Capítulo 1

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Valle de Godric, West Country, Inglaterra - 1918

—Bienvenidos familiares y amigos, a esta hermosa tarde para acompañar a Edward Masen y Davina Diggory en esta mágica y simbólica union. Davina y Edward prepararon sus votos.

—Pase mucho tiempo pensando cómo puedo describir el amor que siento por ti en pocas palabras, lo intente y al final termine escribiendo nueve hojas completas. —Muchos rieron por las sinceras palabras de Edward—. Pasamos nuestras vidas protegiéndonos del peligro de la guerra, superando probabilidades, pero por todo eso, fue que te conocí, a la mujer más guapa, divertida e intimidantemente brillante que allá conocido. Me inspiras, me mostraste que la felicidad es algo que puedo tener en mi vida, por eso —Edward tomo delicadamente la mano de Davina entre las suyas—, prometo estar contigo, amarte y respetarte, atesorarte y evitar el destino —coloco el anillo de oro perteneciente a la familia Diggory en el dedo de Davina—, el resto de nuestras vidas por la eternidad. —beso la mano de Davina en donde se portaba el anillo. Davina sonrió reteniendo las lágrimas que estaban a solo un paso de derramarse.

—¿Davina? —Llamo el ministro que los estaba casando.

—¡Oh Dios! —Davina se limpió las pocas lágrimas que escurrieron por sus mejillas—. Será difícil de superar. —Los invitados volvieron a reír—. Aquí voy... una vez me dijiste que me enamoraría sin darme cuenta y eso es lo que ha pasado, día a día, poco a poco, año tras año, contigo. Soy una persona indecisa por naturaleza, eso todo el mundo lo sabe...

—Eso es verdad —interrumpió el padre de Davina asiendo reír a los invitados y a los novios.

—Pero de algo estoy segura completamente, tú eres mi compañero, mi amante, mi mejor amigo, mi corazón siempre latera por ti y este día, el día de nuestra boda, te prometo esto: poner mi corazón en la palma de tus manos, amarte, atesorarte y acompañarte por el resto de nuestras vidas por toda la eternidad —Davina coloco el anillo en el dedo de Edward temblando un poco sacándole una sonrisa a Edward.

—¿Edward Anthony Masen aceptas a Davina Clare Diggory Peverel como tu legítima esposa para amarla y respetarla por toda la eternidad?

—Acepto.

—¿Davina Clare Diggory Peverel aceptas a Edward Anthony Masen como tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo por toda la eternidad?

—Acepto.

Los dos se perdieron en los ojos del otro mientras aún se sostenían de las manos. Formaron su propio mundo en donde solo se encontraban ellos y nadie más. Apenas pudieron escuchar el <<puedes besar a la novia>>. Edward tomo de la cintura a Davina y la acerco a su cuerpo en un movimiento firme y posesivo, con su otra mano acaricio su mejilla admirando los singulares ojos de Davina para después besarla en los labios.

... 33 días después ...

—¡Hija no puedes salir!

—Pero Edward esta allá afuera, si lo traigo aquí, al mundo mágico, no enfermara, por favor madre. Es mi esposo —suplico Davina.

—Lo sé, pero los aurores no te dejaran pasar, lo acaban de dejar muy en claro, nadie puede salir, solo entrar. Piensa en él bebé —trataba de calmar Margaret, madre de Davina.

—Pero...

—Piensa en tu bebé, en él bebé de Edward y tuyo. No te pongas en peligro. No me arriesgaré a perder a mi hija, tenemos que esperar y debes creer que nada malo le pasara a Edward ¿Estaba en la universidad no es así? Hay un hospital cerca, tal vez no le pase nada malo, no sabemos que es esa fiebre, pero no hay que alarmarnos ¿De acuerdo mi niña?, debes cuidarte, ahora no solo eres tú, debes pensar por dos.

Amore Perduto (Libro 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora