Siete.

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Am I losing my sanity?


—Tú no serías un error afortunado—Murmura y da otro trago a su copa para disimular que, por un momento, ha tenido un segundo de flaqueza, ha permitido que el truco de los psicólogos, el ambiente y Jeongguk se adueñasen de su razón.

—No... Yo sólo soy afortunado—Responde alcanzando su mirada sonriendo.

Anna rueda los ojos.

—Lo que eres es un liante. Yo debería estar durmiendo ya—Se queja en tono de broma.

—Oh, vamos, no seas aguafiestas—Agarra su mano y la conduce hasta el sofá para poder tumbarse y disfrutar mejor de la vista general.

El ambiente de fiesta la anima un poco. Algunos de los tentadores están disfrutando de la piscina, charlando y haciendo alguna tontería, mientras Melissa se ríe de ellos desde el borde; Isa carcajea, copa en mano, mirando con ojos golosos a Matt, el cual se la devuelve con el mismo deseo. Las risas coquetas vienen y van, las caricias... No hay que ser muy avispado para darse cuenta de que la pelinegra va a caer tarde o temprano. Y si no es en esta noche, será en la siguiente. Nadie juraría que vienen de haber sufrido una situación cuanto menos agradable. Presenciar cómo un hombre admite a boca llena que maltrata a su novia no es que sea fácil de caer en el olvido... Salvo si estás en esa isla. La música, el alcohol, los chicos guapos, las hormonas rugiendo y ese morbo que se respira por intentar no caer en la tentación hacen que cualquier movimiento razonable ni siquiera sea una de las opciones a tomar por las concursantes. Están en un sueño, con todas las comodidades y personas que le regalan los oídos, que cumplen la función de ser eso que necesitan en su vida y de lo que carecen sus parejas. Se abandonan a sí mismas, ya no son Isa, la chica que no se da cuenta de que su novio no la merece; ni Melissa, que necesita que su novio deje de adorarla, pero que se derrumba cuando no tiene a nadie que lo haga y Anna... Bueno, Anna es más complicada.

Mientras Jeongguk habla, ambos tienen una pequeña pelea en el aire con sus dedos, entrelazándolos, atrapando a los otros. A veces se dedican miradas cuando uno dice algo gracioso o interesante, que es prácticamente todo el tiempo.

—Negro.

Dicen a la vez.

—Días lluviosos.

Otra vez.

—Cenicienta.

Ambos abren la boca y los ojos como platos.

—¿En serio? ¿Es tu cuento favorito?—Comprueba Anna incrédula.

—Eso de tener que huir a las doce...—Tira de su dedo índice para que sus manos vuelvan a unirse—. No sé, hay algo en eso. Algo especial—La mira de reojo—. Y que sólo hay una chica en el reino a la que le quede bien el zapato de cristal. Es como...

—Que para el príncipe sólo habrá una mujer, la indicada—Le interrumpe Anna con una sonrisilla—. No te veía yo tan romántico, Jeon—Bromea.

—No tiene por qué ser romántico, noona—Niega mirando sus manos entrelazadas en el aire y luego busca sus ojos—. Puede ser una persona que te haga sentir bien, que sea la única que te haga sentir de esa forma.

—¿Un mejor amigo? ¿O mejor amiga?—Posa la cabeza en su hombro.

—Sí. Algo así—Ladea la cabeza ligeramente para dejarla en la de la chica—. Alguien que te haga reír con tan sólo verle, con la que compartas aficiones pero que a la vez seáis como el agua y el aceite y eso no sea un problema.

—Ah... Yo tengo una persona así—Rápidamente, una amplia sonrisa se dibuja en su rostro. La felicidad hace brillar sus ojos.

—¿Yunki?—No le extrañaría que fuera así.

Temptations [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora