Capítulo 19

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Los días y la relación avanzaban a pasos agigantados, ambos aprovechaban su nueva cercanía pasando mas tiempo en el departamento del contrario.

A Volkov le encanto conocer por primera vez la habitación donde residía su omega, tal como lo sospecho todo era colorido, acorde con la personalidad del menor, sabanas de colores junto a almohadas de diferentes figuras y tamaños, su armario rebosante de ropa extravagante junto a varios zapatos, zapatillas y botas, una alfombra mullida y cómoda, todo gritaba a que Horacio vivía allí, ademas de su aroma regado por cada rincón.

Los demás espacios eran casi similares, aunque recién empezaban a amoblar el lugar ambos hermanos le habían dado su toque personal a cada espacio, la sala al ser de un tamaño considerablemente amplio daba la impresión de estar vacía por los pocos muebles, pero para ambos chicos les era suficiente tener un televisor de 55 pulgadas en medio de unos cuantos sillones, sentados allí entre los tres habían visto alguna que otra película aunque al final Gustabo terminaba escapando de la pareja que empezaba a darse cariño descaradamente frente a el, Horacio solo sonreía con sorna aumentando sus mimos para molestar al rubio como un tipo de venganza por todas las veces que le había hecho bromas en comisaria.  

Era jueves por la noche Horacio había llegado antes a casa al sufrir algunos malestares durante el día, Conway al verlo solo lo despacho a su residencia para que se tomara un descanso sin antes darle un sermón por ser descuidado con su salud

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Era jueves por la noche Horacio había llegado antes a casa al sufrir algunos malestares durante el día, Conway al verlo solo lo despacho a su residencia para que se tomara un descanso sin antes darle un sermón por ser descuidado con su salud.

En cuanto llego su estomago gruño pidiendo comida, arrastrando los pies se dirigió hacia el frigorífico para sacar algo que comer, Gustabo no volvería esa noche por su turno nocturno, así que solo preparo comida suficiente para una persona.

Mientras comía se le paso por la mente ir al departamento de Volkov y esperarlo, pero sus ánimos se fueron cuando recordó que también trabajaría toda la noche – solo solin solito – murmuro tomando el ultimo bocado de comida, con pasos perezosos remojo el plato para lavarlo mas tarde, sus ánimos no estaban muy elevados como para tomar una baño largo, solo se dio una ducha rápida y se cambio a un pijama cómodo, esperando a que su dolor mermara por si solo se contra en colchón cayendo boca abajo, sus extremidades parecían muy pesadas pero aun así rodó por la cama para meterse, cuando estuvo acomodado y dispuesto a dormir un calor repentino invadió su cuerpo, haciéndole lanzar las sabanas a un costado.

Se revolcó por toda la superficie blanda buscando algo frió, un leve tirón en su vientre bajo y la lubricación bajando por su trasero lo alerto nuevamente, tomando el móvil busco el calendario, haciendo cálculos mentales se dio cuenta de que no era un simple resfriado o malestar – mierda... el celo – maldijo fuertemente – esas pastillas no sirven¡¡¡ – grito esta vez pataleando, las había tomado al pie de la letra, incluso había programado alarmas para no descuidarse, suficiente había sido para el pasar dos celos sin ningún supresor encima, creía que con tomar las pastillas recetadas por el doctor muerte serian suficientes para que su ciclo desapareciera, estaba molesto, tomo nuevamente el teléfono buscando un contacto en especifico, el timbre de espera lo impaciento mas hasta que una voz ronca contesto – Claudio los malditos supresores no sirven – reclamo inmediatamente.

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