Capítulo 9. ¿Amor de amigas?

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Narra Neferet.

Estaba entrenando cuando vi corriendo hacia acá a un hombre, supuse que era del que tanto hablaban, el humano que apareció en la orilla del mar, así que cuando se acercó me hice notar

-hola guapo, a donde vas tan de prisa-

Volteó buscando quien causaba esas palabras y entre sus agitaciones por correr con una sonrisa muy amable me respondió-

-Hola que tal, vengo a entrenar, son ordenes de Saf... digo la reina Safira-

Le devolví la sonrisa, con el rabillo de mi ojo pude divisar que se acerca la antipática de Romina, sintiéndose la reina del universo, que fastidio, volteé mi mirada nuevamente al nuevo y lo abracé, sentí su sorpresa y su mirada angustiosa en dirección a Romina, supuse que estos dos se traen algo así que con más fuerza lo sujeté y como se había vuelto mi pasatiempo molestarla, lancé palabras en busca de una discusión.

-Otra vez tarde su alteza, gracias por el regalo-

Sentí una mirada fulminante de su parte pero no me dirigió ni una sola palabra.

-ya veo por qué te adelantaste-

Le habló al humano, sus palabras derramaban ira y mi satisfacción crecía.

-Romina, a ella ni la conozco sabes bien que llevo pocos días aquí-

Efectivamente tenían algo, mis sospechas cobraban valor cada vez más.

-Tranquilo que no me debes explicaciones-

Eran evidentes los celos de Romina, así que me negaba a soltarlo mientras me volvía a dirigir hacia ella.

-Enserio me piensas ignorar?-

Mi cara de felicidad por molestarla era evidente.

-Neferet, me acabo de levantar y obviamente tu voz es lo último que quisiera escuchar-

Bingo, la molesté, no sabía que su alteza sintiera celos por alguien insignificante como un humano.

-está bien mantendré mi boca ocupada en la de tu novio-

No podía aguantar mi risa al ver su mirada asesina, enserio estaba furiosa.

-por cierto, no es mi novio así que haz lo que te plazca-

Me sentía victoriosa de haber molestado a su majestad, inmediatamente el extraño me apartó de él y con una mirada un tanto fría me dijo:

-Lo siento tengo que irme, por cierto me llamo Benjamín-

Ni siquiera me molesté en responderle, se dio vuelta y salió corriendo detrás de esa perra, que fastidio. Sentí que alguien se acercó a mi con una voz delicada.

-Neferet, de nuevo detrás de Romina...-

Me di vuelta para toparme con los hermosos ojos miel de Eider, esa igual a mi, somos simples hijas de guerreras, pero muy buenas en combate.

-Hola Eider, recién levantada?-

Le sonreí mientras veía como frotaba sus ojos y bostezaba.

-si, anoche no pude dormir muy bien, y tú? Neferet- 

tocaba mis mejillas con sus dulces manos mientras preguntaba, así que asentí con la cabeza. Eider y yo hemos sido amigas desde muy niñas, la verdad antes también lo éramos de Romina pero dejamos de serlo luego de nuestra primera olimpiada, en fin no hablemos de ella, no tengo interés en contarles su vida.

-Eider con que arma entrenarás hoy?-

-Espada, hace mucho que no practico y después del ataque de las sirenas me di cuenta que estaba algo oxidada-

-muy bien, entonces entremos con espadas-

Le sonreí mientras me dirigía a tomar un par de ellas, tenemos suerte pues el campo de entrenamiento se encontraba despejado, pero me detengo al sentir que me halaron del brazo, volteo a ver y era la mirada seria de Eider.

-Neferet, necesito hablar contigo...-

Algo intrigada le respondo.

-si, por supuesto dime, todo bien?-

Sentí su suspiro muy profundo antes de responder.

-no lo se... no me gusta tu obsesión con Romina, aparte de ella existo a tu al rededor-

-Eider... no te estoy entendiendo, tu más que nadie sabe que molesto a Romina por diversión-

-lo se, lo se es solo que... me molesta-

La miré algo confundida.

-entonces debo suponer que me estás pidiendo que deje de molestar a Romina, eso es lo que te molesta?-

La miré con algo de rabia mientras soltaba mi brazo de agarre.

-No, no Neferet no me estás entendiendo, me molesta ver que tienes toda tu atención en ella, me molesta que me ignores por verla a ella-

Vi esos preciosos ojos llenarse de lágrima, se me estaba declarando?, es decir no tengo nada en contra de eso pero... siempre me han gustado los hombres, no sabía como reaccionar.

-Eider... yo, yo no se que decir, sabes que te quiero muchísimo, has sido mi mejor amiga durante tantos años...-

-Neferet, no te estoy pidiendo que correspondas mis sentimientos, solo... solo necesitaba que los sepas-

Se acercó lentamente y me dio un beso en la mejilla, se alejó un poco y con una sonrisa lanzó sus palabras, muy dentro de mi no quería escucharlas.

-Neferet... te quiero, por favor no mires a otras, no al menos mientras esté yo presente, eso me lastima mucho-

Pasé saliva y con una sonrisa algo forzada me armé de valor para hablarle.

-está bien Eider... pero por ahora no puedo corresponderte tu sabes que yo...-

-tranquila se perfectamente tus preferencias y no quiero que te sientas obligada a quererme, con tenerte cerca soy feliz-

Pasó su mano sobre mi cabello y con una sonrisa se dio vuelta y se retiró del campo. Quedé atónita, sin palabras, mi mejor amiga se me había declarado...siempre me pareció hermosa pero nunca la había visto como mujer, tengo que pensar mucho esta situación, pero por ahora seguiremos siendo lo que somos, muy buenas amigas.


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