Capitolo 9 - Respirazione.

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Corea del Sur.
Julio; 2020.
5 meses restantes para la exposición.


La figura masculina entre sus brazos, suave y fragante, parecía arder silenciosamente. El temblor en sus extremidades era tal que incluso Taehyung comenzó a dudar si se trataba de Hoseok, o era su propio corazón el que estaba palpitando salvaje y desvergonzadamente. Después de todo, estaban en una posición extremadamente íntima, abrazados como amigos de toda la vida. Si el destino les empujaba aún más cerca, sus entrañas se revolverían. Aunque éste contacto físico innecesario con un hombre debía disgustarle, el escultor se aferró con desesperación. Su agarre en la cintura del bailarín se intensificó al sentir las manos de Hoseok sobre sus hombros, empujándole para romper el abrazo.

Mantuvo su visión incrustada en el pecho del otro, con temor de subir la mirada y que la culpa le diera nuevamente una lección. No había escuchado la llamada, sólo el sonido alarmante en la voz del bailarín era suficientemente amarga como para advertirle que su ignorancia fue nociva.

—Suéltame. — Clavó sus uñas, exigió fríamente.

—¿Cómo podría hacerlo? En tu estado actual no serías más que una molestia para los demás. — Taehyung mordió su lengua.

—No tengo ganas de seguir jugando a las peleas contigo. ¡Necesito irme de aquí, no puedes retenerme de ésta manera! — Elevó su voz, furia y miedo desbordando de sus labios.

—Hoseok.

—¡Suéltame, suéltame! ¡Déjame en paz! — Negaba histéricamente, su cabeza moviéndose de un lado al otro como un lunático desahuciado.

—¡Cálmate, Hoseok!

—¡Él lo hará! ¡Él lo hará!

—¿Qué hará? — Su pulso vaciló, aturdido retiró sus brazos de Hoseok.

—¡Duele, duele! ¡Suéltame, no quiero! ¡Es un botón, un botón!

—Jung Hoseok ¡¿podrías decirme por favor qué está pasando?! — A pesar de que ya nada les mantenía unidos, Hoseok permaneció encima suyo revolviéndose, luchando contra mil y un demonios invisibles.

—¡COBARDE, COBARDE! MALDITO HIJO DE PUTA. — Las manos que antes empujaban a Taehyung, rápidamente se envolvieron sobre su cuello para asfixiarse a sí mismo y callar las palabras que le apuñalaban la conciencia.

—ABUSASTE DE MÍ ¡¿Y AHORA IRÁS A POR MI HERMANITO TAMBIÉN?!

Finalmente, sus miradas colisionaron.

Los ojos que antes eran oscuros y sin ápice de humanidad, brillaban con pesadas lágrimas cayendo lentamente. Hoseok se paralizó en su lugar, su respiración agitada, el alma entumecida al ser acariciada con tanta compasión. El escultor acunó la mejilla de su musa, en un miserable intento de transmitirle cuánto le dolía verle sufrir desconsoladamente.

—Respira, Hoseokie. Estoy aquí.

Con delicadeza, Taehyung liberó de Hoseok las manos que le estaban ahogando. La miel se derritió, sin embargo, ni una lágrima soltó. El escultor ya estaba llorando lo suficiente por los dos. Vante no conocía su historia, no entendía quién era realmente, pero aquí estaba, comprendiéndolo como ningún otro se había tomado el tiempo de hacerlo. Si tan sólo lo hubiera conocido antes, quizás su carrera no habría terminado de una manera tan humillante, quizás alguien le hubiera creído cuando rogó por justicia. Hipnotizado siguió repetidas veces las órdenes de Kim, tomó una gran bocanada de aire, y exhaló. Debía admitir que ser sostenido por él, le reconfortaba más de lo que quisiera creer. Viajó en sus pensamientos por un rato, dejándose consolar.

L'arte di Sorridere. [ vhope ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora