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31 de Diciembre, 17:21 pm.

El castaño se encontraba envolviendo con papel regalo la pulserita color plata que él mismo había comprado para su hyung. Dentro de pocas horas iba a ser año nuevo y quería entregársela ese mismo día.

Claro, si podía ser.

A diferencia de otras festividades, el año nuevo de ese año iba a ser diferente; su grupo de amigos y él no iban a tener la cena juntos, sino que cada uno cenaria con su familia en su perspectivo hogar.

Y ahí se yacía Jeongin, admirando el bonito envoltorio que abrazaba la pequeña cajita donde contenía su regalo especial. Estaba muy ilusionado, a pesar de que su hyung le estuviese ignorando y lo hubiese bloqueado, él estaba seguro de que era un error. No conocía a Hyunjin desde siempre pero sabía perfectamente que él nunca haría nada parecido a lastimar a alguien.

Sonrió de oreja a oreja y sus mejillas se encendieron levemente. Dejó la cajita reposar en su mesita de noche de nuevo y bajó por las escaleras dando pequeños brinquitos para ayudar a la señora Kim a cocinar la comida que se zamparian esa misma noche.

– Hola, en qué puedo ayudar? – preguntó amablemente mientras olisqueaba el delicioso banquete que la mujer preparaba.

– Ay, Innie – le pellizcó levemente su mejilla – eres tan adorable.

El menor rió por ese gesto pero luego agrandó un poco los ojos, sin perder su expresión, para dar a entender que lo preguntaba en serio.

– Cielo, no creo que puedas ayudar en nada más que cortar esas cebollas – rió un poco y le señaló el rincón de la cocina.

– Si, ahora mismo lo hago – caminó hacia allí y sacó un cuchillo del cajón para empezar a hacer su labor como ayudante de chef.

Cortaba la cebolla en rodajas no muy finas como le había pedido la señora Kim, estaba dando su mejor esfuerzo.

– Voy al baño, ahora vuelvo – la mujer sonrió y dejó los utensilios encima de la encimera.

El castaño asintió y continuó con lo suyo, esta vez con un poco más de destreza.

De repente notó movimiento en el otro lado de la calle por su rabillo del ojo, así que giró la cabeza.

Vio lo que parecía una joven pareja caminando. La chica se colgaba del brazo del contrario y éste sonreía devolviéndole un casto beso en su nariz. Jeongin se enterneció por esa escena y se quedó embelesado observándolos.

¿Como se sentiria ser así de querido? Que alguien te cuide y te de mimos, que paséis el resto de vuestras vidas juntos y felices...

No podía evitar pensar en él y Hyunjin en un futuro lejano viviendo juntos siendo pareja, siendo empalagosos como aquella que acababa de ver en la calle.
Que Hyunjin le bese también su naricita o que le acaricie el pelo mientras le abrazaba por la espalda.

Yang suponía que todo eso era un absurdo cuento de hadas para él, era obvio que nunca podría llegar a sentirse así. Él era muy introvertido y tímido, nadie se le acercaría a parte de sus actuales amigos. Además de que no era para nada bonito.

Iba a despertar de sus sueños inalcanzables y volver a la realidad cuando, en cambio, vio a otra pareja pasear.

Pero no una cualquiera.

Nako y Hyunjin.

Otra vez...

Y es que, comparándose con la otra pareja parecían realmente una.
Al igual que la otra chica, Nako se colgaba del brazo del azabache mientras él le sonreía y soltaba carcajadas por algo que le estuviese contando.

On track || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora