–––5–––
Liessel Brown.
Miré por unos segundos a la muchacha quien me había robado la cartera.
Unos largos segundos.
Solté un bufido y rodé los ojos para no verle la cara. ¿Tanta caradurez para robarme, burlarse de mí, y ahora resulta que trabajamos juntos? Iríamos juntos a Brasil.
Creo que a lo largo de mi narración ya dije muchas veces lo increíble que son las cosas.
Pero esto es increíble.
Me levanté del sillón y me dirigí con mucha rapidez hacia la muchacha, la tomé por su brazo izquierdo y la obligué a seguirme para llevármela más alejado de los empleados, o de mi familia.
La chica se quejó haciendo pucheros, está bien, creo que fui un poco bruto, pero no podía controlarme.
– ¿Puedes parar, Ryan? – se quejó nuevamente y logrando soltarse de mí. – Me lastimas, imbécil.
– ¿Se puede saber que broma es esta? – le solté con mucha rabia, pero no levanté la voz para que nadie nos escuchara. – ¿Acaso tu eres Liessel Brown?
Mis ojos grises fulminaban sus ojos verdes. Logré detectar desesperación en ello, como si fuera que se estaba preparando para este momento.
– Si. – me espetó levantando la barbilla para verme mejor. – Pero todo tiene una explicación, solo que… – me intentó “explicar” lo que me hizo pero la callé para responderle.
– ¿Qué explicación Liessel? Me robaste, me dejaste sin nada, para que luego me la devuelvas intacta, con tu número telefónico, y ahora resulta que trabajamos juntos. ¿Te burlas de mí?
– No, no, no, yo no sabía…
– ¿Qué…? – la interrumpí. – ¿Qué trabajábamos juntos? – solté una risa ahogada. – Esto es demasiado. – le dije, con un tono de decepción. – Tienes suerte de que no reportaré esto.
Creo que Matt tenía razón. Era demasiado “bueno” como para no reportar este hecho a mi padre, porque si así fuera, Liessel podría despedirse de su trabajo.
Me dispuse a dejarla sola en ese rincón, pero antes de que me alejase más de cinco metros, ella me gritó que la esperase. Yo me giré frunciendo el ceño, preparándome para enfrentarle, pero ella resbaló por el suelo.
La tomé por sus hombros intentando atraparla antes de que caiga, pero la fuerza de su peso me desequilibró a mí también, y caímos ambos al suelo.
Ella terminó encima de mi pecho, pecho contra pecho, y nos quedamos mirándonos por un buen momento. La profundidad de sus ojos verdes me demostraba miedo, pero a la vez ternura. Sus cabellos rubios se estamparon contra mi cuello, y nuestros rostros estaban a solo unos centímetros de distancia.
Bajé la mirada hasta sus labios inconscientemente, y ella pareció notarlo porque hizo lo mismo. Su corazón empezó a acelerarse a cada segundo, lo notaba porque nuestros pechos estaban prácticamente pegados. Me dio un aire de ternura por un momento.
¿Pero... por qué? Si no podía sentir más de decepción por Liessel.
Recordé en las típicas telenovelas cuando los personajes protagónicos se miran por una eternidad, y fue cuando me di cuenta de la realidad, y me aparté con un poco de dificultad.
Esto no es una telenovela. Es la realidad.
Me precipité a levantarme ayudándola a hacer lo mismo. Ella acepto y la noté bastante nerviosa. Por un momento, todos mis sentimientos de rabia y enfado se esfumaron. Pero más tarde que nunca, volvieron.
– Ten más cuidado. –le dije rodando los ojos y dirigiéndome a la sala de estar, pero en el camino, encontré a un par de ojos de color verde esmeralda mirándome, o mejor dicho, mirándonos.
Matt soltó lo que podía decirse una media risa mezclada con asombro. Giró sus ojos mirando detrás de mí, e hice lo mismo. El miraba a Liessel con una expresión simpática, y con una sonrisa burlona, y ella no tardó mucho en teñir sus mejillas de rojo.
Y ahí descubrí que era muy tierna cuando se sonrojaba.
– ¿Se puede saber por qué…?– iba preguntando Matt, cuando me precipité a acercándome a él tomándolo por sus hombros y obligándolo a callar y seguirme para la entrada de la mansión.
– Mira, no salgas con el chisme, no pasó nada, ¿De acuerdo? – le rogué a los dioses para que me hiciera caso, pero el solo levantó una sonrisa burlona en su rostro, acompañado de diversión en sus ojos.
– Mis ojos no me dicen eso…
– ¿Recuerdas la “advertencia” que me hico Mason esta mañana? – él pareció captar las consecuencias que tendría si él se enteraba de lo ocurrido, y asintió con firmeza. – Es mejor que no se malinterpreten las cosas.
– Pero entre nosotros… – comenzó a murmurar en busca de una respuesta satisfactoria pero lo interrumpí antes de que dijese alguna locura.
– ¡Que no pasó nada!
– Si claro… – me dijo guiñándome el ojo. – Por cierto… Por lo de esta mañana… – comenzó a disculparse, pero lo había olvidado con todo lo que acabó de pasar con Liessel. Esa chica es una bruja. – Lo siento… de verdad.
– No te preocupes, ya pasó. – le dije dándole unas palmadas en su hombro y sonriéndole de oreja a oreja.
Era mi mejor amigo, no quería estar peleado con él, total, todos cometemos errores.
– Siento interrumpir pero… – escuchamos la voz rasposa de Liessel acercándose a nosotros. – Ryan, digo, Señor Smith, debemos partir al aeropuerto.
Puaj, odio que me digan señor o cosas así. No me tomen a mal pero me deja muy viejo.
¡Joder, que solo tengo 23 años!
– Dime solo Ryan, porfavor.
Ella me regaló una sonrisa tímida de boca cerrada y avanzó hacia la puerta principal perdiéndose de vista.
– Para que no pase nada… No le quitas los ojos de encima. – escuche a Matt murmurándome al oído y cuando me di cuenta, llevaba mirándola un buen rato.
Negué con la cabeza sonriendo como un bobo y me dispuse a seguirla.
****
Hola mundo!!
Capi extremadamente corto para mi gusto, pero bueno ya conocimos a la bella Liessel.
¿Que les parece? ¿Les gusta Liessel? ¿Les gusta Ryan?
Hablen, critiquen, voten...
Gracias a los que votan y a los que leen...
Un abrazo!
ESTÁS LEYENDO
¿Para Siempre?
Romantik¿Puede una broma traer buenas consecuencias? Cuando parecía que las aguas de la vida de Ryan se calmaran, conoce a una muchacha, pero no precisamente en las mejores circunstancias. El cree odiarla y por ende, no quiere saber nada más de ella, pero e...