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Jeongin despertó debido a la alarma que tenía programada en su móvil que retumbaba por las paredes.
Quería tener un día productivo y decidió levantarse pronto para ir a hacer la compra semanal y de paso dar una vuelta por el centro.

Presionó el botón de "apagar" que mostraba la pantalla y se reincorporó frotando sus ojitos mientras un bostezo salió de su boca.
Se quedó varios minutos mirando a un punto fijo, al darse cuenta se golpeó suavemente la mejilla regañándose para finalmente salir de su cama.

Se asomó a la habitación de Seungmin, él seguía durmiendo, al igual que sus padres. Bajó sigilosamente las escaleras y desayunó en la cocina los cereales que la señora Kim había dejado encima de la encimera la noche anterior.

Cuando terminó se vistió y agarró la lista de la compra que había colgada en un imán de la nevera y salió por la puerta.

Fue directo a la parada de autobús y esperó hasta que el bus llegó, así llevándolo al centro de Seúl.
Una vez hecha la compra necesaria –y un poco de helado por capricho propio– prosiguió a pagar.

Salió de allí y se abrazó a sí mismo cuando una ola de viento frío golpeó su rostro, provocando un ligero escalofrío.
Se aferró a sí mismo y siguió caminando.

Entró en una cafetería para resguardarse del frío y se sentó en una mesa acomodando las bolsas con comida.
De pronto el delicioso olor a café inundó el lugar, Yang tenía hambre, pero no podía pagarlo, no había traído dinero de sobras, se lo gastó en el helado.
Hizo un puchero y apoyó su mentón en la palma de su mano mientras miraba de forma aburrida la calle del otro lado de la ventana. La gente parecía muy ocupada, caminaban deprisa y se tropezaban entre ellos. Todo el mundo parecían llevar una vida bastante ajetreada.

El sonido de la campanita de la entrada retumbó en la sala, Jeongin se sobresaltó y posicionó su mirada directamente hacia esa dirección. Su sorpresa no fue pequeña al ver allí a Hyunjin. Él también temblaba de frío, tenía la nariz ligeramente roja debido a eso.

Sonrió y agitó su mano de lado a lado para que el mayor supiera de su estancia.

– ¡Hyung!

Hyunjin volteó su cabeza y esbozó una sonrisa al ver allí a su mejor amigo.

– Hey Innie, que te trae por aquí? – preguntó yéndose a sentar en frente suyo.

– Vine a hacer la compra, pero fuera hace mucho frío, así que me metí aquí dentro. – explicó con timidez. De pronto se escuchó su estómago rujir, dejando a Jeongin sonrojado y mirando hacia su barriga enfadado consigo mismo.

A Hyunjin le dió ternura y rió un poco.

– Vaya, tienes hambre?

El menor abultó sus labios frunciendo levemente el ceño por la vergüenza, cruzándose de brazos.

– Venga, te invito a un chocolate, si? – se levantó el mayor.

Jeongin sacudió su cabeza de lado a lado seguidamente mientras hacía lo mismo con sus brazos extendidos.

– N-no, no hace falta hyung. Estoy bien.

– No digas tonterías, he dicho que te invito – volvió a decir ya en frente de la barra de pedidos. – Hola, buenos días. Querría un Americano y un chocolate caliente, por favor. – pidió.

Hyunjin se sentó en su sitio de nuevo y sonrió al menor, quién se encontraba con los brazos cruzados y las mejillas sonrojadas.

– Dentro de poco nos lo traen.

On track || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora