Capitolo 14 - Ferite.

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Corea del Sur.
Julio; 2020.
5 meses restantes para la exposición.


Su corazón tambalea entre el tiempo y recuerdos torcidos, el cuerpo le responde con sobriedad iluminada por las amarillentas luces de la avenida. Siguiendo las indicaciones de carteles descuidados, el camino que le pareció una carrera cuando arrastraba a Mark ahora se escurría lentamente sobre sus pasos. Un suspiro ahogó la necesidad de romperse en lágrimas saladas. Angustiado por el dolor de otra persona, Taehyung se cuestiona a sí mismo. Se suponía que sólo estaba buscando a una persona que le comprendiera, se sintió abrazado por la sonrisa de un extraño, y terminó en una mierda muy profunda. Sentía su alma consumida en un varón que le despertaba impulsos enfermos. Quería cuidarlo, abrirle el corazón, y quizás las piernas también.

Ahora entendía verdaderamente porqué el doctor le insistía con la constancia de sus sesiones. Hoseok estaba tan roto como él, por ello, en su mediocre inmundicia se sentía a salvo si el bailarín le dedicaba una mirada. Eran polos opuestos, complejos en sus propios universos, que sin embargo compartían la herida por los errores de su pasado. Ambos nacieron enfermos, la única diferencia es que el escultor recibió a la fuerza una cura. Apretó su puño derecho, hasta que las uñas transparentes y limpias, se mancharon con pequeñas gotas carmesí. Detuvo sus pasos, dirigió sus ojos a la luna. Consumido por su inmensidad, la brisa le besó el rostro.

—Dios, Dios mío. ¿Qué he hecho para merecer toda ésta mierda? Dios, Dios mío. Perdóname, perdóname por ir en contra de todo lo que me has enseñado. Arrastraré mis cansados labios a tu templo y oraré una vez más. Cuida de ése joven, cuídalo. Mi vida no vale a comparación de la suya. — Su voz, grave y templada, surgía entrecortada por los sentimientos que le partían el corazón.

—¿Por qué tengo que vivir? Dame un jodido motivo para no acabar con todo, estoy tan solo. Mi conciencia me tortura, y tú me castigas. Tengo arrebatos de violencia, por defender a un hombre que me debería importar una mierda. ¡Tengo pensamientos extraños cuando le veo débil y a mí merced! ¿Por qué jodida mierda estoy tan enfermo? — La furia prendió fuego a sus tiernos y oscuros orbes, bajó su cabeza y se dio con el zapato de Yoongi manchado con sangre del ojo de Mark.

—Todo es tu culpa, todo es tu culpa. Si tú no existieras, quizás mi enfermedad no sería tan mal vista entre las personas que me rodean.

¿Quieres castigar a alguien, no es así Dios mío? ¡Pues, déjame todo el dolor a mí! Estoy acostumbrado a masticar mis sentimientos y escupirlos con indiferencia como si nunca hubieran existido. ¡Estoy acostumbrado a ser abandonado a mi suerte! ¿Qué más quieres de mí? ¿Cómo limpió la marca con la que nací? Jamás llego a tiempo, la impotencia congela mi lengua.

Hoseok, oh, Hoseok...

—Tu sangre no debió correr, ¿quién es ése hombre? ¿por qué no me dijiste claramente que querías que te cuidara? ¿por qué renegaste de mí hasta el último minuto? ¡Míranos, ahora! Estoy perdiendo la poca cordura que tenía, y tú estás rompiendote sin darme siquiera la posibilidad de salvarte.

Un ataque de ansiedad se apoderó de él, el sonido del mundo exterior se convirtió en estridentes gritos señalándole sus culpas. El suelo debajo de él comenzó a ser desconocido, y de repente, olvidó en dónde estaba. Siguió avanzando un poco más, hasta que un paso en falso, provocó que cayera al asfalto. Sin siquiera tener la fuerza de usar sus manos para parar el impacto del golpe, su frente rebotó mareándolo aún más. Su respiración se agitó, ahogado cerró sus ojos buscando sofocar su oscuros pensamientos.

L'arte di Sorridere. [ vhope ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora