Corea del Sur.
Julio; 2020.
5 meses restantes para la exposición.
Era demasiado tarde para dudar, o pensar mejores soluciones. Hoseok no era más que un extraño en su vida, un antojo de su voracidad artista. Le acusan de corazón frío por los limitados sentimientos que expresa a aquellos que desconoce, aquellos que son rápidos por juzgar y los mejores en dar un veredicto fácil de su persona. No obstante, ése espíritu clama por vida, apasionado hasta las lágrimas y fiel amante de la belleza distinta. Discordancia con la mirada brillante y el temple imparcial, atractivo como demonio ofreciendo honestidad en forma de pecados. El bailarín sería suyo, le haría inmortal. Depositaría la suave piel en el mármol frío e imperturbable. Si no podía sonreír, Hoseok sería su sonrisa. Para adorarle, y torturarse en la locura de un artista que se consume en la nostálgica esencia de su anhelada musa. Porque, para el artista, sólo nace una musa. Y para la musa, el artista cautivado será el único capaz de replicarle su verdadera esencia. Taehyung tiene sangre en las venas, y Hoseok el poder de despertar al esclavo. Su instinto no miente, Kim quiere a Jung. ¿Amor? Más bien, necesidad. Uno posee lo que el otro carece. Sin embargo, parecía que su inquieto menor no comprendía que lo que les une, trasciende. No tenía porqué ocultarse de él, huir en cada jodida oportunidad. Taehyung no tiene miedo de ensuciarse las manos, hundirse hasta dejar de respirar, con tal de salvar a Hoseok.—¡Juro que me estresas cada día que pasa y te voy conociendo mejor! — Tomó la capelina, y corrió hacia la salida del hospital. No lo encontraría entre los confusos y extensos pasillos, lo coherente era apuntar al lugar que el mismísimo Hoseok estaba buscando.
Los zapatos que Yoongi le había prestado eran pequeños, no llegaban a su calce. Taehyung se imaginó que en cualquier momentos los dedos de sus pies estallarían la tela blanca y así lograría arrastrarse con mayor velocidad.
—¡JUNG HOOOOOOOSEOK! ¡VEN AQUÍ! — Parecía que, el escultor había mandado al olvido su vergüenza, o conciencia de estar en un hospital. Gritaba a todo pulmón, las personas asomándose perplejas desde sus respectivas habitaciones para deleitarse con el loco que corría la maratón. — ¿PODRÍAS DEJAR DE DESAPARECER TAN SÓLO POR CINCO MINUTOS? — Tropezó en su apuro con el costado de unas ruedas, y su hombro izquierdo se estampó contra la pared.
—Pobre hombre horrible, parece estar sufriendo algún tipo de colapso mental. — Comentó su víctima, una anciana en silla de ruedas a la que le estaban dando un paseo, y que él tuvo la desdicha de chocar.
—Es raro ver pacientes así aquí, no estamos en un psiquiátrico. — Su enfermero era igual de alimaña que ella.
Taehyung no se disculpó, sino que rodó sus ojos disgustado y siguió su camino. No era la primera vez que la gente le remarcaba que no estaba cuerdo, que a pesar de todo, no era alguien normal. No con su pasado, no con su carácter. El enfermo conservará su condición perpetuamente, pese a que le coloquen a la fuerza en el rostro, una careta de sano.
—¡Por favor, Hoseok! ¡Déjame encontrarte! — Se le hizo un nudo en la garganta, preocupación latente en su pecho. Hoseok parecía haber sufrido un ataque de pánico, rememorando un trauma que le asfixiaba. No podía simplemente lavarse las manos y dejarlo enfrentar a un monstruo por su cuenta. Desalmado no era un adjetivo que cuadraba con el escultor. —¡No quiero que te pase nada malo!
Su muñeca fue tomada abruptamente, el impulso le empujó hacia atrás. Preparándose para que el suelo abrazara su cabeza, cerró los ojos. No esperó que le acogiera una sensación cálida como el pecho suave y masculino que le sirvió de almohada. El bailarín sintió cosquillas, y rio extasiado. El cabello de Vante, negro y ondulado, provocaba sensaciones exquisitas en su piel.
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L'arte di Sorridere. [ vhope ]
RomanceKim Taehyung entrega su alma en cada una de sus esculturas, a sus espaldas susurran que su éxito se debe a que éstas manifiestan los sentimientos y expresiones faciales que él no es capaz de transmitir con su propio rostro. Se presenta indiferente y...