Capitolo 6 - Limonata.

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Corea del Sur.
Julio; 2020.
5 meses restantes para la exposición.


Taehyung estaba eufórico, se encontraba desde temprano organizando y despejando su estudio. ¡En cualquier momento podría llegar Hoseok! La mañana presentaba un sol radiante, siendo que a penas eran las 7:45 a.m., los meses cálidos podían sufrir cambios climáticos drásticos. Parecía que hubiera olvidado todos los disgustos que había vivido no hace menos 24 horas. Según él, todo había valido la pena ya que consiguió a la persona que resucitaría su trabajo. Golpear a unos mierdas que rebajan a cualquiera con la excusa de haber sido "excitados" estaba completamente justificado. Las marcas en su cuello le ardían, sin embargo, estaba demasiado ocupado pensando en todas las herramientas, fotos, y bocetos maravillosos que le mostraría a su musa. Pocas eran las oportunidades de verlo así, retomando su viejo carisma de aquellos años en la preparatoria.

Se había duchado antes de llegar, su perfume inundaba el espacio. Vestía sus palazzo color beige, y una remera ancha gastada, casi traslúcida. La misma estaba acomodada dentro de los pantalones. Sus clavículas estaban expuestas, y decidió estar descalzo. Para Taehyung, era la comodidad máxima. Se trataba de su ropa de trabajo y no la dejaría por nada en el mundo. Su figura alta, el cabello azabache, y sus marcados rasgos masculinos hacían el contraste perfecto con sus manos delicadas. Un brillante en su oreja izquierda se podía rescatar cuando movía la melena hacia atrás.

Tarareaba «Fly me to the moon» de su adorado Frank Sinatra al recoger los papeles de bocetos descartados, no podía evitar mover las caderas inmerso en su mundo. Se encontraba en la parte superior del edificio, la claraboya ocupaba a lo largo y ancho el techo, ofreciendo una luz impecable. El suelo era de madera oscura brillante gracias a la laca. Las paredes eran lavanda pastel, para relajar los bloqueos artísticos de Taehyung. Cortinas blancas transparentes decoraban los ventanales. Tenía muchos espejos colocados en distintas posiciones, algunos eran simples círculos, otros más bien eran largos. Cuadros desplegados por las cuatro paredes. Tenía un baño pequeño, con ducha incluida. También había una pequeña cocina acompañada adorablemente de un mini refrigerador. Tenía un estante repleto de vasos y platos de vidrio en diferentes y variados colores. Su escritorio estaba lleno de marcas de "guerra", gracias a su martillo y cincel. Fue el primero que obtuvo al empezar como aprendiz y no lo cambiaría por nada. Su estuche de herramientas y cuaderno de bocetos descansaban gloriosamente sobre éste. En la zona menos utilizada del estudio, se encuentran diversos trabajos de arcilla sin terminar, o que quedaron a medias porque Taehyung ya no les encontraba el sentido. Eran sus pequeños monstruos amorfos. Al frente del ventanal del lado derecho estaban los sillones, almohadones, luces, que los modelos utilizaban generalmente al momento de posar para él. Una alfombra de plumas artificiales decoraba ésa parte del suelo. Sus mejores esculturas, características de su firma, seguían los patrones de los espejos, dispersos por todo el estudio. Un tocadiscos antiguo funcional se encontraba al lado de la puerta principal y justo a arriba del mismo había un teléfono fijo incrustado en la pared. Sonó estridentemente.

—¿Aló? — Taehyung corrió a atender contento la llamada, sus ansías de que sea la recepcionista anunciando la llegada de Hoseok viajaban por el pulso de su cuerpo.

—Buen día, señor Taehyung. ¿Cómo se encuentra hoy? — Quién diría que la voz de su suegro le decepcionaría tan abismalmente. Volvió a su estado neutral, vacío, sin ánimos. Hermosamente inquietante. La coraza en sus pensamientos se levantó de manera defensiva, debía ocultar cualquier aspereza en su manera de dirigirse a su terapeuta.

—Es un gusto oírlo, doctor Rizzo. — Mentira. Le generaba pánico. — Volví a tomar mis medicamentos, ayer tuve una recaída. Suerte bendita que estaba nuestra linda Alessia para despertarme de aquel mal sueño. Se lo comentó, ¿verdad? — Su labio inferior pedía piedad mientras era torturado por sus propios dientes.

L'arte di Sorridere. [ vhope ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora