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—Usagi, —hablaba por el altavoz Tsukishima— necesito que investigues a alguien más.

—Si señor, ¿quién es?, tiene algún dato de él.

—No, no tengo nada de él, pero es alguien cercano a Yamaguchi. No encontraste nada respecto a si mantenía una relación con alguien.

—No, señor —dijo Usagi, con un ligero tono de curiosidad.

—Usagi...—sonrío ligeramente Tsukishima al percibir el tono de su secretario por el teléfono.

—Lo siento señor, sólo... fue curiosidad.

—Trata de investigar algo sobre alguna relación, si es necesario vigilarlo, hazlo.

—Bien, lo haré señor. Por cierto, su hermano vino a buscarlo, me pidió que no se lo dijera, pero creo que era necesario.

—Akiteru, ¿y se fue o está en mi departamento?

—Se quedo en su apartamento.

—Gracias Usagi, te veo mañana.

Tsukishima siempre había admirado a su hermano, pero no le gustaba que estuviera atrás de él y más ahora que había regresado a Japón. Todo su recorrido fue relativamente tranquilo, aunque al pensar en lo que había visto antes, lo seguía dejando pensativo. Se movía inconscientemente hacia su departamento y fue ahí cuando vio a su hermano quien lo esperaba en la puerta del gran edificio, estacionó su carro y se dirigió hacia él.

—Hermano —sonrío Akiteru abrazándolo, Kei se quedó rígido, no era muy aficionado al contacto físico y menos cuando era de una forma evasiva—, sabes, estos edificios tienen departamentos muy grandes, creí que te gustaban los espacios pequeños —dijo soltándolo sin importar que su hermano, en lo más mínimo, le devolviera el abrazo. Sabía que él era así.

—Casi nunca estoy en casa, así que nunca hay desorden —lo miro y le hizo un ademán para que entrarán al elevador.

—¿Piso?

—Tres, apartamento, once.

—¿Qué tal están las cosas, en tu trabajo, te has encontrado con Yamaguchi? —le dijo mientras apretaba los botones del elevador.

—¿Por qué me preguntas de pronto por él? —Kei lo miró desconcertado, no sólo por la pregunta tan directa, sino también porque era muy específica.

—Siempre fueron buenos amigos, ¿no?, lo más seguro es que lo hayas ido a ver después de todo este tiempo, tenías un cierto afecto por él y Yamaguchi... —hizo una pausa, el elevador se detuvo y entraron al departamento, que era bastante espacioso, con grandes ventanas que dejaban ver lo grande que era la prefectura de Miyagi.

—Yamaguchi, ¿qué?

—Él siempre te miraba de una forma peculiar, ¿sabes?, como de esas escenas románticas en donde todo se vuelve borroso excepto la persona que te importa.

— ¿De qué hablas?

—Tal vez nunca te diste cuenta, pero incluso llegue a creer que le gustabas, pero no fue así, ya que tiene un hijo, así que....

—¿Cómo sabes que tiene un hijo?

—Si tienes tantas preguntas... —hizo una pausa y lo miró— por qué no vas a preguntarle a él y se reúnen de nuevo.

Tsukishima suspiró —Ese es el problema, él no quiere. Resulta que está trabajando en mi empresa, me lo tope una vez, pero pareciera que no quiere hablar conmigo —se sentó en su sofá color gris y empezó a aflojar un poco su corbata—, y no entiendo el por qué.

¿Creo que me enamoré? [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora