Capítulo 10. Elfos, Orcos y una Misión

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-Mi reina, el líder de los elfos solicita verla con suma importancia, ¿lo dejo pasar?-

Safira asintió con su cabeza e inmediatamente Amy abrió las puertas permitiéndole el paso a esa pequeña criatura, quien se inclinó para saludar.

-Su majestad, desesperadamente solicito su ayuda, hemos sido invadidos por los orcos pero nuestros poderes ya no son suficientes, han caído muchos en nuestro bosque y temo por mi hogar-

Se pudo apreciar una mirada indecisa en la reina escuchando las palabras del pequeño, tocó su barbilla y respondió.

-Y que te trae a nosotros? por qué no pedir ayuda al clan de hombres?-

-Mi señora, por supuesto que asistí ante ellos pero me negaron su ayuda, ellos me enviaron aquí-

-Tienes algo que ofrecernos por la ayuda? después de todo mis chicas son las mejores en fuerza física-

-Por supuesto mi señora, estoy al tanto de lo que sucede con su hija, uno de mis elfos lo ha visto, puedo ayudarla, con mi poder puedo ayudar a que pueda controlar los que ya posee-

-con tu poder?-

-si mi señora, es decir puedo ver a través de su corazón, puedo estabilizar sus emociones, eso ayudará, es todo lo que puedo ofrecer-

Safira se levantó y tomó las manos del elfo.

-Muy bien, espera mientras llamo a los que te acompañarán, pero recuerda, si no cumples tu palabra seremos nosotras quienes los destrocemos-

-No se preocupe mi señora, así será-

-perfecto; Amy llévatelo y trae de inmediato a Romina, Benjamín, Neferet y a Eider-

-Estás segura? ellos no son los mejores amigos que digamos-

-solo obedece y no cuestiones-

Enseguida Amy salió con el elfo y llamó a los 4 elegidos para la misión.

Narra Romina.

Al recibir el llamado de mi madre, Benjamín y yo salimos enseguida, pero no tardé en notar una desagradable presencia.

-Que hacen ellas aquí?-

Las miré de pies a cabeza y noté sus expresiones algo decepcionadas de verme.

-He convocado a los 4 para una misión, el bosque de los elfos está en peligro, han sido atacados por un ejército de orcos y necesitan de su fuerza para salir ilesos, al menos los que quedan con vida-

-y teníamos que ser los 4?-

-si Romina, los 4 tengo a 3 de mis mejores guerreras y a... Benjamín-

Mi madre sonrió y continuó.

-Amy haz pasar al elfo-

-enseguida mi reina-

Amy salió y en cuestión de segundos entró con la pequeña criatura.

-Necesito cobrar el favor por adelantado ya que ellos son solo 4 y ustedes tienen a un ejército completo que enfrentar-

Favor?, no entendía de que hablaba mi madre.

-Si mi señora-

El elfo se acercó a Eider, tomó sus manos, cerró sus ojos y susurró palabras que mis oídos no pudieron escuchar; pasaron un par de minutos y pude ver  dibujarse enredaderas en su brazo mientras emanaba una luz verde de sus manos, este ser inmediatamente soltó sus manos.

-con la muerte de mis compañeros obtuve sus poderes, encapsulándolos, así que te he otorgado el poder de sanación-

Terminando esas palabras se acercó a Neferet y de la misma manera tomó sus manos, y cubriéndolas de una luz violeta se dibujaron enredaderas al rededor del ojo izquierdo de Neferet.

-te he otorgado el poder de la adivinación, pero solo puedes ver lo que pasará un par de minutos antes de que ocurra-

Era el turno de Benjamín, lo miró y enseguida dirigió su mirada a la reina.

-Un humano? como puede salvar mi bosque un simple humano, carecen de inteligencia-

No pude evitar reírme al escucharlo refunfuñar por Benjamín.

-Mi querido elfo, él es el responsable de que Romina halla despertado sus poderes-

No muy convencido tomó sus manos y una luz marrón lo cubrió mientras trazaba líneas curvas en su mano derecha.

-Humano, te he confiado el don de la tierra, puedes utilizarla a tu antojo en batalla, pero tienes que medirte, tu fuerza espiritual no es igual que la de ellas-

Benjamín asintió con su cabeza, en un instante se dirigió hacia mi y me miró algo desconcertado al ver que sujetaba mis dos armas.

 -Mi niña, por qué tienes tus armas fuera de ti?-

No entendía a que se refería.

-Siempre las llevo conmigo-

fue mi respuesta ante su pregunta, pero noté su cara agraciada por mi respuesta, me tomó de mis muñecas y una luz dorada emanaba de sus manos, sentí un calor en mi pecho, de repente empecé a notar que mis manos brillaban, era un aura negra que las rodeaba, enseguida vi a mis armas entrar por mis manos, INCREIBLE!!! mi cuerpo se acaba de tragar mis armas favoritas; noté el mismo dibujo de las otras chicas pero los tenía en otros lugares, primero se me formó en el brazo izquierdo, luego en la pierna derecha y finalmente en mi cuello.

-He ordenado tus sentimientos-

Fueron sus palabras antes de soltar mis manos y retroceder unos 5 pasos.

-Al inicio solo le ayudaría a la princesa con sus poderes, pero he decidido confiarles la vida de mis compañeros en sus cuerpos, para utilizarlos solo deben desearlos e imaginarlos... por ejemplo tú...-

Me señaló haciéndome pegar un pequeño brinco del susto.

-Ahora tus armas están en tu espíritu, visualiza su forma en su mente y desea tenerla en tu mano-

Al inicio pensé que estaba loco pero nada perdía con intentarlo, así que imaginé la forma de Brisa y deseé tenerla en mi mano, parecía cosa de un sueño, mis manos volvieron a tener esa aura negra mientras de una de ellas salía mi preciada alabarda.

-Impresionante... pero como la regreso?-

-Novis, significa revertir, cuando tus labios pronuncien esa palabra tus armas volverán a ser uno con tu espíritu-

El elfo se acercó a mi madre e hizo reverencia.

-Mi señora, he cumplido con mi parte, ahora es su turno-

-Por supuesto, vayan con él, tomen algo de comida y agua para el camino y enseguida retírense de la aldea, espero que tengan éxito en su misión y regresen completos-

Hicimos reverencia y nos retiramos junto con el pequeño, por alguna razón sentía que éramos un equipo aunque teníamos diferencias no aclaradas; sin derramar una sola palabras empezamos nuestro viaje hasta el bosque de los elfos, ¿Qué nos depara el destino? no lo se, solo se que fácil no será.



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