Capítulo 15

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A/N: Je. ¿Se me ha vuelto a olvidar que es jueves? Ni lo niego, ni lo confirmo.

Por cierto, un número alarmante de personas creísteis que en el anterior capítulo Amanda estaba ligando con Chloe al proponerle quedar para tomar café, así que me siento en la necesidad de clarificar que: SOLO ESTÁ SIENDO AMABLE.

Pero me he reído mucho con vuestra paranoia, que conste. Yo siempre asumo que están siendo amables mucho antes que pensar en que quizá están ligando conmigo, y vosotrxs habéis hecho justo al revés.

***

Capítulo 15: Por favor, espere

US—101, Los Ángeles

12 de octubre del 2026, 22:03h

El silencio en el coche es tan incómodo y pesado que Chloe lo siente como si le hubieran envuelto el cuerpo en una alfombra de cinco kilos recubierta de agujas.

O, mejor incluso, como uno de esos sarcófagos egipcios que salían en dibujos animados o en las películas de La Momia e Indiana Jones que tenían la tapa superior recubierta por dentro de afilados pinchos.

Jesse carraspea, y Chloe se tensa ligeramente, porque ahora que se enfrenta a la posibilidad de que saque algún tema de conversación, no está del todo segura de si prefiere continuar en este asfixiante silencio.

Piensa una vez más en cómo ha acabado aquí: después del quinto bostezo consecutivo de Beca, Chloe se dio cuenta de que ya era hora de marcharse porque aunque ella, afortunadamente, no tenía que madrugar al día siguiente, Beca y Jesse no tenían la misma suerte.

A esta decisión siguió un breve debate en el que Jesse se ofreció a llevarla al hotel ya que tampoco le suponía un desvío muy grande de su ruta habitual de vuelta a casa, y Chloe reiteró mil veces que no tenía problema alguno en coger un taxi.

Al final terminó siguiendo a Jesse con cierta reticencia hasta el pequeño parking de invitados situado justo frente a la puerta principal del edificio de Beca y metiéndose en el asiento pasajero de su Audi rojo.

Jesse enciende la radio, pero solo escuchan un minuto de una canción de los 80 distorsionada por la estática antes de que vuelva apagarla con obvia irritación.

Y ni siquiera puede contar con el rugir del motor para rellenar y distraer del hecho de que haya tanto silencio porque el Audi es tan silencioso que nadie diría que estén circulando a 120km/h en una autopista.

Chloe puede oír hasta el crujido del cuero que recubre el volante cada vez que Jesse aprieta los dedos a su alrededor.

Tiene la sensación de que, una de dos, o Jesse se está conteniendo para no hablar de algo, o está tratando de reunir el coraje necesario para sacar el tema de conversación que tan claramente le lleva molestando toda la noche.

Chloe solo desearía que la espera no tuviera que ser tan incómoda.

Y se da cuenta de que no tiene por qué: puede que Jesse todavía no haya tomado una decisión sobre qué hacer, puede que nunca lo haga, pero Chloe tiene en su poder hablar ella de cualquier cosa para matar el tiempo.

- Bueno, ¿y qué tal...? – empieza a preguntar.

Sin embargo, justo en ese momento Jesse también dice algo:

- Oye, ¿y cómo es...?

Ambos se callan de golpe, casi al mismo tiempo, e intercambian unas sonrisas algo tensas.

My God, this reminds me of when we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora