Capítulo 10 - Una menos.

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Una menos.

– Me explicas… ¿Qué hacemos exactamente aquí? –  oí a Liessel tras mío, le di una sonrisa burlona y la obligué a continuar. – Es en serio... ¡Ryan!

– No creerás que nos quedaremos ahí, expuestos a cualquier gente… 

– Prefiero quedar expuesta a gente, que a bichos y animales raros. ¿Y si tienen rabia, Sida, o tal vez el Ebola? 

No pude soportar sus quejas, que solté unas carcajadas. En serio, esta chica es un show.

– En primer lugar, estamos en América del sur, aquí no hay muchas posibilidades de que haya Ebola. – dije y ella se sonrojó, pero algo me decía que lo sabía, y que simplemente lo dijo por broma. – Segundo. Rabia y Sida tal vez, pero no creo que sea probable. 

Ella me fulminó con la mirada y cuando se adelantó murmuró algo como: “Ya verás, ya verás…”. Me reí con fuerza y le di un beso rápido en su mejilla. Ella se sonrojó y negó con la cabeza, sonriendo como boba.

Llegamos a lo que podría decirse una roca medianamente alta. Ella me miró incrédula de lo que podría pasar ahora, y yo solo elevé una ceja, y señale con la cabeza por encima de la roca.

– No…

– Escala…

– No lo haré, Ryan.

– Entonces te quedarás con tus amiguitos con sida y rabia, y quien sabe ebola… –dije levantando una sonrisa burlona. Ella bufó y me lanzo dagas imaginarias con su mirada. Ya continuación, se dispuso a escalar la no tan alta roca.

En serio, debo confesarles que pensé que la escalaría sin problemas. Era una jodida piedra como de tres metros, y ni siquiera estaba por completo en vertical. En fin, que cuando estaba a punto de llegar, su pie resbaló y cayó directo a mí.

– ¿Por qué… siempre acostumbras a caer…. sobre las personas? – logré balbucear, cuando logré reincorporarme, con la espalda de Liessel en mi pecho. Ella rio algo tímida y se dispuso de nuevo a escalar, murmurándome un “lo siento”.

– Dime si no te gusta este lugar… – murmuré cuando estaba sentado junto a Liessel, a la orilla del mar. 

Nos encontrábamos en otra playa más o menos oculta, que quedaba tras la roca enorme, sentados bajo unas mantas que bajé del coche. El viento nos soplaba con una delicadeza extrema, creando un ambiente agradable.

– Es… realmente bello. – murmuró con la vista al horizonte del mar.

Nos quedamos con la vista al mar por unos minutos. No fue un silencio incómodo, fue un silencio agradable, uno en el que te acuerdas de todo lo que pasaste con la otra persona. Las bromas, La sopa del avión... En fin. Esta muchacha estaba creando algo raro en mí. No estaba preparado para comenzar una relación, y ni siquiera para gustarme de alguien.

Cuando mas ahogado estaba en mis pensamientos, me fijé en que Liessel ya no estaba a mi lado, sino que estaba entrando al mar, con un camison morado quele quedaba expectacularmente sexy. En serio... no se que le pasa a esta muchacha

– ¡Oye! –  grité cuando el agua le llegaba hasta las pantorrilas. Ella se giró con una sonrisa divertida, y parecía que sus ojos verdes resaltaban en la oscuridad. – Te moriras de frío si sigues...

Ella caminaba hacia atrás mirándome fijamente. Yo solo sonreía tontamente, esperando a que se tropezara y cayera enterita al agua. Al parecer los dioses escucharon mi petición, porque cuando el agua llegó a su cintura, ella perdió el equilibrio, se balanceó bruscamente y el agua, de un segundo a otro le llegó al cuello.

Ella soltó chillidos temblando frenéticamente la cabeza y soltando risas ahogadas. Yo me senté y el agua llegaba a mis pies, observandola y riendome del espectáculo que me estaba montando.

– Te reto... –  me dijo amenazadome con un dedo. Yo negué con la cabeza.

– No lo haré.

– Si no vienes... –  Liessel empezó a decir cuando derrepente se undió por completo.

Me desesperé al momento, y rápidamente me saqué la camisa que tenía y me apresuré a llegar en donde ella acababade undirse.

– ¡Liessel! – grité cuando no la encontraba por ningun lugar. 

El agua ya llegaba a mis hombros, y aún no tenia señales de ella.

¿Que diré ahora? ¿Quienes son sus padres? ¿Se creerían si les dijera que fue supcionada por un pulpo de tres cabezas? Dios esto es frustrante.

Cuando menos me lo esperé una figura salió del agua moviendose irregularmente. Pegué un grito de miedo y ella me miró, con la profundidad de esos ojos que me matan por dentro.

Liessel soltaba carcajadas apuntandome. Fruncí el ceño y me dispuse a salir del agua. La verdad no me lo esperaba, no estaba molesto pero en verdad me dió un susto de muerte.

– ¡Espera! Tengo algo importante que decirte. 

Me giré sin saber exactamente que esperar. Intentaba poner la expresión mas seria que pudiera, pero su sonrisa encantadora y esos ojos llenos de diversión no me ayudaron mucho en el intento de seriedad. Levante una sonrisa tímida y le pregunté que pasaba.

– Gritas como niña. 

Y fué ahi cuando se rió con mas fuerzas. Oh esto no se quedará así, estamos en el mar, a altas horas de la noche, sin que nadie nos viera. Es perfecto para cobrarle unas cuantas cosas. Muchas cosas.

– y tú... –  la corté acercandome bruscamente, uniendo su cuerpo al mío. – mereces que te cobre unas cuantas cosas. –  murmuré. Ella frunció ligeramente el ceñoy luego dudando intentó safarse de mis brazos. pero no se lo permití.

Cuando mas inquieta estaba saqué fuerzas de mi interior y le arraqué el camison de su cuerpo, dejándola con su ropa interior expuesta. 

Joder si que estaba buena...

Ella lanzó un grito de sorpresa y se apresuró a undirse hasta su cuello para que no la viera. Una pena, realmente quería examinarla m{as a fondo.

– No te atrevas. –  me amenazó a no salir del agua dejandola ahí sin nada. 

– Parece que me lees la mente, preciosa... –  murmuré levantando el camison para que este fuera de su alcance. –... porque eso es lo que haré.

– No... 

– Tomatelo por toda una de las bromas u accidentes que me causate desde que nos conocimos. Una menos.

– ¡Esto no es justo!

– Te lo mereces... y más...

Escuchaba a ella quejarse y gritarme lo mas fuerte que podía, no pude evitar soltar carcajadas mientras que, sexymente salía del agua como modelo. Me giré y ella aún estaba con el agua hasta el cuello, fulminandome con la mirada.

Cuando llegué a la arena me senté sobre las mantas y seguía observandome con su típica mirada asesina, mientras que gritaba cosas como "¡Te lo cobraré, lo juro!".

Me acosté usando el bolsón de mano que traje con más ropa como almohada. Ella pareció ofenderse y me amenazó que no podía dejarla alli expuesta. Había dejado el camisón colgada en una rama, mas atras donde estaban algunos árboles.

Me dormí escuchando sus gritos y sus amenazas. No sin antes lanzarle un beso y burlarme aún mas de ella.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2015 ⏰

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