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– ¡Hyunjin! – le llamó su madre desde las escaleras – Levántate ya, vas a llegar tarde!

Hyunjin abrió la puerta del cuarto de baño y se asomó por las escaleras, ya vestido.

– Ya estoy vestido, mamá. – dijo sobando sus ojos. – Hace rato que me duché, me acabo de vestir. – terminó.

Llevaba el uniforme azul marino del instituto, unos vaqueros ajustados negros y unas Converse oscuras.

– Anda, si que has ido rápido hoy... – musitó su madre sorprendida. – Pues entonces venga, baja ya a desayunar.

Hwang tomó el desayuno con su hermana mayor y luego pasaron por la casa de sus vecinos para ir caminando todos juntos hasta el edificio.

Allí se encontraron con sus amigos de siempre, la más mayor los dejó con los demás y ella se dirigió dónde estaban las personas de su curso.
Minho saludó con la manos y tiró del brazo de Jeongin para así abrazarlo, éste sonrió con los ojos de una manera tierna dejando los brazos a los costados de su cuerpo, dejando abrazarse.

Bangchan cogió de las muñecas de Seungmin y Hyunjin y tiró de ellos hacia el círculo que habían creado entre todos a unos metros de la puerta.

Changbin y Felix se encontraban en paralelo, más el menor ni siquiera le dirigía la mirada. A Seo le empezaba a preocupar bastante ese tema, así que decidió intentar hablar con él, aún que fuera un poco repentino después de todos los días que llevaban sin hablarse.

Finalmente se abrieron las puertas del instituto indicando que la jornada empezaba de nuevo.

Un tirón de brazo frenó los pasos de Felix, parando en seco. Se giró para comprobar quién era, aún que a decir verdad sabía muy bien de quién se trataba. Se lo quedó mirando, serio, esperando a que empezara a hablar, porque sino lo hacía le soltaría y seguiría su camino a clases; no quería perderse una clase por un tema que le había quedado bastante claro.

– Felix, yo- – empezó – no sé qué te pasa o que has estado pensando este fin de semana, pero quiero saber si he hecho algo que te haya molestado o hecho mal, llevas sin hablarme desde la fiesta de pijamas y te juro que no sé qué he podido hacer, dímelo por favor.

Lee se estremeció un poco, quería hablar con él para aclarar las cosas pero a la vez no quería. El contrario lo soltó y esperó a una respuesta.

Justo cuando el menor iba a hablar Seungmin pasó por su lado y le cogió del otro brazo para evitar que llegara tarde a clase.

– ¡Lo siento Changbin, ya hablaréis luego! – dijo Kim girándose mientras corría agarrando al pecoso.

Seo maldijo entre dientes dando un golpe con el pie al suelo lleno de rabia. Ahora tendría que encontrar una nueva ocasión para intentar hablar con él, aún que sabía que el menor le estará evitando de ahora en adelante incluso más que antes. 

[...]

Llegó el recreo y todos los alumnos salieron aliviados de sus aulas, ya hartos de las lecciones.

Hyunjin esperó al lado de la puerta hasta que "su pequeño" terminara la última parte de un ejercicio que tenía a medias, si ahora lo acababa no tendría deberes que llevarse a casa, lo cual aprovechó.

Jeongin escribió el último número en su libreta ya levantado ansioso por terminar, tiró su lápiz cuando éste dejó de tocar el papel y se dirigió corriendo hacia su hyung con un poco de complicación en la respiración debido a la prisa que se dió.

– ¡Ya estoy hyung! – dijo con falta de aire – Vayamos.

El mayor soltó una risa y se atrevió a pasar su brazo alrededor de los hombros del contrario. Esperaba que no me molestara porque la lucha en su interior que tardó en concluir para al final emprenderse a hacerlo duró cómo una semana entera.

On track || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora