La boda - [Creek]

3

Los días pasaron, para conveniencia de todos ni Tweek ni Craig sospechaban nada de lo que se estaba llevando a cabo.

Durante las clases Bebe y Clyde se pasaban notitas planeando a través de estas lo que necesitaban más a quienes necesitaban. Durante los almuerzos se aprovechaban que los tórtolos querían su momento a solas para juntarse en la cafetería y hablar cara a cara. Con los días poco a poco las personas interesadas iban aumentando, primero con las chicas de su clase que, muy emocionadas, se encargarían de la decoración junto a la vestimenta de los encargados; segundo con algunos chicos de su curso que, aunque confundidos, apoyarían pasando la voz para los invitados sin que los dos "próximos casados" se enterasen así como conseguir contactos/objetos para las chicas.

La noticia silenciosa del matrimonio fue agrandándose a tal punto que toda la escuela sabía, incluido los profesores.

— ¿No crees que se te está saliendo de las manos? —Preguntó Tolkien, él y Clyde se encontraban en la casa de este último en espera de Bebe y Jimmy para su informe.

— ¿Mh? ¿Qué quieres decir?

— Osea, todo la escuela ya lo sabe, no me sorprendería que para este punto ya el chisme este por todo el pueblo. *Explicó el de ropas moradas esperando que con eso su amigo entendiera a dónde quería llegar. Al ver la cara de confusión del contrario continuó.— En cualquier momento los padres de Tweek o Craig o los mismos Tweek y Craig se van a enterar. No creo que sus padres hagan algo pero Craig si es capaz de sacarte la mierda.

La declaración asustó a Clyde.— Ya, pero ambos están muy metidos en su nube rosa. —Restó importancia para apaciguar su miedo.— Si no han podido descubrirnos todos estos días no lo harán hasta el día del casamiento. —Rió nervioso.

Black pudo decir algo más pero toques en la puerta los interrumpieron. Como anfitrión, Donovan fue a abrir a sus invitados.

Barbara entró con una tablet en mano junto a Jimmy, ambos se acomodaron en la mesa del comedor.

— Bien, ya tenemos casi todo listo. —Habló Stevens mostrando en la pantalla de su dispositivo una lista de tareas.— Las chicas ya han empezado a decorar el patio de Tolkien, Los trajes de los novios los tengo en mi habitación, Wendy y los chicos ya se encargaron de pasar la voz con la advertencia de no decirles nada a Tweek y Craig. —Rió cómplice.— Los Tweak me llamaron hace poco diciendo que no podían casar a su hijo si ellos no ponían la mesa junto a la torta. Jimmy ya se encargó de hablar con ellos y llegamos a un acuerdo. —Su compañero asintió divertido.— Uh- Big Gay Al y el señor esclavo también nos llamaron hace días, ellos se encargarían de los vestidos y trajes de las damas de honor/madrinas, Wendy, Nichole y yo; y también el de los padrinos, osea ustedes. —Señaló a cada uno.

— ¿Cómo se enteraron ellos? —Preguntó Black, el chisme recién había salido de su colegio hace no mucho.

— El Sr. Garrison no se aguantó y le contó todo a su ex. —Rodó los ojos Bebe.— Como sea, como músico y presentador tenemos a Jimmy. Como niño de las flores tenemos a Kenny, como niño de los anillos tenemos a Butters; después... —Mientras pensaba golpeaba levemente la mesa con sus uñas murmurando unas cosas extras como las flores, la recepción que seguía siendo la casa de Tolkien, el número de asientos, los/as voluntarios/as para recibir y servir a los invitados, las chicas que ayudarían para arreglar a Tweek, y un largo etc. Eso hasta que cayó en cuenta que faltaba algo.— ... No tenemos quien los case. —Habló asustada.

— ¡¿Ah?! ¡¿No dijeron que iban a hablar con el padre Maxi?! —Se alteró Clyde.

— ¡No me alcanzó el tiempo! —Se defendió Barbara. Deja su tablet en la mesa para seguidamente llevar sus manos a sus cabellos por estrés, cree poder entender ahora por qué Tweek lo hacía.— Agh, sabía que estaba olvidando algo.

Clyde, Tolkien y Jimmy se vieron con pena, Stevens era la organizadora junto a Donovan, pero ella se había estado esforzando más que todos para que saliera perfecto, era obvio que llegaría a estresarse.

— Tranquila Bebe. —Calmadamente empezó el castaño adicto a los tacos.— Nosotros nos encargamos de esto. —Se señaló a él y sus amigos.— Tú sigue con el resto.

La rubia los vio seguros, no es como si pudiera desconfiar de ellos de todos modos así que más tranquila solo asintió sonriéndoles.