Capítulo 12 B

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A/N: Not me yendo una (1) vez al psicólogo a ver si tenía algún tipo de brújula mágica que me ayudara a poner mi vida en orden (spoiler alert: no tenía) y usando lo que me dijo como material para este fic. Si es que no tengo remedio :')

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Capítulo 12 B: Es hora de que el polluelo abandone el nido

Torres Bunker Hill, Los Ángeles

19 de agosto del 2026, 22:07h

Dicen los expertos que la incertidumbre no es una emoción que el ser humano sea capaz de soportar durante mucho tiempo; una emoción con la que sepan lidiar correctamente y puedan sobrellevar bien.

Y Beca, como magnífico espécimen de la raza humana que es, puede corroborar que esa hipótesis es cien por cien correcta.

Hace unas semanas ya que se hizo consciente del nudo de incertidumbre que se le había formado en el interior de su pecho, sin motivo ni solución aparente, y con el que todavía no sabe qué se supone que debe hacer con él.

La incertidumbre causa que su pecho que sienta hueco, cavernoso, como si estuviera lleno de cientos y cientos de pequeños signos de interrogación que suben y bajan como las mareas y amenazan con el desborde.

Hay momentos en que apenas es consciente de ellos, y otros en los que la marea está tan alta que los siente en su garganta y teme escupirlos al hablar o atragantarse con ellos al beber.

La cosa es: Beca debería estar acostumbrada. La incertidumbre es una emoción con la que, para bien o para mal, está bastante familiarizada.

En general, Beca no es una persona que conozca con absoluta claridad lo que siente en un momento dado. Sabe que está sintiendo algo, siente que está sintiendo algo, es solo que muchas veces no sabe identificarlo por lo que es.

Es un gran interrogante hasta que Beca lo procesa y descubre lo que se esconde tras las curvas y el punto; lo cual depende bastante de muchas variables: la complejidad de las emociones, la cantidad, lo esquivas que sean, etc.

Por eso, Beca está familiarizada con la incertidumbre y con las cambiantes mareas de interrogantes en su pecho. No siempre encuentra una solución rápida y se entiende a sí misma a la primera. Pero no recuerda haber tenido una tan fuerte desde hace mucho tiempo.

Desde Barden, desde Chloe, desde la primera vez que se dio cuenta de que sentía algo por su mejor amiga que iba mucho más allá de lo platónico.

Y es eso, más que nada, lo que la está volviendo un poco loca: no saber qué lo ha provocado. Porque, sin saber su origen no puede solucionarlo.

Y así está: se ha quedado atascada en el limbo, como un astronauta perdido en el espacio y condenado por la primera ley de Newton a seguir en movimiento, a flotar sin control, hasta que una fuerza externa se cruce en su trayectoria y actúe sobre él.

Algo suave aterriza en su regazo y arranca a Beca de su profunda reflexión. Vuelve al presente con un parpadeo con el que enfoca su mirada perdida y la baja al guiñapo morado que identifica como su camiseta del pijama.

-Gracias – murmura, todavía algo desorientada, mientras mete la cabeza por el agujero.

Recibe un "mmmm" afirmativo por parte de Lucy quien, desnuda, se pasea de un lado a otro a los pies de su cama recopilando todas las piezas de ropa que tan despreocupadamente habían tirado apenas una hora antes.

Cualquier otro día, Beca habría admirado cómo su piel oscura brilla como el caramelo quemado bajo la luz amarillenta de sus lamparillas de noche.

My God, this reminds me of when we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora