Capitulo 12

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Sungchan no funcionaba bajo presión ajena, eso Jang mi lo había aprendido hace poco. Pero es más colaborador cuando lo tratas con cariño y eso ella lo iba a usar para saber que le pasaba al castaño.

Jang mi se encontraba hablando animadamente con Sungchan y Shotaro en uno de los recesos, estaban sentados en uno de los bancos del patio de la escuela con el viento frío y fuerte del otoño. Sungchan se mostraba extraño otra vez, se notaba un poco cohibido y apagado a decir verdad y eso la pelinegra lo notó al instante. Los cambios de comportamiento de el más altos siempre eran muy notables, al menos para ella lo eran.

Volteó un momento hacia él regalándole una de sus características sonrisas hermosas y alegres y con cuidado y cautela le agarró la mano. Pensaba que así como ella se volvía más confiada cuando Sungchan lo hacía, él podría estar más alegre al menos un poco.

Sintió un pequeño escalofrío recorrer su delgado y blanquecino cuerpo al notar que Sungchan con su mano se había aferrado a la suya. Cosa de lo cual el castaño se dio cuenta y sonrió por ello.

—Jang mi ¿Has escrito más? —le preguntó Shotaro un poco curioso a lo cual ella movió su cabeza en forma de negación.

—No, he estado pensativa estos días, más no lo suficiente como para escribir —dijo alzando los hombros restándole importancia a su hobbit.

—Que pena. Me gusta leerlos —halagó con una pequeña y simpática sonrisa características de él.

Sungchan escuchó un poco extrañado la plática de sus dos amigos. No sabía que ella también le había mostrado sus poemas al japonés, no le molestaba en lo absoluto, solo le extrañaba un poco.

Luego de un rato más hablando de otras cosas sin sentido o sin relevancia para la vida de cada uno, sonó la campana indicando el final del descanso y el inicio de la clase de química. Al terminar las clases Sungchan se fue a su casa con pocos ánimos, pensaba que se enfermaría, ya estaba enfermo de nuevo o que no durmió lo suficiente la noche anterior.

Al llegar a su hogar se fue a la cocina para tomar un poco de agua y ver lo que su mamá le dejó para comer. Un plato de bibimbap estaba en el microondas todavía caliente así que lo agarró y se colocó en la barra de la cocina para almorzar de una vez porque en ese momento ya tenía un poco de hambre.

Después de un rato solo, moviéndose de un lado a otro, de cuarto en cuarto o acostado en su cama sin la más mínima idea de que hacer salió un rato a una cancha a jugar básquet, o mejor dicho a encestar ya que no había nadie más que él ahí, el lugar solo portaba su presencia. Lo hacía cuando no tenía más que hacer en su casa.

Luego de un rato de jugar solo se decidió por ir a trotar por todo el vecindario, quería hacer cualquier cosa antes de que llegara su mamá a la casa. No le gustaba estar solo en ese lugar, se sentía muy vacío, muy apagado cosa que a Sungchan no le agradaba para nada.

Cuando vio el sol escondiéndose dejando el cielo con varios tonos de naranja con el crepúsculo adornando este, decidió irse a su hogar. Se dirigió a su destino a paso calmado ya que sabía que su mamá estaría llegando o ya estaría ahí.

Al llegar a su hogar otra vez se fue a bañar con agua fría en la ducha para que su sudor se fuera de su cuerpo de manera rápida y efectiva.

Al salir del baño se encontró con su madre sentada en uno de los muebles de la casa y con alegría cuál niño pequeño se dirigió rápidamente hacia ella para abrazarla.

—¿Cómo te fue? —le preguntó Sungchan mientras soltaba el cuerpo de la mayor.

—Como siempre, chequeos mensuales y una que otra enfermedad común ¿Y a ti? ¿Cómo te fue?

—Normal, aburrido —dijo sin muchos ánimos alzando sus hombros.

—¿Y Jang mi? ¿Cómo está ella?

—Ella está bien, supongo, no la he visto mal... Mamá ¿Sabes que día es hoy?

—¿Martes?

—Sí, hoy toca ver nuestra serie —dijo con una gran sonrisa que a su madre le alegraba el alma.

La imperfecta sonrisa de Sungchan era lo más bonito para ella. Y para Sungchan lo más bonito era ver a su madre feliz luego de un día agotador.

Self Rejection - Jung Sungchan ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora