Debía darme prisa Eric llegaría en cualquier momento y no estaba ni siquiera cambiada.
Era una suerte que se decidiera meter al curso de poesía en la universidad, de otra manera tendría que irme con Jade hoy también y tener que aguantar a Sahira durante los 10 minutos que duraba el trayecto.
Detestaba que Linny viviera lejos de aquí. Amaba subirme a su motocicleta y sentir como el aire volaba mi cabello — aunque solo fueran las puntas por llevar casco — era lo más cercano a la libertad que nunca tendría si me quedaba aquí.
El claxon de un mini cuper sono y supe que había llegado, me asome por la ventana y le sonreí en disculpa, su cara de "siempre es lo mismo contigo" me hizo reír. Me apresure a terminar de vestirme y bajé a toda prisa.
Mis padres se encontraban en el comedor desayunando y con todo el ruido por supuesto que se dieron cuenta de mi presencia, valiendo me salí sin despedirme. Mirna decía que podía lamentarlo algún día pero yo sabía que no, una cosa era que fueran mis padres y otra muy diferente es que se merecieran mi respeto.
— Tanto te tardaste para eso — se quejo Erick apenas entre en el auto, azotó la puerta para molestarlo y un gruñido abandona su garganta, me tengo que aguantar las ganas de carcajearme. Miro mi playera toda arrugada y me encojo de hombros.
El estilo no es lo mio.
Además de que odio tener a alguien trabajando para mí, por eso Mirna tiene prohibido tocar mis cosas y asear mi habitación por lo que yo lavo mi propia ropa y bueno... ya se habrán dado cuenta que lo de planchar no es lo mío.
— Ya se que te mueres por mi no tienes que disimular. — le guiñó un ojo, me acomodo el sostén que se me entierra en una costilla y me recargo en la puerta doblando mi pierna para verlo fijamente.
Sus ojos siguen mis movimientos y niega con la cabeza, mi zapato no toca el asiento de lo contrario ya estaría chillando que los bajara.
— Si pudiera sacarme de mi cabeza la imagen de tu cabello lleno de piojos te hubiera besado hace mucho tiempo. — contesta sonriendo descaradamente.
Me lanzo sobre el y le golpeó el brazo, Erick se queja pero ríe al mismo tiempo.
— Eres un idiota ¡tu también tuviste! — le recuerdo y me cruzo de brazos indignada.
— ¡Por qué tu me los pegaste! — grita aún sobándose el golpe.
— ¡Ya! Cállate y avanza — le gritó empujándolo, Erick se ríe y pone el carro en marcha.
— Salvaje — me dice.
Lo conozco desde los siete años cuando llegue a vivir aquí, vive en la casa de alado y mi papá conoce al suyo fue imposible no verlo cuando fueron sus padres los primero en darnos la bienvenida.
Con el paso del tiempo nos hicimos mejores amigos hasta el punto de pegarle los piojos en quinto grado, porque por si fuera poco íbamos en el mismo salón.
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EL CHICO SOÑADO 💕
Roman pour AdolescentsDonde los sueños cobran vida y el amor comienza a fluir, Alina de ese lugar debe de huir... Pues el tiempo es corto y Alina lo sabe, su propósito no puede esperar ni por Tristán ni por nadie... Y mientras lucha por no convertirse en la marioneta del...