3

1.5K 168 67
                                    

Por supuesto que Tsukishima no iba perder la oportunidad de acercarse a Yamaguchi una vez que los padres lo dejaron y fue justo a tiempo, antes de que se fuera lo único que le ocurrió decir:

—Supongo que no vas a saludarme... —el mismo momento en que sus palabras se escucharon, una ola de vergüenza se unió a él por pensar que lo que salió de su boca no fue más que una estúpida oración llena de tonta confianza, que en esas circunstancias ya no merecía. Antes de siquiera poder colapsar y arrepentirse, observo al pequeño que lo acompañaba fue su mejor plan para dirigirse a él— Hola, Hiro —Dijo mirando al pequeño.

—¿Señor Tsukishima? —Hiro abrió los ojos, completamente sorprendido al ver a una de las personas que más admira frente a él. Haciendo caso omiso a la extraña situación.

—Oh, vamos pequeño, no me digas señor de esa manera tan seria, ¿no me puedes decir joven o algo así? —dijo el rubio como una broma, para tratar de alivianar su tensión y pensar en algo más que decir cuando se dirigiera a Yamaguchi, — o sólo dime Tsu...

—Pero usted ya no es joven —interrumpió el pequeño Hiro, antes de que Tsukishima pudiera decir algo más.

—!!Hiro!! —lo regaño Yamaguchi de inmediato. Tsukishima tuvo que cerrar la boca por la clara mueca de indignación que había salido por las palabras del pequeño. Miro a Yamaguchi directo a los ojos, sin decir una palabra; sí, ahí estaba él y ese era su hijo, aunque no sabía las circunstancias. «Entonces está casado», fue lo primero que pensó, sin siquiera saber exactamente por qué eso le parecía un problema, o tal vez si lo sabía, ver a su mejor amigo de años atrás casado, agarrado de la mano de ese pequeño, para ser honesto no era una imagen que visualizaba en él.

—Lo siento —dijo el peliverde.

—No te preocupes, era solo una broma, ¿verdad Hiro? —este asintió y Tsukishima le sonrió con calidez al pequeño—, espero que disfrutes de tu beca.

—Claro que sí, lo hare y me seguiré esforzando hasta llegar al equipo nacional.

—Para ser pequeño tienes grandes sueños, sigue esforzándote y verás lo lejos que podrás llegar —volvió a sonreírle y evitando lo que había estado haciendo, miro de nuevo a Yamaguchi— Hola Yamaguchi... ¿Cómo has estado? —su mirada fue de nuevo directo hacia sus ojos, como si pudiera descifrar algo en él.

—Bien...—bajo la mirada.

No le sorprendió, en realidad, la respuesta que recibió. Había pasado un tiempo de no verlo, así que cuando sólo recibió esa respuesta supo que su amigo, si aun podía considerarlo así, estaba incomodo y lo único que deseaba hacer era irse. Un jalón en el estómago fue provocado al recordar que en realidad cuando Yamaguchi estaba con él, no era para evitar una conversación, sino para alargarla y hablar sin parar, así que Tsukishima no lo detenía, nunca lo hacía, al menos no cuando ellos estaban completamente solos, en la comodidad de su amistad.

—Creí que ibas a saludarme, ¿cuánto tiempo ha pasado?, pensé que te alegrarías de verme —lo único que se le ocurrió fue molestarlo, era su especialidad, un arma de doble filo que más que ventaja era desventaja, pero al menos en Yamaguchi siempre funcionaba— Acaso no fui importante para ti, que ya no quieres saludarme.

—No... No es así Tsu...Tsukishima —lo miro a los ojos.

Tsukishima se quedó por un momento impactado, y la sonrisa que no sabía que tenía en ese momento se desvanecido un poco, se sentía raro escuchar por primera vez en él, en Yamaguchi, su apellido completo, en lugar de aquel apodo cariñoso, que siempre le había dicho: "Tsukki".

—Es decir, me da alegría verte, pero no quería interrumpirte y tenía prisa —le dijo Yamaguchi, porque en realidad era verdad, todo era cierto, le daba alegría verlo, sí, no quería interrumpir, también, y él tener prisa, no, no era cierto, pero ya tenía hambre, así que era un factor que podía considerar, en su cabeza, como una excusa para irse.

¿Creo que me enamoré? [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora