CAPÍTULO 5

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Diazepam - Leiva, Natalia Lafourcade

3 de Octubre

Querido Amigo

Cuando papá sintonizó el canal de historia y tocaron el tema del origen del universo , sacaron la frase de una persona que me gustó y decidí escribirla

« Cada átomo en tu cuerpo vino de una estrella que estalló»

Ante esto creo que , no sé si es algo muy bueno o muy terrorífico el pensar ser parte de una estrella.
Y sé que no soy científico , físico , filósofo o poeta, lo único que se , es que no se quién soy en estos momentos me siento como en algún lugar extraño en algún planeta lejos de este , en algun planeta como uno de esos planetas en donde El Principito llegó , tal vez  sea una tierra utópica llamada " Nada".

No sé si es bello o feo, me pregunto un montón de veces porque existen estas dos palabras , si cada cosa tiene su belleza y su fealdad , pues  la belleza se alimenta de los fallos.
Pero como sea quizás sea algo bello pensar que somos parte de una estrella que explotó , quizás cuando terminamos nuestros días aquí, regresamos allá nuevamente a brillar.

Cuando acabó el programa y papá solo se fue, levantandose del sofá color carmesí con sus pans color gris;  escuché nuevamente el sonido estrechante dentro de mi cabeza de puertas de algún auto cerrandose y caían los recuerdos de las paredes de mi mente; aquellos recuerdos, los recuerdos con Dan en las noches llenas de estrellas y de nubes  pasajeras cuando levantabamos nuestras tiendas de acampar , afuera de casa , enfrente de aquel árbol con columpio de llanta y respirabamos el olor a tierra fresca,  a césped que nos envolvía en su enorme arena movediza de color verde y el viento pasaba moviendo la pequeñas tiendas de color gris y amarillo

—« Nath ven , no tengas miedo»— escuchaba decir a Dan mientras yo era solo un niño y  él solo cumplía el deber del hermano mayor.

O cuando salíamos a contemplar las estrellas , la lluvia de  estrellas fugaces

— «Sabes . Las estrellas no son las únicas fugaces»— me decía poniendo su brazo encima de mi hombro y colocaba a la par de su pantorrilla , sobre el césped , la antigua linterna del abuelo que encontramos en el sótano

Mientras yo recitaba las palabras de un niño de diez años , " tengo frío "
—«Entrate a la tienda» — me respondía Dan mientras yo asentía y volvía a la tienda

Nunca supe lo que pensaba Dan  , cada vez que miraba hacia el cielo , contemplando ese paisaje nocturno lleno de ojos envolviendonos en su cálida luz;  aún cuando miro hacia el cielo puedo sentir la calidez que puede brindar , quizás mi estrella madre me llama , la estrella a la que algún día tendré que volver.

Nunca supe cuáles eran sus pensamientos en torno a ello; sobre todo cuando no dejaba de contemplar el negro mar sobre nuestras cabezas, esos eran momentos en los que sacaba un cigarrillo de sus bolsillos lo colocaba sobre sus labios encendiendolo con una braza  de la pequeña hoguera donde calentamos malvaviscos , fuera de las tiendas, y con la punta de la braza colocándolos un extremo contra otro lo encendía; aspiraba profundamente y exhalaba el humo blanco que como pequeñas partículas de él , subían hacia el cielo.

La mayor parte de la tardes las he pasado sobre la casita del árbol en la colina encantada bebiendo vino tinto que Julieth tomó "prestado" como le llama  al robo de la tienda del chico de las trenzas y sus tatuajes en el brazo. Y con alguna frituras de papas lo acompañamos haciéndonos sentir como parisinos, o como la reina de Inglaterra en sus tardes de té , solo que sin glamour y sin el piano de oro tras nuestras espaldas o en algún lugar como en la torre Eiffel , solo nos queda respirar el aire fresco que recorre el bosque; ese aire que mezcla el olor del agua de la tierra mojada.
Justo en ese momento es cuando llegan las ideas locas de Julieth y abre el cofre azul ,toma sus llaves y abre los dos candados uno al otro lado del otro  , lo abre y saca viejos periódicos del pueblo.

ÁTOMOS DE ESTRELLAS []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora