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— Jade dime dónde está Joshua

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— Jade dime dónde está Joshua. — la tomo por los hombros y ella me mira asustada.

— Arriba ¿Pero qué está pasando? Dime por favor.

— Ya no hay tiempo ¡Sígueme!

Corro buscando las escaleras, ni siquiera espero que Jade venga detrás de mí, subo rápidamente en cuanto las encuentro y me detengo en la planta de arriba, el corredor con las habitaciones parece infinito pero no hace falta buscar en cada una de ellas cuando escucho los golpes de las cosas al caer.

Avanzo hasta la cuarta puerta y me encuentro a Darío encima de Joshua en el suelo golpeándolo sin control. Intento detenerlo pero Darío es muy grande y mi mano inservible no me ayuda para nada.

— ¡Dios mío! — en la puerta Jade acompañada de quién creo es la señora que limpia la casa están estupefactas.

— ¡Ayúdenme! — suplico intentando Jalar a Darío con una sola mano. Jade está paralizada en la puerta pero la señora en cuanto me oye huye del lugar, supongo que a buscar ayuda.
— ¡Jade maldita sea ayúdame!

Muerta de miedo ella llega hasta mi pero en vez de ayudarme a jalarlo toma una lámpara de la mesita de noche y golpea a Darío en la espalda.
El se separa de Joshua y se retuerce en el suelo gritando de dolor.

— Mierda — susurra Jade con las manos temblorosas sosteniendo la lámpara.

— Jade ¡¿Que mierda hiciste?!

— Lo-lo siento no sabía que hacer — suelta la lámpara y se agacha junto con Darío intentando ayudarlo. — Darío... Cielo ¡Perdóname! Yo... ¿Qué te pasa? ¿Por qué hiciste esto?

Me gustaría decirle lo que la sabandija se su primo hizo pero ya no quería que más personas se involucraran, además que Jade es la única persona que Linett no tolera en este mundo y no sabía si lejos de ayudar iba a perjudicarla.

Joshua se encuentraba inconciente en el suelo y aunque la vez pasada me había sentido muy orgullosa de como lo golpearon en está ocasión estaba muy asustada. Nunca le desearía la muerte a nadie. Y el hecho de que Darío podría ir a la cárcel si esto pasaba a mayores me asfixiaba.

— Jade ayúdame tenemos que llevarlo al hospital.

Jade que no había notado la gravedad de la situación se levantó del lado de Darío y se inclino sobre Joshua para examinarlo.

— ¡Dios mío! Ali el-el esta...

— ¡No! — la tomé de la mano obligándola a mirarme — No digas tonterías. Solo ayúdame a levantarlo y llevarlo al auto.

Jade asintió y cada quien lo tomo de un brazo, con todo el cuidado que cargar un hombre de setenta kilos podría permitir lo levantamos, pasamos sus brazos por encima de nuestra cabeza esperando que así fuera más fácil llevarlo. Pero contra todo pronóstico era casi imposible caminar con él.

EL CHICO SOÑADO  💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora