Capítulo 20

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A/N: A ver quién es capaz de adivinar en qué contexto dicen la frase del título de este capítulo. Una pista: pensad mal, y acertaréis 😉

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Capítulo 20: Quiero que acabemos juntas

Torres Bunker Hill, Los Ángeles

15 de octubre del 2026, 00:46h

Beca apenas lleva cinco minutos metida en su cama, con los párpados cerrados con tanta fuerza que puede ver bolas de luz flotar y estallar tras ellos, casi obligándose a sí misma a encontrar un sueño que sabe que va a eludirla esta noche, cuando escucha los pasos de Chloe.

Son suaves, porque Chloe va en calcetines, y llenos de duda mientras recorren el pasillo. Se acercan a la puerta entornada de su habitación y Beca abre los ojos de golpe, retorciendo el cuello para poder mirar por encima de su hombro.

Dado que la luz del pasillo está encendida, Beca puede ver la sombra de los pies descalzos de Chloe moverse sobre el parqué a través del espacio milimétrico que separa la puerta del suelo.

Se detienen frente a ella, y Beca se fuerza a mantener la calma.

Piensa: por favor, no entres.

Piensa: por favor, entra.

Chloe parece estar teniendo el mismo dilema, ya que su sombra permanece quieta en el mismo sitio un momento, probablemente solo un par de segundos, lo que dura un parpadeo, pero a Beca se le hace eterno.

Al final, las sombras retroceden y desaparecen hacia la derecha cuando Chloe gira sobre sus talones para continuar por el pasillo hasta su habitación.

Con el suave click de la puerta de Chloe al cerrarse, Beca deja escapar una sonora exhalación.

Es alivio, pero también tristeza.

***

Torres Bunker Hill, Los Ángeles

15 de octubre del 2026, 00:46h

A Chloe le lleva cinco minutos recuperar la movilidad, y cuando por fin lo logra, se levanta del sillón con movimientos robóticos y torpes.

Siente sus extremidades llenas de estática, como si hubiera sintonizado en una emisora que ya no tiene señal y ahora lo único que extingue el silencio es el siseo de una conexión que una vez existió, pero ya no.

Enciende la luz del pasillo para saber por dónde va, porque todavía no está lo suficientemente familiarizada con él como para recorrerlo a oscuras, y sus pies la llevan solos hasta la puerta entrecerrada de la habitación de Beca.

Se detiene frente a ella, insegura.

Agudiza el oído, casi a la espera de escuchar la áspera voz de Beca pedirle que entre de una vez y la abrace fuerte, pero de la habitación de Beca no sale nada más que el más ensordecedor —y esclarecedor— de los silencios.

Cuando Beca está lidiando con mociones tradicionalmente consideradas negativas, solo tiene dos actitudes mutuamente excluyentes: o quiere que la dejen sola y en paz para poder pensar con claridad, o quiere el confort y el apoyo que aporta la presencia de otra persona en un momento turbulento.

Y, además, suelen ser dos actitudes que se suceden la una a la otra, pero nunca en el mismo orden ni en la misma forma: a veces Beca pide primero espacio, y luego el abrazo; y otras veces prefiere un abrazo antes de retirarse para tener espacio.

My God, this reminds me of when we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora