Capítulo 4

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¿Me acaba de pedir mi número?

¿Qué pasa mundo? ¿No te ríes lo suficiente de mí?

-No. Antes muerta.-después de decir eso,me di la vuelta y me marché. Prefería hacer un examen de física a estar con un cretino.

**Después de clase**

Salí de clases y decidí no ir a casa e ir directamente a mi supuesto trabajo.

-Hola,soy la chica del otro día Celes..

-¡Hola Celeste!-me interrumpió una chica de pelo verde-Soy Lilizam,aunque aquí todos me llaman Liliz.

-A...oye ¿Nos conocemos?

-No pero Dak-Ho me dijo que tendríamos una nueva chica.

-¿Dak-Ho?

-Eh...¿No me digas que no sabes quién es? ...

-No.

-El sobrino del jefe.

-Ah...perdón es que nisiquiera nos dijimos...bueno él no me dijo su nombre.

-Típico de él. Hablando del Rey de Roma...

El chico entró en el puesto de comida rápida.

-Bueno-prosiguió Liliz-toma. Este es el uniforme.

Me tendió un vestido extremadamente corto,unos patines y un delantal.

-¿Patines? Y ¿Este vestido no es muy corto?

-El jefe lo quiere así y también quiere que vayamos con patines a atender a los clientes ...bueno ,sólo las camareras. Yo soy cajera así que no tengo esos problemas pero Elii me dijo que ibas a ser mesera como ella.

-Ah...vale. Se nota que le gustan las series de los 80...en fin...¿Dónde me cambio?

-Allí-dijo señalando un cuartucho pequeño.

Me cambié y seguía pensando que era muy corto. Menos mal que sabía andar con patines ya que había aprendido antes de aprender con el skate.

El puesto pronto se empezó a llenar. En cierto modo era divertido atender a la gente. Tan divertido que hasta dejé mi mala cara y empezé a atender con una sonrisa. Me había olvidado del cretino coreano que ahora tenía nombre.

-Hola ¿Que desea?-Le dije a una chica rubia y a lo que creo que era su pareja.

-Dos hamburguesas y una piza mediana. Refrescos con hielo y de postre dos helados.

-Entendido. Ahora se lo traigo.

Crash. Un niño pequeño había roto un vaso y estaba llorando. Los padres estaban discutiendo entre ellos y nisiquiera se percataron de ello. El niño seguía llorando.

Me acerqué a él.

-Eh ,pequeño-Dije con el tono más dulce que pude. -Ven,vamos a limpiarte esa herida ¿Vale?

El niño asintió limpiándose las lágrimas con la manga de su camiseta.

Entramos en una sala donde estaba Dak. No me importó sinceramente y bajo su mirada extrañada le desinfecté la herida al niño. Gracias a dios el cretino no abrió la boca.

-Me sigue doliendo-dijo el niño entre sollozos.

-Pues...-busqué en mi mochila unas tiritas. Se me había ocurrido una idea.-¿ves esta bandita?-el niño asintió-el mágica

-¿Mágica?-preguntó extrañado.

-Sí. Si te la pongo ,poco a poco el dolor se va a ir. Sólo hay una condición. No puedes pensar el la herida ¿Trato? -dije tendiendo mi mano. El niño la extrechó con fuerza y susurró un sí.

Le puse la bandita y lo acompañé junto a sus padres. Le expliqué lo ocurrido y me dieron las gracias. Recogí el vaso roto y entré otra vez en la sala donde estaba Dak-Ho a coger mi mochila. Mi turno había acabado.

-Muy bien Celeste.

-¿Cómo?

-Tu magia me asombra.-se rió.

-Y que seas tan cretino a mí también. Chao Dak-Ho.

Me miró sorprendido. Me preparé y me fui. Este día no había estado tan mal.

Celeste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora