Capítulo 11. Dolor

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Retrocedamos...

La sonrisa torcida se negaba a desaparecer de su rostro luego de que Basho y Mono le contaron sobre la repentina desaparición de Endeavor y su pollo de relleno, Dabi era consiente de que su plan tenía un único factor de riesgo y este era que su padre o su novio estuvieran husmeando o aparecieran al momento de acción, no obstante con esta hermosa y agradable noticia, ¿Cómo iba a dejar de sonreír? Si no fuera completamente en contra de sus planes, se pasaría a saludar a AFO sólo para agradecerle tener a su papi tan ocupado persiguiendo su culo.

Touya se encerraba por horas solamente para tirarse en el suelo e imaginar la cara que pondría Enji al enterarse, todo el dolor que había estado sufriendo finalmente tendría un verdadero propósito, un final terriblemente apropiado para alguien como él.

El joven albino sonríe, relamiendose los labios repentinamente sediento, sale del cuarto para buscar un poco de agua fresca encontrándose de paso a una concentrada Toga afilando sus cuchillos.

— Más te vale no arruinarlo —. Murmura el chico con esa expresión fría e inestable, la menor alza la vista.

— ... —. Ella permanece concentrada en la punta filosa del arma.

Touya da una rápida visita a Doku, la chica tiene los brazos llenos de cortes con sangre todavía fresca escurriendose entre los vendajes, él únicamente sonríe, pues eso es más que suficiente para que ella entienda que debe hacer.

En los siguientes días serían los más importantes y ella no podía fallar.

Toga es la primera en salir a la mañana siguiente en compañía del indiscutiblemente salvaje y hambriendo Mono, el par va hasta la zona asignada, esperando pacientemente la aparición del chofer pues la rutina de Natsuo siempre era la misma y ese día no iba a ser la excepción.

El joven Todoroki de ojos grises tenía como costumbre ir a recoger los materiales de trabajo de la universidad todos los jueves sin falta, pues bajo las condiciones precarias las clases se habían visto interrumpidas, por lo cual, los profesores de las escuelas que no manejaban héroes enviaban trabajos a casa e impartían clases de vez en cuando en zonas seguras.

El chofer de la familia sale a escena, conduciendo como todo un buen ciudadano, eso es precisamente lo que aprovecha Mono, corriendo a la calle sólo para que el hombre se detenga de golpe. El chico de aspecto delicado y manchas rosadas lloriquea fingiendo estar asustado, esto provoca que el conductor se muestre preocupado y por ende, salga del vehículo para auxiliarlo.

Ese fue su peor error, pues tan pronto como cierra la puerta, Mono se le tira encima, arrancando un trozo de la piel del brazo, Toga se apresura para drenarle la sangre y beberla, de ese modo, la etapa dos del plan inicia, mientras el chico devora al pobre hombre, la señorita se transforma en él y sube al vehículo para continuar su trayecto.

Algo que ellos habían notado es que el chofer siempre se llevaba el auto de Endeavor para mayor comodidad al momento de llevarlos y traerlos, además, él todo el tiempo se quedaba callado, Toga no tendría que fingir o intentar nada, pues Natsuo tampoco hablaba en el camino, el plan no tenía ni una sola falla, así que solo debía llegar al hogar.

La chica se detiene para esperar a que el albino salga, Natsuo de hecho no tarda demasiado dejando la casa a los pocos minutos, Toga emprende camino.

La mirada de Natsuo es distraída, mirando a través de la ventana con una nostalgia bastante evidente, él se siente cansado y abrumado en partes iguales, su vida dio un giro muy brusco, por lo tanto se siente poco preparado para afrontarla, hay tantas cosas que debe saber, reconocer, aceptar y perdonar que se le revuelve el estómago siendo incapaz de vomitar.

El invierno llegó tarde ese veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora