Capítulo 6: Nos Reencontramos,

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Elliot

Desperté y lo primero que vi fue los restos de la cocaína, luego de dos días sin inhalar se me hizo imposible, apenas podía respirar, sentía que mi cuerpo me lo pedía a gritos y lamentablemente tuve que darle lo que quería.

Suspiré.

Lo siento mamá.

Me levanté y fui directo al baño, estando al frente del espejo pude ver mi reflejo. Mis ojos estaban ligeramente rojos y tenía ojeras muy oscuras por no dormir bien y mi cabello estaba muy desordenado.

No me gusta este reflejo.

Me saqué la ropa y entré a la ducha con agua fría para despertarme, sentí como el agua caía sobre mí, erizando mi piel a cada toque.

¿Cuándo empezó a salir todo mal?

Me preparé y salí en dirección a la universidad, un poco más temprano de lo usual para ver si me encontraba con Kevin.

Ya no me quedaba mucha cocaína y con lo que inhale ayer se podría decir que ocupe un poco más de lo usual.

Perdí la razón en ese momento.

Preparé mis cosas y con mucha pesadez salí de mi casa.

Caminé por las calles, entré a un callejón y caminé hasta que vi a Kevin junto a otros chicos fumando.

No era necesario decir qué.

Me acerqué a él y pude ver cómo iba ensanchando su sonrisa.

—Veo que ya me extrañaste—Dijo riendo.

Lo fulminé con la mirada y decidí no decir nada.

—Necesito más— Murmure.

—Si es lo que quieres—Dijo simple encogiéndose de hombros.

Se acercó y me mostró una pequeña bolsa.

Intenté tomarla, pero la alejó de mí.

—Primero el dinero—Explicó.

Giré mis ojos, saqué unos billetes y se los pasé.

—Un placer hacer tratos contigo, Comprador estrella. —Hablo mientras me pasaba la bolsa.

—Si, si lo que digas—Espeté saliendo del callejón y entrando a la calle principal.

Llegué a la universidad y caminé por los pasillos dirigiéndome a la sala de Arte.

Abrí la puerta y vi mi dibujo unos segundos, cada vez dolía menos pero no significaba que lo olvidaría fácilmente.

Todos hemos sentido el dolor de perder a alguien, ya sea un familiar, un amigo, un padre, una madre, un hijo o un hermano.

Nadie está preparado para aquello, no importa si es una persona sana o enferma pero lo que más me duele es que ella era la única persona que estuvo a mi lado siempre y ya no está.

Apreté mis puños y sentí la pequeña bolsa que sostenía.

Por más que quisiera dejarlo no podía.

Y es lo que más me da pena.

No poder dejarlo.

Lo necesitaba.

Miré hacia ambos lados y saqué la bolsa y la guardé en mi mochila junto a mi celular.

Me dirijo a la sala que me corresponde a pedido de Jess. Ayer me dijo que fuera incluso si era para no hacer nada. De solo recordar sus mejillas cuando se inflan al estar enojada sonrió sin pensar.

A Través Del ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora