Capitolo 16 - Deliri.

191 34 50
                                    

Corea del Sur.
Julio; 2020.
5 meses restantes para la exposición.

Eran las 3:30 de la madrugada cuando llegaron. El complejo de departamentos brillaba por las luces artificiales que decoraban cada esquina del excéntrico lugar. El escultor consideró que debía aparcar en el estacionamiento subterráneo, así los vecinos no tendrían manera de encontrarse con Hoseok.

Mordió sus labios, no se animó a mirar ni una sola vez a la persona que estaba a su lado. Incapaz de comprender porque las palabras que él consideraba reconfortantes, terminaron siendo dañinas. ¿Acaso realmente estaba loco como todos decían? Quizás no debía interferir en asuntos que no le incumbían, pero sentía que era un comportamiento insensible el simplemente ignorar la triste confesión de Hoseok. El bailarín ya era un adulto, hacía tiempo que había terminado la escuela y todavía parecía recordar todo tan vívidamente. Taehyung ni siquiera era capaz de recuperar algún pedazo de memoria de aquella época. Suponía que era por su propia mala memoria, y no por el tratamiento que recibió. Su cabeza comenzó a punzar, y apoyó estruendosamente su frente contra el volante.

—Carajo. — Una exclamación somnolienta y sorprendida surgió de la nada.

El escultor chilló, por un lapso de segundos verdaderamente pensó que estaba solo.

—¡Ugh- Hoseok! ¡¿Cuándo te despertaste?

—No lo sé querido, supongo que cuando decidiste aplastar tus neuronas contra el auto.

—Yo, yo estaba desperezándome y ocurrió. ¡Haha, qué tontería!

—Soy pobre, no estúpido. Ése golpe fue demasiado fuerte, ¿te sientes bien?

—Cla-claro. A veces cuando me abruman los pensamientos mi cabeza tiende a doler, y un golpe como ése me vuelve a la normalidad. — Excusas baratas para explicar su costumbre de auto flagelación.

—Dios mío, te conozco hace tan sólo unos días y no paro de descubrir cosas jodidas. — Claro, el tipo que estaba desnudo y ensangrentado podía hablar.

— Somos un par de tipos extraños, ¿qué más puedes pedir? No habrá día en el que te aburras.

— Tengo demasiada mala suerte. — Suspiró el bailarín, cansado por la constante adrenalina que implicaba el pasar tiempo con alguien como Vante.

—La verdad es que yo soy el afortunado aquí, anhelaba una musa y tú caíste del cielo para mí.

—¡Deja de confundirme! — El escultor era demasiado intenso para su pobre corazón.

—Hyung, ¿qué pasa? — Seung reaccionó en su pose de batalla, sus brazos doblados como si fuera un ninja. Su cabello estaba alborotado por la larga siesta que tomó en todo el viaje. Hoseok se sonrojó aún más, no podía creer lo sobreprotector que era su hermano menor. Taehyung disfrutaba demasiado lo gracioso que era aquel enano, un mini capitán ardilla.

—Tu hyung está ansioso por entrar a mi estudio, ¿tú no? — Su espíritu se animó, por lo general, se sentía estúpidamente solo cuando trabajaba. Amaba las visitas, le gustaba mostrar sus esculturas y explicarles su proceso de creación. Compartir su música, las fotografías que tomó en todos sus viajes, sus poemas, su cuaderno de bocetos… Taehyung era feliz como un niño cuando podía abrirle a los demás la puerta de su refugio.

L'arte di Sorridere. [ vhope ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora