「𝘉𝘳𝘢𝘵𝘵𝘺 𝘉𝘪𝘵𝘤𝘩.」• 𝙏𝙤𝙪𝙮𝙖 𝙏𝙤𝙙𝙤𝙧𝙤𝙠𝙞

006

Te tomaste tu tiempo en procesar las palabras del chico.

―Si, si, y yo me he casado con All Might.

―No bromeó, pero puedes tomartelo de la forma que más te guste.

Estaba intentando jugar con tus pensamientos, preocuparte y manipularte para que hagas lo que él diga o al menos esa era la razón más lógica que se te venia a la cabeza... no le tenías cariño al viejo, pero aún así sería doloroso que alguien como él lo haya matado.

―¿Podrían llevarse a la señorita?... No queremos que las cosas se pongan tensas...

Las otras personas, excepto, Shigaraki, y la adolescente psicópata aún reían, Notaste cómo el enmascarado ya no se encontraba al lado de la chica

―¡Bien yo me ofrezco! ―Dijo la chica, que claramente se ofrecía a llevarte abajo para apuñalarte con su cuchillo.

―¡Si Toga va a ir... yo también quiero! ― exclamó el de traje que al parecer estaba dispuesto a acompañar a la chica a todos lados

―¡¿Una bola de maniáticos va a llevarme?! ―Excalamaste viendo al chico que se encontraba jugando con un aparato.

―Callate niñata. ―dijo Dabi, a quien le habías causado una horrible migraña con tus caprichos.

―¡Callate tú, cara de grapa!

―Esta niña me recuerda mucho a aquel rubio explosivo... ―Se quejo Shigaraki, rascándose agresivamente la alergia de su cuello.

―Shigaraki, por favor mantenga la calma... ¿Podrían llevársela...?

Antes de que pudieras gritar y quejarte el enmascarado te atrapó en una clase de canica verdosa y brillante que probablemente formaba parte de su particularidad y mientras estabas dentro de ella no podías hablar, moverte, ni ver.

༄

Y así, es como terminaste en el 'subterraneo'.

Viendo como aquel hombre de cicatrices que estaba sentado en una esquina te miraba fijamente mientras creaba una llama en su mano y cantaba una canción en voz baja.

Sus llamas azules las cuales apagaba y encendía sucesivamente se reflejaban en sus ojos haciéndolos ver como si fuesen una piedra preciosa, mientras tanto la luz verde que producían los contenedores que por dentro tenían una criatura extraña y deforme iluminaba el resto de su cara y cuerpo.

―Hey cara de grapa, ¿Que hora es?

―Las mismas horas de ayer. ―dijo continuando con su canción.

―¿Escuchaste? El circo perdió a su payaso.

―Solo cállate, yo no quiero escuchar tu molesta voz... Y dudo que tu quieras escuchar la mía.

Seguiste las ordenes del chico, no porque te intimidaba si no porque mientras el estaba distraído tú silenciosamente analizabas el nudo que te mantenía atada a la silla.

No era un nudo muy eficaz, de hecho apenas y mantenía tus manos atadas a la silla, pero desatarse de la silla en ese momento no era una buena idea ya que no estabas segura si ya era de madrugada por lo tanto si intentabas desatarte y resulta que aun no era de madrugada no podrías invocar tu arma de pelea y terminarías atada a la silla de nuevo.

Y él... él lo sabia perfectamente.