capítulo 10

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MADDIE se quedó en silencio algunos minutos,se sentía atontada, no sabía qué decir o por lo menos no podía expresar sentimientos tan confusos de una forma un poco coherente.
-¿De verdad piensas eso? -logró decir después de un buen rato.Si de verdad él se sentía así, quizás ella tuviera alguna opción.
No estaba demasiado segura de haber entendido bien lo que había querido decirle, Maddie frunció el ceño por un lado, todo su cuerpo estaba temblando por la excitación de aquella esperanza. Pero, por otro lado, sentía que su corazón se iba endureciendo ante la sospecha de que él estuviese intentando manipularla otra vez.
-¡Claro que sí! -le contestó Dimitri mientras le quitaba un mechón de pelo de la frente-. Cada palabra que he pronunciado es cierta, tú eres la única que puede decidir cuántos hijos vamos a tener yo quiero lo que tú quieras, amor mío.

El corazón de Maddie dio un vuelco al oír aquellas palabras parecía que Dimitri le estaba hablando con devoción, sin embargo, se sentía tonta al confiar en que él le estuviese hablando con sinceridad, en el pasado no lo habría dudado ni un segundo, el nunca le había dicho expresamente que la amaba, pero Maddie lo había creído con todo su ser. Sin embargo, todo había cambiado y ella sería una estúpida si no se daba cuenta no podía confiar en él lo suficiente como para creer que la idea de compartir con él un matrimonio de verdad fuese verdadera. No obstante, aquellos ojos que tenía frente a ella tenían el poder de hipnotizarla y no conseguía apartar la mirada a pesar de que cada palabra tierna y cada mirada de deseo pudiese esconder detrás una horrible realidad.
-¿Y estarías dispuesto a complacerme si te dijera que quiero tener seis hijos... ? -preguntó.
-Bueno, en tal caso, me alegraría de tu deseo de maternidad, pero intentaría convencerte de que tres es el número perfecto. ¡No podría quedarme indiferente a tu lado si intentaras dar a la luz un equipo entero de fútbol! Sería demasiado para ti y no lo podría permitir, tú eres demasiado importante para mí.

Dimitri le acarició la cara con la punta de los dedos, siguiendo la línea de las mejillas a la mandíbula.
Maddie cerró los ojos, perdida en aquel contacto, el sabía ser tan cariñoso y al mismo tiempo tan seductor.
El principal problema de querer a alguien como ella quería a Dimitri era que uno estaba dispuesto a creerse todo lo que le decían.

Maddie no podía evitar agarrarse a un clavo ardiendo para no perder la esperanza, era consciente de que, en aquellos momentos de intimidad, estaba dispuesta a olvidarse de todo y se sentía incapaz de cambiar su actitud hacia él. Con la boca reseca y el corazón latiendo de forma acelerada, Maddie pensó que había
llegado el momento de enfrentarse a él y hablarle por fin de su amante, no podía ser demasiado directa. Un ataque habría generado una respuesta inmediata y violenta.
Tenía que adoptar un tono más indulgente, hacerse un poco la interesada y luego preguntarle en tono casual si sabía algo acerca de la imposibilidad de Irini de tener hijos.
-Me parece que Irini no puede tener hijos... ¿es eso verdad? -dijo estudiando su reacción.
-Sí, fue por un accidente que tuvo cuando era pequeña -le contestó él con un tono relajado, apoyando la cabeza sobre ella-. Pero no es una tragedia como podría serlo para otras mujeres, créeme, Irini no aguanta a los niños tiene una verdadera aversión hacia ellos; no se puede ni siquiera acercar, no tiene instinto maternal y pienso que, en realidad, su esterilidad es lo mejor para ella, los niños necesitan amor y ella no sería capaz de proporcionarles lo que necesitan.

Maddie sintió que Dimitri estaba profundamente convencido de lo que le acababa de contar. Tenía una idea muy clara de lo que los niños podían necesitar porque él mismo había tenido una vida con muy poco amor y cariño después de la muerte de sus padres.

A Maddie se le secó aún más la boca mientras el corazón aceleraba sus latidos. Dimitri estaba muy contento de convertirse en padre, parecía claro que no quería dejar a sus hijos en mano de una persona que no fuese capaz de mostrar suficiente amor o cariño hacia ellos.
Ella no podía parar de dar vueltas a lo que le decía su
corazón mientras miraba los fantásticos ojos dorados que tenía enfrente,Dimitri le tomo la cara entre sus manos.Si Maddie le daba los hijos que ambos deseaban y si su matrimonio todavía era importante para él, eso implicaba que ella era también importante para Dimitri.
Era una cuestión de lógica ¿E Irini? Bueno, Maddie no podía imaginarse soportando la presencia de la otra mujer en la casa familiar.
No podía olvidar que él amaba a Irini, lo había escuchado mientras Dimitri lo había dicho por teléfono, y además, según Amanda, todo el mundo se había imaginado que, en un momento dado, los dos contraerían matrimonio. Todo eso había pasado mucho antes que ella entrase en la escena. ¿Podía vivir con él y darle hijos sabiendo que estaba todavía enamorado de la otra? Sí, podría hacerlo si trataba de reconquistar su amor, como madre de sus hijos, podría hacerle olvidar a aquella mujer, pensó Maddie con una determinación inesperada. Sintiéndose como hipnotizada por la calidez de sus ojos, Maddie sintió una nueva oleada de deseo apoderándose de su cuerpo.
-¿Vamos a irnos o prefieres quedarte aquí y hacer otra vez el amor? -le preguntó Dimitri en un susurro.
-¿Tú qué crees? -le contestó ella con una sonrisa radiante.
Maddie lo atrajo hacia sí, no podía reprimir el deseo que sentía por él ni su necesidad de amarlo. A veces se sentía tonta, pero en la última semana había aprendido que no podía negar sus propias emociones.

Matrimonio Borrascoso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora