Capítulo 14

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A/N: Se me había olvidado por completo que hoy es jueves y lo que eso significa. Mi concepción del paso del tiempo ya era inexistente pre-covid, pero ahora que todos los días son exactamente iguales, es puro c a o s en el interior de mi cabeza.

***

Capítulo 14: Sé lo vuestro, ¿vale?

Hotel Hollywood Rooselvet, Los Ángeles

12 de octubre del 2026, 11:43h

Estar en el backstage de un escenario, asomada a uno de los laterales para espiar sin ser vista cómo se va llenando lentamente la parte del público, le trae a Chloe un millar de recuerdos que le hacen sonreír con nostalgia.

Cuando se da la vuelta al sentir un par de golpecitos en el hombro, casi espera encontrarse a las Bellas organizadas en abanico tras ella con Beca en el centro de la formación: su azul medianoche lleno de concentración, sus labios firmes por los nervios, el micrófono ya en la mano.

Sin embargo, a quien se encuentra es a un técnico de sonido que se mueve de manera enérgica y apurada.

- Chloe, ¿verdad? – le pregunta el hombre para estar seguro. Ante el asentimiento de Chloe, le enseña un micrófono de pinza y la petaca que trae en las manos –. Tengo que ponerte el micro.

- Oh, sí, claro.

- ¿Puedes descamisarte la blusa un momento?

Chloe tira de la sedosa tela color coral, cuidadosa de no arrugarla, hasta que se desliza por fuera de la cintura de sus pantalones chinos y vuelve su mirada expectante al técnico de sonido.

Pero el hombre no le está prestando atención.

Se ha llevado una mano al oído donde tiene el pinganillo que lleva conectado a su walkie-talkie y parece estar escuchando alguna instrucción que no le conviene, pues frunce el ceño y chasca la lengua en un gesto que derrocha irritación.

- Um... – Chloe mueve una mano casi con intención de alzarla como si estuviera en una de sus clases –. Puedo ponérmelo yo, si necesitas ir a otro sitio – ofrece con una sonrisa que, espera, transmite confianza –. Tengo experiencia con ellos.

El rostro del hombre se llena inmediatamente de alivio y Chloe puede ver, literalmente, cómo pierde parte de la tensión que llevaba sobre los hombros.

- ¿En serio? – suspira –. Eso sería genial, gracias.

- No hay de qué – le asegura Chloe con un guiño, aceptando en sus palmas ahuecadas el equipamiento que le deja el técnico antes de salir corriendo en dirección opuesta.

Chloe agradece el proceso metódico y casi terapéutico de desenredar el cable del micro, porque la distrae de sus nervios. Sus dedos se mueven solos, funcionando a base de memoria muscular, deshaciendo nudos para colar el cable por el interior de su blusa.

La vibración de su iPhone en el bolsillo interior de su chaqueta la distrae momentáneamente y recuerda que no lo ha puesto en silencio. Ese pequeño despiste cae sobre ella con la intensidad de un chispazo, de un calambre, y da un pequeño brinco en el sitio.

Se apresura a corregir su error, sin embargo, uno de los mensajes que acaba de recibir llama su atención.

Becs (ahora): Llevas ropa interior??

Chloe resopla una carcajada que le gana alguna que otra mirada extrañada de los técnicos que trabajan de forma apresurada a su alrededor, y desbloquea el móvil de manera inmediata para responder.

My God, this reminds me of when we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora