Muchos Brawlers tenían vidas interesantes, con cosas emocionantes por hacer. Pero este no era el caso de Edgar. Un adolescente malhumorado que aparentaba tener menos años de los que en realidad tenía.
Brawltopia era una ciudad grande, con varias zonas completamente diferentes entre sí pero de alguna forma lograban que funcionara perfectamente. Era casi tan diferentes como los habitantes de aquel lugar. Desde personajes que parecían salidos de una clásica película del Lejano Oeste, hasta máquinas con vida propia.
A pesar de todas las diferencias, todos se llevan bien, salvo uno que otro problemas con pandillas, la comunidad parece ser funcional. Tanto que de vez en cuando se realizan eventos en equipos de tres. Tanto para las personas como para turistas que quieran intentarlo.
Es aquí que Edgar consiguió su primer empleo. Se encargaba de las entradas de "Starr Park", como denominaron al lugar donde los eventos se realizaban, lugar con diferentes temáticas que varían más con el tiempo. Aunque el joven odiaba trabajar cerca de gente, era mejor que estar en la tienda con Colette.
Ella era una gran (y única) amiga del muchacho, pero era riesgoso estar en una misma habitación con ella, en especial con su obsesión con los jugadores de los eventos. Siempre hablando de los Brawlers y su libro intentando conseguir autógrafos y uno que otro "Recuerdo", como los denominaba ella.
Aunque eran amigos, ella nunca le hablaba de su familia, ni de su pasado, aunque él tampoco le preguntaba por ello. Pero de alguna forma lograron tener una amistad lo suficientemente fuerte para hacer que Edgar viniera a vivir a Brawltopia. Incluso le ayudó a conseguir una casa propia, pequeña, pero suficiente para el muchacho.
Su rutina, solo era levantarse, arreglarse e ir a trabajar hasta altas horas de la noche si tenían mucha clientela. Luego iría con Barley por algo de comer y beber para ir a su casa de una vez. Aunque tuviera días libres, prefería estar trabajando que convivir con los otros Brawlers fuera del lugar.
Las cosas eran así la mayoría del tiempo, salvo las constantes visitas de Colette quien arrastraba al muchacho a eventos, lugares y/o casas de algunos Brawlers, de mala gana, pero iba. Al menos no iba a ser alguien huraño, no bajo la vigilancia de Colette.
-Sigo sin entender porque me haces hacer esto... -Dijo siendo arrastrado por el brazo.
-¿Porqué me dejas? -Dijo divertida tirando emocionada.
-Porque alguien debe de controlarte... -Suspiró cansado. Siendo su amigo, debía de cuidarle de hacer el ridículo o de pasarse de la raya.
-Vamos... ¡Eres mi excusa para ver a Piper! -Hizo un pequeño puchero.
-Lo soy, y luego me dejas de lado. -Bien conocía la rutina, le presentaba a la gente y luego casi se olvidaba del lugar. Y en especial Piper, ya que tenía un crush con ella y Colette aprovecharía cada oportunidad para verle.
-Por favor~ -Decía con cierta súplica sin soltarlo.
-Te odio...
-Y yo te adoro... -Sonrió victoriosa tirando de nuevo al camino mientras se veían multitudes acercándose a una camioneta con algunas cajas.
El menor se preguntaba que era lo que ocurría, pero Colette era Colette y no le soltaría y menos siendo el boleto para hablar con la rubia que tanto le gustaba. Edgar podía notar que ella estaba feliz, ya que tarareaba por lo bajo una canción en específico, aunque no sabía cual era ni lo que decía, sabía que ella la tarareaba cuando estaba feliz.
-¡Oh! ¡Hola Colette! ¡Hola Edgar! -Saludaba la francotiradora desde la entrada del parque que tanto adoraba admirar en las épocas llenas de flores.
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Odio Amarte Tanto
FanfictionByron siempre era conocido por ser aquel mercader de carácter difícil y sombrío. O al menos, así lo percibía Edgar al verlo tratar con los demás Brawlers. Pero... ¿Qué pasaría si descubriera la verdadera personalidad del Médico tras esa máscara? S...