Ocho.

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So if you wanna fight, let's start a show.

Cause I want you to be mine.


Los labios de los chicos se siguen moviendo en la ya oscuridad de la habitación, gracias a que Jeongguk ha bajado la persiana. Las cámaras captan sus cuerpos removiéndose debajo de las sábanas y los característicos y morbosos sonidos de sus besos, mordidas, sus jadeos y gemidos, las respiraciones entrecortadas entre pausa y pausa... Todo permanecerá grabado para siempre. Ni siquiera cuentan con que la penumbra les ampara, todo el país será partícipe del acto prohibido de la prometida de Min Yunki, de cómo se ha dejado llevar por el engaño más vil del muchacho más cruel que conocerá en toda su vida. Pero, ¿Cómo ese acto deleznable puede sentirse tan bien? ¿Cómo unos labios de una persona tan despreciable pueden crear un hormigueo, una chispa tan grande que recorre a la chica desde las raíces de su cabello hasta ambos dedos meñiques del pie? Simplemente... ¿Cómo? Anna no tiene respuesta para eso, más allá de que la técnica de Jeongguk es depurada, la de un verdadero experto; sumada al morbo, saber que está prohibido y que aún así no es capaz de apartarle. Hunde y enreda sus dedos en sus cabellos, mientras él se apoya en los cojines de la cama para no aplastarla, aunque le resulta difícil, teniendo en cuenta que quiere profundizar los besos todo lo posible, cumplir la promesa de besarla hasta que no puedan mover la boca. Pero, incluso si llegase a ese exagerado extremo, duda si sería capaz de detenerse. Sus lenguas luchan por hacerse con el control, aunque no es complicado determinar quién domina la situación. Lo manifiesta dejando los cojines para cambiar de posición y así rodear el cuerpo de la chica, apretarlo contra el suyo, sintiendo su pecho y su corazón bombeando tan fuerte que puede oír sus latidos. Sus movimientos cobran rudeza, mientras ella se estremece sintiendo su rostro ardiendo, sus piernas temblando y el sabor de la boca contraria, su inquieta y suave lengua, llevándola al camino del frenesí. Aunque, a la vez, sintiéndose un poco avergonzada al notar ese bulto que crece en la ropa interior ajena. No obstante, eso también le brinda cierta felicidad e incredulidad, ¿Tanto le está gustando? ¿Es lo suficientemente buena como para provocarle una erección tan grande que casi parece que va a explotar de un momento a otro? ¿Con tan sólo un par de besos?

La euforia prende sus venas a medida que la intensidad que cobran los besos comienzan a escaparse de su control, cómo Jeongguk sube su camiseta sin necesidad de pedir permiso, cómo los gemidos se solapan en su cavidad bucal. Siente un pequeño arañazo que sube desde su zona lumbar, provocado por el dedo anular y su ulterior. Está lejos de molestarle, al contrario, es bien recibido y se lo hace saber dándole una mordida a su labio inferior, estirándolo todo lo que puede y haciéndolo rebotar poco después. Un gruñido abandona la garganta de Jeongguk, quien aprovecha para darles un respiro a ambos. Por mucho que le joda, tienen que tomar aire. Sin embargo, la pausa dura el tiempo en que el hilo de saliva que une sus lenguas se corte. Y antes de que pueda caer del todo, el pelinegro lo ha vuelto a recoger, retomando con ansia los besos.

A esas alturas ya es un animal irracional que, de un tirón, saca la camiseta contraria, lanzándola sin necesidad de preocuparse de dónde puede acabar. De lo que sí tiene cuidado es de las sábanas y procurar ocultar a la chica todo lo posible. Toma sus rojas mejillas y las acaricia con suavidad, recordando su problema en cuanto a su cuerpo, asegurándose de no incomodarla. Quizás ha actuado de forma apresurada e impulsiva, sin tener en cuenta ese miedo que existe en Anna y del cual ha hablado en varias ocasiones en sus redes sociales. Aunque, si no lo hubiera hecho, se habría dado cuenta por sí mismo. Su lenguaje corporal, qué tipo de ropa lleva y más aún cómo lo hace; y su forma de comer. Está más que claro lo que le ocurre, así que, de alguna forma, se podría considerar que está recibiendo una inyección de autoestima mayor que cualquier cumplido que Yunki le ha lanzado durante todos estos años. Por suerte, nota que los labios contrarios quieren continuar y su lengua busca la contraria. Así que toma su nuca y agarra sus parcialmente húmedos cabellos. Da un leve tirón y muerde su labio inferior, notando cómo se le abre cada poro al tener contacto piel con piel, sin olvidar cómo la temperatura sigue subiendo. Sus cabellos también comienzan a humedecerse por el sudor, pues a pesar de que sólo está en ropa interior, el calor es prácticamente insoportable y la única sábana que les oculta se adhiere a su espalda fundiéndose en él.

Temptations [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora