Llegó a casa y, como pudo comprobar, había llegado antes que los invitados: sólo se oían las voces de sus padres.
Como siempre, se dirigió a su habitación, dejó la mochila en el suelo y revisó los mensajes del móvil. Esta vez no tenía ninguna notificación. Tampoco esperaba ningún mensaje de Alan, ya dijeron que iban a estar ocupados por la tarde.
Volvió al salón y ayudó a preparar la mesa: cinco platos, diez tenedores y diez cuchillos; cuchillos a la derecha y tenedores a la izquierda. A Laura le encantaba tener todo bien ordenado, aparte de que sentía la necesidad de colocar las cosas de una determinada manera.
Minutos después sonó el timbre del portal. Supusieron que eran ellos, abrieron la puerta y esperaron. Pues no, no eran ellos, era el cartero. Eso puso más nerviosa a Laura.
Y ahí seguían, esperando a que alguien tocase el timbre. Fue en el momento en el que Laura salió al balcón, cuando sonó. Su madre abrió la puerta del portal y Laura esperó al lado de la puerta de su casa. Al instante, se oyó un grito de una voz conocida:
- ¡Hola Lauraaaa! - retumbó la voz por las paredes del portal -¿Alan? No se esperaba que sus madres fueran amigas. Igualmente, se contentó de que fuera él el que entrase a su casa. En lo que pensaba todo esto, Alan ya estaba en la puerta de la casa, su madre iba más atrás.
- ¿Podemos pasar? - preguntó el chico, sonriendo -
- Cl-claro - tartamudeó Laura - Pasad, pasad. -Una vez dentro, se acomodaron a la mesa mientras el padre de Laura servía la comida. Los adultos ya empezaron a hablar de sus cosas, así que ellos dos hicieron lo mismo.
- ¿Sabías que ibas a venir a mi casa y no me dijiste nada? - preguntó Laura mientras se reía -
- Pues sí, jajaj, me di cuenta de que no lo sabías y me hizo gracia mantener el misterio. -
- Y al final eras tú - rió de nuevo - Yo ya estaba ansiosa por saber quién iba a ser mi nuevo amigo - levantó la vista hacia él y sonrió -
- Yo ya estaba ansioso por verte de nuevo - contestó, devolviéndole la sonrisa a Laura -
La chica se sonrojó, eso la pilló por sorpresa.Siguieron comiendo, muy animados todos. No hubo un solo momento en el que alguien no hablase. Cuando ya todos habían terminado de comer, la madre de Alan les dijo a él y a Laura que se iban a quedar los adultos un rato hablando, y que podían irse si querían.
Los chicos salieron de casa a dar un paseo, conocer un poco más la zona, ya que Laura llegó hace pocos meses a la ciudad. Alan le enseñó tiendas parques, otros institutos y colegios, incluso gimnasios. Pasaron un par de horas andando por las calles de aquel lugar.
Ya estaban por volver a casa justo cuando la madre de Laura la llamó al teléfono. Quería que volviesen a casa de Laura los dos, que la madre de Alan seguía allí y empezaba a hacerse de noche.
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Otra realidad
FantasíaLaura es una adolescente como cualquier otra, tal vez no tan similar. Creció junto a historias de animales fantásticos y junto a la famosa serie de Pokémon y le encantaba imaginar un distinto mundo donde podías tener "mascotas" tantas como quisieras...