extremidades, parece una serpiente estrangulando a su presa. Alejado de todos, tratando de pasar desapercibido en una de las esquinas de la sala se encuentra Stefan, posee una angustiante mirada melancólica. Desde anoche Stefan casi no ha hablado conmigo, aunque no es algo que realmente me preocupe en estos momentos, bueno, tan solo un poco. Clavo mis ojos en su rostro, su cuerpo se tensa, pero él no me regresa la mirada, continúa mirando un punto fijo en el suelo. Stefan tiene un dilema mental lo puedo notar, una parte de mi desea entrar a su mente para ver lo que le pasa, pero no lo hago, prometí jamás entrar en su mente sin su consentimiento. Lo más probable es que este aun asimilando lo de Anthony, ni yo aun lo termino de asimilar, solo estaré tranquila y en paz mental cuando lo tenga de frente. 

Tal vez debería llamar a Klaus, no, no puedo llamar a Klaus él no me dejara buscarlo, ¿oh si lo hará? No estoy segura, mejor no arriesgarme ¿Por qué tarda tanto Bonnie y Enzo? dijeron que estarían aquí en trece horas ya pasaron quince horas, tal vez se retrasó su vuelo, si eso debió haber pasado. Les hubiera mandado un traslador, ¿por qué no se me ocurrió antes? ¡agh! Concéntrate Davina fuiste una serpiente por amor a Morgana. Compórtate como tal, que deshonra estoy haciendo a mi casa. Por Salazar, si mi padre me viera en estos momentos estoy segura de que estaría riéndose de mí y mi madre estaría reprimiéndolo, pero con una sonrisa en su cara estando divertida por la situación. Suspiro profundamente liberando mis pulmones de aire, pensar en mis padres me tranquiliza, como quisiera que estuvieran aquí, como los extraño, ¿Que pensarían mis padres de toda esta situación? Sonrió con nostalgia. Lo más probable es que mi padre me diría: ¿Te lo dije o no? Debiste revisar bien el papal tapiz cuando te lo recomendé.  Si, es lo más seguro ¿Mi madre que diría? Tal vez algo como: Cuantas veces tengo que decirte que tu padre siempre tiene la razón.

Suelto una carcajada de solo imaginármelo.

—Lo que nos faltaba, ahora si perdió total cordura —dice Cedric a mis espaldas.

—No perdí la cordura Cedric tal solo recordaba algo.

—¿De mi padre? —pregunta con intriga y con una chispa en los ojos, Diga lo que diga mi hijo siempre será para mí, mi querido niño, aquel que se emociona e intriga por todas las historias que puedo contarle de su padre y de cualquier tipo de conocimiento, por descubrir algo nuevo. Una involuntaria sonrisa brota de mí rostro, Cedric siempre será mi pequeño niño.

—En realidad...

—Tranquilos ya no es necesario hacer las expediciones de búsqueda. Ya hemos llegado, pero aún pueden llorar de la emoción y desesperación que sintieron por no vernos. Pero lo más importante, llego el tío favorito —dijo Damon entrando por la puerta que repentinamente azotó al entrar.

—¡Hola a todos! perdonen la demora, pero en nuestro segundo viaje nos encontramos a Damon y con eso es nuestro resumen y el motivo por el que llegamos tarde —saludo Enzo entrando por la puerta cargando una maleta en una mano y en la otra traía dos bolsas de viaje.

—¿Que? Pero si el vuelo fue el que se retrasó —se defendió Damon.

—El vuelo se retrasó porque tu hiciste un revuelo con las azafatas, tenemos suerte que no nos hallan vetado de volar —dijo Bonnie entrando por la puerta con una mochila en el hombro. 

Amore Perduto (Libro 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora