Mañana casi eterna

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La luz del día que entraba a la habitación, gracias a que alguien subió la persiana, cayó en los ojos de Laura y esta despertó cegada. Hizo un amago de estiramiento e intentó abrir los ojos. Alan le miraba, ya alejándose de la ventana. El chico se encontraba algo confundido.
- Buenos días, ¿qué tal has dormido? -
Era Alan quien hablaba.
- Buenos días a tí también. Yo he dormido estupendamente, ¿y tú qué tal? - siguió Laura -
- Muy bien, la verdad. Por cierto, he tenido un sueño algo raro pero a la vez bonito: estábamos fuera de casa, por la noche, y parecíamos frente a un lago y...
Antes de que siguiera contándolo, Laura se adelantó y le dijo:
- Emmm... pues no fue un sueño...-
- ¿Cómo que no? - se extrañó Alan - ¿Y qué era?
- Un suceso real. Alan, eres sonámbulo. -
- ¿Pero cómo puede ser? ¡Sí caminábamos sobre el agua! -

En ese momento, Laura comenzó a contar toda la historia de nuevo, con cada detalle que él probablemente no recordase. Incluso el papel donde dibujó el camino. Un montón de pensamientos rondaban por la cabeza de Alan.
- Nunca había tenido sonambulismo... qué raro - aclaró el chico -
- Pues ten más cuidado de ahora en adelante, nos pegamos una buena caminata, jajaja -

De todas formas, ¿cómo era posible llegar hasta aquel lugar que ni siquiera sabían que existía y caminar sobre el agua? Laura, al ser tan curiosa, quería saber más:
- ¿Tienes algo que hacer esta tarde? Ya que ahora vamos a pescar, se me ha ocurrido otro plan para más tarde - dijo esto con una sonrisa de oreja a oreja -
- Pues...no, no tengo planes. ¿Qué ronda por tu cabeza? Jajaja - respondió Alan -
- Perfecto. ¿Te parece ir a buscar el lago? Tenemos el mapa que dibujé. -
- Atrevido pero trepidante jajaj me gusta la idea. Pero ahora vamos a desayunar, que tengo un hambre...-

Se cambiaron y fueron al salón, donde ya estaban los padres de Laura preparando el desayuno. El padre de la chica había salido a comprar unos churros y chocolate caliente en la churrería que tenían en frente de casa, muy cómodo. Los adultos ya habían desayunado, uno una taza de café y otra una taza de té.

Entonces, los pequeños desayunaron solos. Sacaban teorías sobre qué podría haber pasado para lograr lo que pasó en el lago. Mientras tanto, el padre estaba fuera de casa, preparando material de pesca, y la madre estaba dando un paseo (ella no quería ir a pescar).

Alan y Laura ya habían terminado de desayunar y la chica se levantó para llevar las tazas (en las cuales tomaron el chocolate) y recoger la mesa, pero Alan se ofreció a hacer eso a pesar de que Laura no quería que se molestase, ya que era su casa. Después de llevar las tazas a la cocina, Laura se dio cuenta de que él se había manchado la bastante camiseta con chocolate.

- Oh, te has manchado la camiseta, Alan - señaló la mancha -
- Vaya... tendré que cambiarme...- susurró este -
Y justo en ese momento, Alan se quita la camiseta frente a ella.

Laura instantáneamente sabía que estaba sonrojada porque, a pesar de que sólo eran amigos, no podía dejar de mirarle

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Laura instantáneamente sabía que estaba sonrojada porque, a pesar de que sólo eran amigos, no podía dejar de mirarle. Cuando vió su cara, el chico tenía una sonrisa pícara. Ella prefirió pasar de largo, aunque estuviera prácticamente temblando. Un momento algo incómodo. Tomó la camiseta y la llevó a la lavadora. Al mismo tiempo, Alan fue al dormitorios para coger de su bolsa otra camiseta.

Minutos más tarde, llamó el padre de Laura al teléfono diciendo que podían salir ya de la casa y que estaba todo listo para la excursión. Ambos se pusieron la mochila a la espalda bien contentos y salieron.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2021 ⏰

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