El Sastre

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Un cálido y soleado día, perfecto para explorar, estabas precisamente explorando el ala oeste de la isla. Tras subir una colina te encontraste casi frente a tu nariz con una edificación, parecía un pequeño castillo. Qué bien, vecinos!, pensaste y bajaste la colina para inspeccionar el lugar con más detalle.

El lugar estaba muy bien construido y parecía bastante antiguo, era algo fresco en la sombra pero te venía perfecto para ocultarte del sol. Detrás de una de las columnas salió una persona, se veía extraña, como si hubiera vivido en la intemperie por años, también parecía algo nervioso. Quisiste hablarle pero retrocedió diciendo que si querías ayudarlo que volvieras de noche, también advirtió que no entraras en la mazmorra.

Eso último llamó tu atención, sabías que en las mazmorras solía haber tesoros y cosas valiosas. Dudaste si entrar, ya que no querías entrometerte en la casa de aquel anciano sin permiso, pero luego pensaste lógicamente, nadie que tuviera semejante hogar vestiría esos harapos, parecía más un vagabundo delirante que el propietario.

Te decidiste a entrar, el interior estaba pobremente iluminado con extrañas velas celestes, colgaste unas cuántas antorchas y pudiste ver montones de repisas con libros, y un camino hacia abajo, lo seguiste. La decoración no cambiaba mucho, libros, luces tenues y más escaleras.

De pronto oíste un rugido y sentiste un fuerte temblor, te sostuviste de una esquina con tu gancho, entonces viste aparecer de pronto una enorme calavera frente a tus ojos que te golpeó. Fue un milisegundo, pero no sentiste dolor ni nada, al otro segundo estabas acostad@ en tu cama, no tenías la más remota idea de qué fue eso, o si tal vez fue un sueño, uno muy vívido.

Volviste hasta ese lugar, todo era real, el anciano nervioso, el castillo, la mazmorra. Te le acercaste con precaución para intentar hacerle unas preguntas, pero volvió con eso de que vinieras de noche a ayudarlo, ¿con qué precisamente? Si esa era la única forma de entablar una charla normal con él, así lo harías, volviste de noche y te preguntó si venías a ayudarlo con su maldición. Le aseguraste que sí y apenas dijiste eso viste cómo el anciano se transformaba en un esqueleto gigante que te atacaba con sus huesudas manos.

Te tomó por sorpresa, no llevabas ninguna arma a distancia y tampoco ibas a arriesgarte con tu espada. Al principio huiste en dirección a la casa, pero el monstruo te perseguía y seria peligroso para los demás, así que retornaste al interior de la mazmorra, parecía lo suficientemente estrecha para que el esqueleto volador no pudiera entrar. En cambio metiste la pata, ya que otra vez sentiste un rugido y un temblor, seguido de una calavera atacándote.

De nuevo en casa, te frustraste, pero volviste preparad@ la noche siguiente, el anciano seguía allí, pero pasaste de él y te dirigiste directo a la mazmorra.

Anciano: Detente!!! Qué estás haciendo? El guardián te atacará otra vez.

(T/N): Vengo preparad@ ahora, esta vez voy a matarlo y a liberarte de tu maldición.

Anciano: Espera, qué? Alto!! La maldición está dentro de mí, no ahí abajo -te jaló del brazo frenándote.

Una vez el extraño viejo te explicó la situación, se transformó en ese esqueleto con brazos que viste antes. Esta vez lograste vencerlo, pero te preguntabas dónde demonios se había metido ese anciano.

De regreso a casa descubriste que tenías compañía nueva, un sujeto casi con ropa casual, de no ser por una capa y un sombrero alado ambos rojo brillante. En cuanto al tipo, tenía el cabello blanco, incluso más blanco que el propio blanco, aunque no parecía ser calvo ya que su pelo era largo y se mezclaba en su frondosa barba, sus ojos eran de un azul impactante. Se acercó a saludarte, lo que más te sorprendió fue la agilidad con la que se movía a pesar de la edad avanzada que aparentaba.

NPC!Terraria x Player!Reader -·- Viví tu historia~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora