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- qué bonito – dijo fascinado, refiriéndose a la nueva piedra que colgaba del cuello de katsuki

- si ¿verdad? La encontré entre un coral de hojas de fuego. Me parece interesante que su color sea negro y no rosa, o rojo, o azul como otras gemas que he visto

- pues, los colores varían kacchan, no siempre encontraras una piedra del mismo color. Aunque, creo que ya había visto una así, sólo que no recuerdo su nombre – decía el pecoso, sujetándose el mentón y tratando de recordar

- bueno, no creo que el nombre importe – dijo bakugou con una sonrisa, sujetando la gema entre sus dedos y observándola

Fue como si todo su alrededor se desvaneciera, y la única presencia en el mundo fuera él. Se perdió en el brillo de la gema, y de la nada, un rubí ardiente se presentó en esta. Katsuki quedo embobado, tanto, que no escuchaba a su hermano llamándole. Únicamente, veía ese intenso rojo en la piedra oscura.

- ¡¡kacchan!! – gritó izuku, zarandeando al cenizo que no le respondía

Este despertó de golpe.

- ¿eh? ¿Qué? ¿izuchan? ¿Por qué me gritas?

- kacchan, de repente te perdiste

- ¿ah? Pero si no me he movido

- sí, y tampoco escuchabas, veías o sentías. Por un momento creí que tenía una estatua frente a mi

- ¿en serio?

- si ¿Qué fue lo que te paso?

El cenizo vio la piedra, y recordó el rojo brillante que le apareció de la nada. Sacudió la cabeza, tratando de alejar ese extraño acontecimiento de su mente.

- no, nada, sólo pensaba en que denki se pondrá histérico si no llegamos a la migración de mantarrayas

- cierto, kaminari-kun adora a las mantarrayas, se molestará mucho si nos la perdemos

- verdad, así que vámonos ya, o tanto eiji como shoto tendrán que soportarlo hasta que lleguemos – dijo emprendiendo camino, seguido por el pecoso

- jajaja, pobre de shochan

Llegaron justo a tiempo, y pudieron disfrutar de una linda vista. El rubio eléctrico en serio adoraba a las mantarrayas, tanto, que quería irse con ellas. Por supuesto, katsuki y eijiro evitaron esa tragedia, riéndose del exagerado teatro que les hizo el mitad anguila.

- ¡malos amigos, muy malos amigos! ¡no puedo creer que sean tan crueles de no dejarme ir con ellas!

- jajajaja, ya denki, volverán el próximo año

- pero yo quería ir con ellas – lloriqueo por su incumplido sueño

- ya, ya – katsuki le palmeo la espalda, tratando de subirle los ánimos

Lamentablemente, no pudieron pasar demasiado tiempo juntos. Debían cumplir con algunas cosas pendientes. Cada quien se fue por su lado.

- ¿vienes kacchan? Toshinori-san ira a visitar a los niños más pequeños para contarles la historia de nuestros antepasados, y dijo que podemos acompañarlo si queremos

- sabes que adoro a los niños, pero creo que hoy hare algunas cosas solo – dijo con una sonrisa

- ya veo. Muy bien, si cambias de opinión, sabes dónde estaremos

Katsuki asintió, y el peliverde le dio un abrazo antes de irse a donde estaba el impotente soberano de yuei. Bakugou marchó a la casa. Una vez allí, abrió uno de los cajones de su cómoda, y sacó una bella flauta de color naranja con detalles en rojo. Aquella flauta era otro preciado regalo de sus padres, fue con su padre con quien aprendió a tocarla, y ese recuerdo permanece en su mente y su corazón. Conoce varias melodías, pero su favorita, es la de esa canción que solía cantarle su madre de pequeño.

En lo mas profundo / TokobakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora