Capítulo 7: Y Tu secreto se reveló,

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Jess.

Unas horas antes.

Elliot está durmiendo en mi hombro, se ve muy cansado, tiene pequeñas ojeras que al verlas de cerca están muy pronunciadas y su aspecto cansado hace que me sienta muy mal por él.

Empiezo a acariciar su cabello haciendo que se acerque más a mí.

Ya me estoy acostumbrando a que haga eso, me di cuenta qué Elliot, aunque no lo demuestre, es muy cariñoso. Al principio era más cerrado pero luego de una semana se empezó a abrir más y se volvió un "osito cariñosito" como yo le digo.

Estaba hundida en mis pensamientos cuando empezó a sonar un celular, revisé el mío, pero no era, el sonido cada vez era más y más fuerte y vi que provenía de la mochila de Elliot.

Lo intenté despertar, pero no reaccionó, solo murmuraba cosas.

—Elliot—Dije.

—Elliot—Hable aún más fuerte— Te están llamando.

Él abrió un poco los ojos, pero parecía que todavía estaba dormido.

—Contesta tú—Murmuró, intentando abrazarme.

Suspiré.

Dejé a Elliot durmiendo con su cabeza puesta en mi mochila y agarré su mochila buscando el celular, que ha sonado como tres veces ya.

Vaya que es insistente la persona que lo llama.

Abrí su mochila y busqué su celular con ayuda de su sonido.

Lo encontré y vi que llamaba un número desconocido, un poco nervioso contesto.

—¿Hola? —Pregunto.

—¿Quién eres? —preguntó en un tono que me puso los pelos de punta.

Estaba nerviosa y asustada.

Miré a Elliot y seguía durmiendo como un bebé.

—Te pregunté quién eres—Exigió.

—No necesita tratarme así—Murmuré lo suficientemente alto para que me escuchara—Ni siquiera sé quién eres.

—Yo tampoco y por eso te pregunto quién carajos tiene el celular de mi hijo— Decreto enojado.

Hijo.

No entiendo por qué no lo tiene agregado si es su padre, pero debo suponer que ya entiendo la razón.

Elliot nunca habla de sus padres, noté que hablar de ese tema lo incomoda mucho así que decidí dejar de preguntar e insistir.

—Soy una amiga de Elliot—Dije.

Note como a través del celular se escuchaba una risa.

—Por favor, apuesto que eres una zorra que conoció y ya estuvo en su cama—Hablo.

Sentí como mi corazón dejó de latir, pero de rabia. Tomé el minuto de valentía que tenía y hablé.

—No, no tienes derecho de tratar a ninguna mujer así y no, no me he acostado con su hijo—Dije levantándome.

—Por favor, no me mientas, déjame informarte que solo serás una noche para él—Dijo tranquilamente.

—Elliot es mi amigo, nunca me ha hecho nada y es una buena persona. —Espete.

—Seguro—Dijo.

Se estaba burlando de mí.

—No puedo creer que tenga un padre como usted— Dije.

—Y yo no puedo creer que pienses que eres su amiga—Hablo.

Silencio, no sabía qué decir.

Y en ese segundo me sentí miserable.

—Seguro que te trata bien, es amable, te sientes como la chica más especial del mundo, pero déjame decirte que una vez que abras tus piernas él se irá, como siempre hace. —Dijo como si fuera lo más normal.

No le creas dijo mi conciencia.

—No te creo—Dije firme.

Yo confío en Elliot, él no es así, ni siquiera lo he visto junto a una chica, es casi imposible que sea ese tipo de persona.

—Y si no tiene nada más que decir, colgaré y déjeme decirle que debería aprender a ser un mejor padre. — Hable enojada.

—Solo dile que me llame— Dijo y colgó.

Estúpido, yo iba a colgar.

Me volteo y observo a Elliot durmiendo como un saco de papas y me sorprende que no lo haya despertado con el ruido.

Levanté su cabeza y la puse en mi hombro de nuevo.

Me dispuse a guardar su celular cuando vi una pequeña bolsa con un polvo blanco.

Droga.

La observé durante unos segundos y sin pensarlo la guardé en mi bolsillo.

Eso no está bien.

Pero eso le hace daño.

Pero no tienes derecho para robarle sus cosas.

Pero quiero lo mejor para él.

Y soy su amiga...

Pensé al final.

Preocupada le acaricié el cabello y me distraje un rato hasta que él despertó por su cuenta.

Me miró y sonrió.

Yo le sonreí también, pero se dio cuenta de que estaba preocupada por algo.

—Te llamaron—Murmure.

—¿Quién? —preguntó extrañado, levantando la cabeza para mirarme.

Me acomode, no podía mirarlo entonces baje mi mirada hacia mis manos.

—Dijo que era tu papá—Hable.

Noté a Elliot tensarse.

—¿Qué te dijo? — Pregunto, reaccionando después de unos pocos segundos.

—Nada importante, dijo que lo llames después—Conteste.

—¿Segura? — Cuestionó.

Asentí con la cabeza y sin pensarlo abrí mi boca intentando decirle sobre lo que encontré en su mochila, pero la volví a cerrar.

No podía.

—Creo que es hora de irme—Dije levantándome y entregándole su celular.

—Te acompaño—Dijo levantándose.

—No es necesario—Hablé rápidamente.

Sabía que iba a quejarse, pero hablé antes que él lo hiciera

—Tranquilo, además todavía es temprano—Agregué.

Me despido con la mano mientras voy caminando arrepintiéndome de no poderle decir.

Y no ser lo suficientemente valiente para enfrentarlo.

Actualidad.

Estoy en mi habitación observando la pequeña bolsa que está en mis manos pensando que lo mejor hubiera sido ignorarlo, porque lo más probable es que Elliot se enoje conmigo.

Suspiro.

Ni siquiera tengo su número para llamarlo, ahora pienso que debí pedírselo.

Guardo la bolsa dentro de una caja para que no levante sospechas y nadie la descubra.

Camino hacia mi cama y me siento en su borde.

—Mañana se lo devuelvo. —Pienso.

⏸️

Continúa ➡️➡️➡️

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