Capítulo 1. Despertar

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La puerta se cierra tras su espalda, antes de dar el primer paso, Shouto suspira.

Tan sólo unas cuantas horas antes había despertado luego de la peligrosa batalla, en ese momento se encontraba en una habitación de hospital, blanca y con olor a menta, sus amigos esperando y la garganta adolorida. Su madre y hermanos habían ido a verlo, Fuyumi lucía realmente preocupada, Natsuo denotaba arrepentimiento y Rei... Fue toda una sorpresa que desestabilizo a Shouto unos segundos, por supuesto, era consciente de la gravedad de la situación, cada día parecía haber un nuevo hecho en su familia que aportaba otro problema, sin embargo, la presencia de mamá significaba cosas muy importantes, 1. Que todo esto tendría un fin. 2. Que el tema era demasiado delicado.

Ver a su padre llorar mientras hablaban de Touya... Fue extraño, incómodo por mínimo, no obstante, en ese momento no podía darse el lujo de simplemente salir corriendo por no saber manejar la situación.

En todo caso, el de cabello bicolor volvía a su habitación. Aun manteniendo una postura tranquila y sabiendo lo que debía hacer, la realidad en su interior era demasiado distinta, una mezcla de preocupaciones y temores incrustados.

Shouto sabía que forzosamente tenían que detener a Dabi, como familia era algo que le debían a Touya y a sí mismos, sin embargo, el miedo por las consecuencias no iba a desvanecerse, ¿Y sí no lograban llegar a Touya? ¿Y sí alguien moría tratando de detenerlo? Detener a su hermano mayor fue el deseo que llego en cuanto despertó, las ganas de ayudarlo cuando hablo con su familia. Él quería hacerlo... Pero la presión que sentía era igual o mayor.

— ¡Bájenme idiotas! ¡Tú, cara de sapo, suéltame! —

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— ¡Bájenme idiotas! ¡Tú, cara de sapo, suéltame! —. La paz del hospital se ve masacrada por los recientes gritos nacidos del pasillo, acompañados por una marcha que acapara toda su estrechez.

— Deja de gritar, hay más personas aquí —. Regaña Sato con una mueca, los balbuceos del rubio sólo incrementan.

— ¡Dije que estoy bien! —. Brama nuevamente, tironeándose desesperado, luchando por su libertad. Bakugou es prácticamente arrojado cuando están lo suficientemente lejos, no de forma intencional, simplemente es el rubio quien sigue removiéndose como un gusano bañado en sal y Tsuyu ya había aflojado su lengua.

— Bakugou, sería más apropiado si esperas a que los doctores aprueben las visitas a la habitación de Midoriya —. Comenta la chica sapo, tocándose la mejilla.

— ¡Si hombre, no vamos a estar todo el tiempo para detener tus estupideces! —. Se queja Mineta.

La garganta de Katsuki se contrae totalmente preparada para el siguiente grito, sin embargo, este nunca consigue salir. — ¿Todoroki? —. Pregunta inconscientemente en cuanto ve la característica cabellera bicolor, Shouto detiene su caminar, alzando el rostro con lo que Katsuki piensa, es un gesto muy inapropiado para ese bastardo inexpresivo.

El de ojos heterocromáticos tuerce los labios, su mirada se cristaliza, el gesto parece guardar muchas emociones que Shouto en este momento no sabe manejar, la rabia de Katsuki se disipa con un raro pinchazo de preocupación.

El invierno llegó tarde ese veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora