Converse Azules

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Narra Oliver

Pase horas buscando a Nathaniel, por todos lados, en el parque, en el supermercado, en la biblioteca, en el instituto. Busque por cada maldito ciudad de Vera al chico, pero no estaba habia desparecido de la faz de la tierra.

Era media noche y Harriet se había negado a irse de mi lado mientras buscábamos, nos encontrábamos cerca de la librería de sus abuelos cuando mi teléfono sono.

Era Dnnielle.

—Por favor dime que regreso —. Dije apenas respondí el teléfono.

—No —. Dijo ella rompiendo mis esperanzas —. Pero mamá dice que esta bien, no quiere decirme donde está pero... No lo sé Oliver, siento que mi hermano me necesita.

Suspiré un poco alejándome de Harriet, la chica ya estaba titiranto de frío.

—¿Tu mamá sigue despierta? — Ella hizo un sonido de afirmación —¿Puedo hablar con ella?

Escuche como Harriet llamaba a su madre, también el sonido de sus pasos y como susurraba cosas hacia su madre.

—Oliver cariño —. Dijo con voz suave.

—Señora Evans, es un gusto oírla. Creo que sabe que le voy a pedir.

—Oliver aprecio que te preocupes por mi hijo pero creo que en este momento el necesita un poco de soledad.

—Señora Evans, quiero a su hijo. Se ha convertido en mi mejor amigo en los últimos meses, estoy muy preocupado por él y en cómo pudo afectarle lo que sea que recordó —. Dije con un poco desesperación sonando en mi voz —Solo quiero hablar con él, hacerlo entender que no está mal que ame a una persona.

—Entiendo Oliver pero...

—No voy a parar hasta que lo encuentre —. Dije interrumpiendola —. Tengo que verlo.

—Esta bien —. Suspira con resignación —¡La única condición es que no lleves a Harriet contigo! Aun no.

Acepto con un poco de duda y ella me susurra una dirección encargándose de que Danielle no escuche nada, le agradezco y me disculpo por haberla molestado tan tarde. Regreso hacia Harriet quien estaba aferrándose a su chaqueta, la abrazo para que entre en calor y ella apoya su cabeza en mi pecho.

—No puedo ir contigo, ¿cierto?

Negó con la cabeza, y apoyo mi barbilla en su cabeza, mirando a lo lejos perdido en mis pensamientos.

—Solo traelo a salvo por favor —. Susurra apuntó de llorar.

Nos quedamos un rato más abrazados disfrutando del silencio que había en la ciudad, antes de ir a mi casa por mi auto la pasando dejando a la librería. Le prometo que a traeré al chico de regreso y me voy.

Subo al auto y pongo la dirección que me dijo la madre de Nathaniel, era unos kilómetros a las afueras de la ciudad por lo que tardaré al menos una hora en llegar.

Pongo un poco de música para distraerme y mantenerme despierto. Verá siempre ha sido hermoso de noche, las luces le dan un toque nostálgico a la ciudad y a pesar del silencio siempre podrías escuchar una suave melodia de fondo sonando en algún hogar.

Verá siempre había sido un lugar de sueños y esperanzas, en este lugar la mayoría nos conocíamos y apoyabamos, a pesar de la ciudad era bastante grande.

Siempre le estaré eternamente agradecido a mi madre por haberme traído a este lugar, lo voy a extrañar mucho cuando me vaya a Suiza.

Llegó al lugar que me indicaron a la una de la madrugada, suspiro sintiendo el aire aire entrando a mis pulmones y haciéndome temblar.

La chica de las converse rojas [Amores inefables#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora