Mis mejillas ardían y se sentían de los más calientes, mi corazón a mil y ese constante cosquilleo en mi vientre, de par en par mis ojos abiertos, mi respiración agitada, esta vergüenza no se puede superar.
—¡Si! ¡Si! ¡Si!— grite exaltado, para luego intentar parar a Chris, quien estaba arrodillado.
Todos nos miraban, algunos raro y otros divertidos, pero en fin, todos nos miran. Chris estaba arrodillado para pedirme que tengamos nuestra primera cita, ya que según él, la salida a la playa no cuenta por que fueron nuestros amigos, sostenía una rosa en su mano y una impecable sonrisa, hubiera sido una perfecta idea si no me lo hubiera pedido en publico haciéndome pasar la vergüenza de la vida, era muy lindo, pero tener las miradas de todas esas personas, no me gustaba.
Chris se levanto y se sacudió el pantalón que llevaba puesto, estiro sus labios para que le diera un beso, lo que hice, dejando un suave y tierno beso en sus labios que sabían dulces por que estaba comiendo un dulce.
—Sabia que ibas a aceptar— dijo él aun con su sonrisa.
—¿No podías ser más disimulado?— dije mirando la rosa que ahora se encontraba en mis manos.
—No— dijo felizmente.
—¡Pero que tiernos! la parejita de maricas— dijo la molesta voz de la rubia más odiosa del mundo. Fernanda.
Rodé los ojos al escucharla, era de esas personas que aparecen en donde no los llaman y donde nadie los quiere. Chris tenia una cara de que la iba a matar, aunque fuera su ex. Y llegó nuestra salvación.
—¡Que dulce! Una perra que habla— la hermosa voz de Martina.
Chris me tomo de la mano riendo un poco, aunque esa chica nos haga pasar un mal rato, no nos ganaría.
Miraba mi ropa una y otra vez, sin saber cual escoger, era la primera cita, suspire frustrado, aunque me esfuerce lo más que pueda nunca me podre poner al nivel él, dirían que exagero, pero Chris es Chris, osea.
Termine por colocarme un pantalón ajustado azul marino, una sudadera gris que me quedaba un poco grande pero tenia el logo de Mickey Mouse en medio, con unas zapatillas negras.
Una ultima mirada al espejo, solo puedo decir. Me veo muy gay, bueno, soy gay, me tendré que acostumbrar a vestirme así, de esta forma, osea antes me vestía así pero nunca me di cuenta que demostraba mi orientación sexual.
—Un día disfrutando, sólo Chris y yo— dije sonriendo mientras que me arreglaba un poco el cabello.
Salí de mi habitación y baje enseguida las escaleras algo apresurado, llegue abajo Encontrándome con Chris quien estaba jugando en su celular mientras que fruncía el ceño, seguro por que no puede pasar de nivel de su juego.
¿Les ha pasado que ven a una persona y enseguida sonríen? Eso me pasa a mi cuando miro a Chris y sus infantiles expresiones.
Él dirigió su mirada a mí y me sonrió de lado, se levantó de su asiento y se levanto acercándose quedando a unos centímetros de mi.
—¿Por qué eres tan mono?— dijo tomando con sus manos mi cintura.
—Mm... Porque tengo un novio que me hace ponerme mono— dije dudando un poco, aunque mantenía mi sonrisa y mi mirada fija en sus ojos.
—Buena respuesta, te has ganado un premio— dijo dándome un beso.
Sudados, nuestras respiraciones agitadas, su cuerpo encima del mio, sentía su respiración en mi nuca, uno apegado al otro y nuestras miradas encontradas.