—¿Me da una pastilla para el día siguiente?— le dije al farmacéutico de lentes que estaba atrás del mesón.
—Ahora se lo traigo.
Tenía voz de ratón de biblioteca.
Luego de lo que paso en el auto con Justin no habíamos hablado nada, y cuando llegamos a la farmacia lo llamaron por teléfono y no se pudo bajar conmigo para comprar la famosa pastilla juntos, era extraño que de un día para otro ya me este volviendo en. ¿Cómo decirlo? Una adicta al sexo, pero como no, si el compañero que tengo es un Dios que no se rinde ante nada, un ninfómana de primera, si él hubiera querido lo hubiéramos hecho tres veces en el sofá, no paso porque según él "no es el lugar perfecto", luego si ocurrió en un vestidor. Por Dios, perdí mi virginidad en un típico vestidor, que linda forma, notese mi sarcasmo, y si no fuera porque es un manipulador y furioso empresario de Los Ángeles, en su coche hubiéramos tenido un poco de acción.
—¿Algo más señorita?— me pregunto el vendedor.
—Sí, quiero también un test de embarazo, pero que sea separado.
El asintió y se perdió entre las filas de estanterías repletas de medicamentos.
¿Por qué quería un test? Fácil, no voy a estar tomando pastillas toda mi vida y no creo que él sea capaz de estar todo el día con una caja completa de condones, aunque ahora que lo conozco mejor, espero cualquier cosa de él. Soy joven, solo tengo dieciséis años y no sería muy grato para mí la llegada de un bebe en estos momentos y sumándole la enfermedad de mi madre. Tendría un lió en mi cabeza.
—Diez dólares la caja de pastillas y quince por el test de embarazo.— me saco de mis pensamientos el mismo hombre que me atendía.
—Las pastillas las pago con tarjeta y el test con efectivo.— puso una cara de sorpresa cuando le dije que pagaría con tarjeta de crédito unos simples diez dólares.
Es raro hasta para mí, pero el señor Bieber solo tenía billetes de cien incluso más, y lo único que portaba era su billetera con sus tarjetas de crédito. Y sorpresa, es dueño de la farmacia.
Le entregue la tarjeta y él la paso por la típica caja registradora, luego me la entrego junto con la boleta, hice lo mismo con los quince dólares pero hay el dinero era escaso y no me sobro vuelto.
—Gracias.— le di una sonrisa para que sacara su cara de estúpido.
—Gracias a usted, vuelva pronto.
Ya estoy comenzado a odiar esa frase.
Salgo casi corriendo de la farmacia, si vuelvo a escuchar esa misma oración no me importa quien sea, lo golpeare para descargar todo.
Llego al deportivo de Justin, abro la puerta y me adentro sin decir nada.
—Gracias por comprar, vuelva pronto.— me dice con una sonrisa burlona, me lo dije y lo hice, le pegue en el brazo y me arrepentí en un segundo y medio cuando me tomo la muñeca izquierda apretándome fuertemente haciendo que ya se me notara algo rojo.— Parece que no entendiste, no me gritas, ni me pegas, ni nada de insultos. Una vez más que hagas eso te va a ir peor. Nunca te voy a pegar, mi madre me enseño que a una mujer solo se le toca para acariciarla y se le grita para decirle te amo, pero no me dijo nada sobre hacerle la vida imposible si es que puedo. Esta te la dejo pasar porque no sabías, pero la próxima, no será igual.
No sé que decir y solo asiento con mi cabeza, él me suelta bruscamente haciendo que mi antebrazo choque con la palanca de cambio siento un dolor mayor.
Nota mental. Nunca hacer enojar a Justin Bieber.
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Podría ser mi hija ➳ j.b
Fanfiction❝El amor de Justin y Kendall es complicado ya que tienen que pasar por varios obstáculos. Su amor es prohibido ya que él piensa que ella podría ser su hija.❞ mariela_1D.©