Capítulo 30: Nada te impide irte.

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POV HYUNJIN

– Enserio, no nos vuelvas a dar estos sustos Teresa. –le dijo Felix a mi madre con una amable sonrisa en el rostro. – Tu hijo ha estado toda la noche pegado a la silla de la sala de espera, decía que no se levantaría hasta que no tuviera noticias tuyas. –comentó.

– Es todo un amor, ¿no crees? –preguntó mi madre a Felix.

Como es obvio, conozco a mi madre, y esa pregunta no era de las típicas que hace una suegra a su nuera alardeando de hijo, creo que detrás de esa pregunta había más.

– La verdad es que sí, tienes un gran hijo, Teresa. –respondió Felix con sinceridad.

Mi madre se dirigió a la cocina y Felix y yo nos quedamos solos en la entrada. Sí, era un loft, pero desde la entrada a la cocina había distancia y aquello sería algo parecido a estar "a solas."

– Con que un gran hijo, eh. –alardeé con una sonrisa ladeada, burlándome de sus anteriores palabras.

Rodó los ojos.

– Idiota. –musitó mientras comenzaba a andar hacia donde estaba mi madre.

– ¿Qué te pasa? –susurré poniéndome delante suyo para que no siguiera caminando.

– ¿Y preguntas? –inquirió, me encogí de hombros– No te enteras de nada.

– No soy estúpido Lix, por mucho que te lo pueda parecer. –repuse– Ya lo hemos hablado antes, no es que no me importe que te vayas, pero nada te impide irte. –Felix negaba lentamente al mismo tiempo que las palabras salían de mi boca.

No sé a cuál de los dos nos habrían dolido más esas palabras, pero tal vez eso era lo que tenía que hacer, dejarlo ir.

Me miró una última vez a los ojos antes de darse la vuelta y salir por la puerta dando un sonoro portazo.

Me senté en el sofá y coloqué mis manos en mi rostro intentando procesar lo que acababa de pasar. Noté que el sillón se hundía a mi lado y que alguien acariciaba mi espalda sobre la camiseta para darme ánimos.

– Cariño. –me llamó mi madre; levanté la cabeza– Eres tonto.

– Gracias mamá, eres de mucha ayuda. –le reproché.

– No quería que te sentara mal, pero lo has visto...

– Sí mamá, acabo de ver que el hombre del que estoy enamorado hasta el cielo acaba de salir por esa puerta llorando porque soy un completo idiota, y que ha hecho de todo por mí; como fingir ser mi novio y yo se lo he pagado con total indiferencia en algo que realmente me necesitaba. –confesé.

– ¿¡Fingir ser tu novio!? –exclamó con cierta falsedad.

– No te hagas la ofendida, sé que ya lo sabias.

– Desde que entré por esa puerta el primer día. –explicó– Si no fuera por la cara de Lix al decir que eran pareja, habrían pasado por pareja perfectamente. –agregó.

– Vamos, recojamos tus cosas que te llevo a la estación. –le dije levantándome y sonriéndole a mi madre.

***

Hacía poco menos de una semana que Felix había dejado mi casa con un portazo y que mi madre había abandonado la ciudad para volver a casa.  

Mañana era la boda de Cristian, y gracias a mi amigo, me había enterado de que Lix había confirmado que iría acompañado, y tenía una leve sospecha de quien sería su acompañante.

Había sido una semana lenta y aburrida, cuando no peleaba con Felix, todo era más aburrido.

El Hyunjin que era hace dos meses, a estas horas de un viernes, estaría en algún bar buscando a alguien con quien echar un polvo; mientras que el Hyunjin de ahora, está envuelto de toda la ropa que tiene (mucha más de la que pensaba que tenía, por cierto) para elegir el mejor vestuario para la maldita boda porque quería impresionar a Felix. ¿Desde cuándo pensaba yo así?

Me pareció escuchar el timbre y bajé corriendo las escaleras con la esperanza que la que estuviera al otro lado de la puerta fuera Felix.

Pero al abrir, la felicidad momentánea que tuve al escuchar el timbre se esfumaron y recordé que había llamado a Minho, Jeongin y Changbin, los cuales sonreían en el umbral de la puerta con cuatro pizzas en las manos.

– Son ustedes. –dije sin ganas, dejé la puerta abierta y me dirigí a la nevera para sacar cuatro cervezas.

– Nosotros también nos alegramos de verte. –comentó Minho con cierto humor cerrando la puerta.

***

– Cuéntanos, ¿qué planes tienes para mañana? –preguntó Jeongin.– Te arriesgas a que se quede o a que se vaya para siempre, recuérdalo.

– Ya, pero la he cagado. –les recordé.

– ¿Cuantas veces la has cagado con él y te lo ha perdonado? –preguntó Jeongin, aunque todos ya sabíamos la respuesta.

– Millones. –respondí– Por eso no quiere decir que me tenga que perdonar una más, soy tan idiota que siempre que la he cagado ha sido por no decirle que me importaba.

– Una pregunta. –habló por primera vez en toda la noche Changbin– ¿De quién hablamos? -preguntó bebiendo un trago de cerveza.

Todos nos miramos y negamos con la cabeza. Pobre chaval, era un caso perdido.

Después de explicarle a Changbin toda la historia, dos veces, los chicos propusieron que fuera en aquel mismo momento a su casa y le dijera que la quería, pero era demasiado cursi para que eso le gustara a una persona como Felix.

– El otro día ligué. –comentó Changbin.

– ¿Cómo fue? –pregunté. – Que te pregunten donde se encuentra el baño no es ligar, eh. –aclaré.

– Muy gracioso. –dijo riendo. – Se me acercó un chico y me preguntó que si quería bailar, acepté y bueno, acabamos en mi cama. –explicó.

– ¿Cuándo te levantaste por la mañana seguía allí o se largó al ver como eras sin las luces de discoteca? –pregunté.

Pensarán que estoy siendo muy cruel con él, pero no, Changbin y yo siempre mantuvimos este humor en nuestra amistad, si lo dijera por ofender, cualquiera de los chicos me habría parado los pies.

– Después te quejas cuando Felix se va con otro, tienes el sentido del humor en el culo. –contraatacó mi amigo.

– ¿Te acompañará mañana a la boda? –preguntó Jeongin.

– Sí. –asintió feliz Changbin.

– Que rápido van, ¿no? –se interesó Minho.

– Ya ves, ¿seguro que no ha descubierto que tu padre es un político corrupto y tiene cuentas con millones de dólares en Suiza? –pregunté.

– Ni tengo un padre metido en política ni millones de dólares en Suiza, idiota.

– Entonces sí que debes ir en serio. –aclaré– Me alegro mucho, amigo. –dije alzando la botella de cerveza para que se unieran al brindis.

***

– Mañana tienes un largo día por delante. –me recordó Minho una vez acabada la cena y ya despidiéndonos; asentí. – Entonces, ¿Hasta que punto estas dispuesto a llegar para que se quede? –preguntó.

– Hasta el punto de decirle que estoy enamorado de él, aun con todas las consecuencias que me traiga decírselo.

Don't forget me/No me olvides~HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora